domingo, 30 de junio de 2013

El Estado de bienestar brasileño

Javier Paz García
Brasil está viviendo una ola de protestas generalizadas de la población que exige mejores servicios públicos a un menor precio, menos corrupción y una priorización del gasto público.
El caso sirve para ilustrar algunos de los problemas de un Estado de bienestar. El Estado de bienestar es un híbrido entre libre mercado y socialismo, donde existe la propiedad y la actividad privada combinada con altos impuestos y un Estado que redistribuye recursos e interviene fuertemente en la economía. Nunca, ningún político va a anunciar que sus acciones benefician a una minoría en perjuicio de la mayoría de la población y que además generan subdesarrollo y pobreza crónicos. Los políticos brasileños no son la excepción en este sentido, pero sus políticas hacen precisamente esto. El proteccionismo brasileño, bajo el argumento de proteger la industria nacional y las fuentes de trabajo, encarece los productos y reduce las opciones a millones de ciudadanos que se ven privados de comprar productos extranjeros de mejor calidad a menor precio. Esta restricción significa un mayor costo de vida para millones de brasileños. Los beneficiados son poderosos empresarios vinculados a los partidos políticos que pagan para mantener esos privilegios.
Los elevados impuestos son utilizados para subvencionar ciertos servicios como salud, educación y transporte. El casi monopolio del Estado en la otorgación de estos servicios ocasiona lo que ocasionan todos los monopolios: un servicio caro y de mala calidad. Por supuesto, la gente podrá creer que el servicio no es caro y que incluso es gratis, porque no se da cuenta que ese servicio lo pagan ellos mismos a través de sus impuestos.
La corrupción existe en todo sistema político, pero un Estado de bienestar como el brasileño, como sus presupuestos inflados, con sus grandes programas sociales, con sus medidas proteccionistas listas para beneficiar a tal o cual empresario, es idóneo para magnificar el problema. La solución habitual a la corrupción es cambiar a una pandilla de corruptos del partido de turno, por una nueva pandilla de corruptos perteneciente a otro partido político. Pocos entienden que mientras no se modifiquen los incentivos perversos del sistema político, la corrupción no puede disminuir.
Brasil, al igual que el resto de Latinoamérica, vive una bonanza gracias a los precios internacionales de las materias primas. A medida que esos precios se estabilicen o caigan, el barco empezará a hacer aguas.
Santa Cruz de la Sierra, 23/06/13

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miércoles, 26 de junio de 2013

Los orígenes del Gran Hermano

Javier Paz García
En 1949 George Orwell (1903 – 1950) publicó la novela “1984”, que narra la vida de un individuo que vive bajo un régimen totalitario que todo lo vigila, todo lo sabe y mantiene a la población bajo el mayor control posible. Este régimen se hace llamar el Gran Hermano. Desde entonces, no es infrecuente que se tilde de Gran Hermano a un gobierno que trata de controlar, reprimir y saber todo lo que hacen sus habitantes.
Saber y controlar todo es el nirvana de cualquier dictador. Pero incluso líderes que no podemos calificar de dictadores tienen la tentación de aumentar su poder y entrometerse en las vidas ajenas. El gobierno de Barack Obama se encuentra actualmente en esa situación. El problema es que Obama no es presidente de alguna nación sudamericana donde los gobernantes están acostumbrados a invadir la privacidad y violar la ley con impunidad. Los norteamericanos son muy celosos de sus libertades civiles y políticas y su derecho a la privacidad; y enterarse que el gobierno tiene acceso a millones de llamadas telefónicas, correos electrónicos o conversaciones de Facebook no les ha gustado para nada. Ellos tienen claro que el poder del gobierno debe tener ciertos límites y que los gobernantes deben respetarlos. Richard Nixon, tuvo que renunciar a la presidencia por un escándalo similar: el espionaje de las oficinas del partido demócrata en Watergate. Hoy Obama no pretende espiar a un partido, sino a toda la población. De pronto el presidente que suscitó tantas esperanzas en su país, que afirmó que tendría la administración más transparente se ve envuelto en oscuras aventuras de espionaje a su misma población: una acción más propia de dictadores que de quien se autodenomina “líder del mundo libre”. A eso se suma el escándalo por la utilización de la agencia de impuestos para amedrentar a organizaciones civiles vinculadas al partido republicano y vemos que poco o nada hay de transparente y ejemplar en la conducta del gobierno norteamericano.
Los ciudadanos estadounidenses tienen todo el derecho de sentirse indignados por el accionar del gobierno de Obama, similar al Gran Hermano orwelliano. Es importante que hagan sentir esa indignación para forzar al gobierno a ponerle un alto a su accionar. Sería fabuloso que ese ejemplo también lo siguieran los ciudadanos de todo el mundo contra las medidas abusivas de sus gobiernos.
Santa Cruz de la Sierra, 16/06/13

