martes, 17 de octubre de 2006

¡Un lujo que no podemos darnos!

Javier Paz García

Cuando una empresa contrata a alguien para una posición, busca o debería buscar a la persona más calificada para tal posición. Cuando alguien compra algún servicio, digamos el servicio de un médico, elige o debería elegir al médico más idóneo para desempeñar tal servicio.
Ahora supongamos que existen dos candidatos para una posición y la empresa contrata al candidato menos capaz para el puesto. Como resultado de esta elección, la empresa no se desempeñará tan bien como lo hubiera hecho si hubiese contratado al mejor de los candidatos; en pocas palabras, la empresa será ineficiente. Una empresa ineficiente produce menos cantidad o menor calidad, y hace menos dinero del que ganaría si fuese eficiente. Como resultado, el país produce menos (la producción de un país es la suma de la producción de cada individuo o empresa que lo compone), hay menos dinero para distribuir entre sueldos, dividendos e inversión, el estado recibe menos impuestos, y el nivel de desarrollo del país es menor. De igual manera, cuando no elegimos al médico más apto, el valor del servicio que recibimos es menor, con efectos similares para el país.
Es claro que si es solamente una empresa o una persona la que no contrata al más idóneo para algo, la ineficiencia es minúscula y sin efectos significativos para el país. Pero si existen muchas empresas y personas con este comportamiento, el efecto será significativo en el desarrollo del país.
Bueno, ¿Y a qué viene todo esto? Después de todo, ¿quién en su sano juicio contrata a sabiendas al menos idóneo? La respuesta es que más de uno. Cuando no se contrata a un ingeniero civil porque es mujer; cuando una mujer con todas las cualidades necesarias para ser ingeniera civil decide no serlo porque sabe que, por ser mujer, le será más difícil encontrar trabajo; cuando no se usan los servicios de un médico, solamente porque este tiene la tez muy oscura o apellida Mamani; en todos estos casos estamos potencialmente descartando a personas más capaces y eligiendo a otras menos competentes para tal oficio. ¡Este es un lujo que no podemos darnos!
Cada vez que en la compra de un servicio excluimos a alguien basados en factores totalmente irrelevantes y externos al servicio que esa persona va a desempeñar, estamos discriminando. Imaginemos que el director técnico de un equipo de fútbol elija a sus titulares basado en quienes son los más bonitos de su plantel, o que un bufete de abogados en busca de un nuevo abogado para la firma, elija a su candidato basado en quien tiene las orejas más redondas. Por más ridículos e inverosímiles que estos ejemplos parezcan, la discriminación laboral que aquí describo es totalmente análoga a estos ejemplos.
La discriminación, en todas sus formas, es dañina, retrograda y limitante del desarrollo nacional. Por lo tanto, luchar contra la discriminación no es solo un imperativo moral, es también una necesidad económica.
Fayetteville, 05/02/06.
El Deber, 11/02/06.

1 comentario:

Bruna Romero Melgar dijo...

Mencionastes que estamos dispuesto a contratar una persona menos capacitada en comparacón a la otra, ahora yo te presento una causa que esta presente en muchas sociedades, y la cual se ve día a día en la sociedad cruceña.

Y es nada mas y nada menos que la recurrida "muñeca" a las que todos, o muchos hijitos de papá recurren, puede que por que se hayan pasado el tiempo esperando el viernes de joda como mencionastes antes en otro articulo, o simplemente por que sabien que lo tenian ya todo solucionado debido al apellido, o la cuenta bancaria del papi.
Nosotros lo que estudiamos en el extranjero nos hemo dado cuenta de a poco que para abrirnos el camino en el mercado laboral en donde nos encontramos, pues nuestras herramientas son todas aquellas cosas las cuales nos han costado tanto conseguir mediante muchas noches de desvelo, y mucho mucho cafecito caliente, las que se encuentran resumidos en 2 o 3 paginas, es decir nuestro C.V.
Pero a pesar de ser un completo "anonimo" en un pais distinto al nuestro, la gran recompensa al final del día es saber que estas donde estas gracias a tu lucha, y tu esfuerzo y tu empuje. Claro esta el agradecimiento a tus padres, y la gente que te apoya, pero no asi, a la muy recurrida "muñeca", tan comun en nuestra sociedad cruceña.