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martes, 18 de junio de 2013

Movimiento al Socialismo

Javier Paz García
Ese es el nombre del partido político en actual función de gobierno. Y cuando un partido con ese nombre pretende implementar el socialismo en Bolivia ¿de qué nos podemos extrañar? ¿O es que alguien creyó que éste iba a ser un gobierno autonomista, descentralizador, respetuoso de la libertad y la iniciativa privada? ¡Pero si el discurso de Evo cuando era cocalero es el mismo de ahora!
Y para los que no saben en que consiste el socialismo, éste se basa en el control de los medios de producción por parte del Estado. Dentro de ese esquema es perfectamente lógico que el MAS quiera nacionalizar los hidrocarburos, las minas, el agua, la electricidad, las tierras, etc. Es perfectamente lógico que intente destruir a los sectores privados y tomar su lugar. Es perfectamente lógico que se oponga a las autonomías, porque no puede existir un gobierno socialista y autonomista, eso es un oxímoron. El socialismo, en su significado pleno y real, significa control de los medios de producción y planificación centralizada.
Significa también la existencia de un partido único, que en los tiempos actuales se logra sin la necesidad de abolir los partidos de oposición como lo hicieran Lenin o Hitler, sino simplemente persiguiendo a sus líderes, llenándolos de juicios, cortándoles las fuentes de financiamiento, amenazando a los empresarios que no den muestra de sumisión al régimen. Y quien sea tan tonto para creer en eso de la cultura de la paz que tanto pregonan los socialistas bolivianos no tiene más que leer un poco de historia y la misma literatura socialista desde Marx hasta ahora para darse cuenta de que los socialistas son orgullosamente favorables a la violencia, siempre que no sea usada en contra suya. Y los hechos corroboran esta afirmación: el incendio de la prefectura de Cochabamba, la aprobación forzada de la nueva constitución, el cerco a Santa Cruz (que por cierto impulsó a sus líderes a legítima e ineficazmente buscar mecanismos de autodefensa), el montaje de Pando con muertes incluidas para sacar de camino a un gobernador opositor, la destitución de gobernadores y alcaldes opositores a sola acusación del gobierno central, el ataque terrorista a un medio de comunicación en Yacuiba, el uso permanente y escandaloso de los bienes del Estado para propaganda a favor del gobierno y la lista de arbitrariedades y abusos puede seguir y seguir.

Santa Cruz de la Sierra, 09/06/13

Desabastecimiento en Venezuela

Javier Paz García
De pronto es noticia mundial la cantidad de papel higiénico que consumen los venezolanos, junto con fábulas sobre presuntos planes malévolos elucubrados por la oposición para evitar que los venezolanos se puedan limpiar el trasero adecuadamente y así hacer quedar mal a Nicolás Maduro. Ante tal noticia me sentí tentado a escribir un artículo proponiendo que la falta de papel higiénico se debía a que los venezolanos comían más que antes gracias a las exitosas políticas del socialismo cuyo modelo es Cuba, ejemplo de abundancia. No me imaginé que sería un ministro del propio gobierno venezolano quien me ganaría a publicar el sarcasmo. En Venezuela no solo falta papel higiénico, también falta carne, harina, leche, etc. ¿Debemos suponer que los habitantes de aquel país caribeño han desarrollado un apetito voraz, tal vez producto del cambio climático causado por los países capitalistas y que por tal motivo se comen las cosas antes de que lleguen a los supermercados? ¿O tal vez han desarrollado un método para eliminar a los tan vilipendiados intermediarios que lucran al interponerse entre el productor y el consumidor y que por tal motivo se ven los estantes vacíos? O tal vez el desabastecimiento es un invento de la oposición. En fin, cualquier teoría conspirativa es válida para librar de culpa a los culpables de destrozar a un país que nada en petróleo. 
Lo curioso es que si Hugo Chávez luego de subir al poder, no hubiera hecho absolutamente nada, Venezuela estuviera mejor; incluso si entre él y su partido hubieran robado el doble o el triple de lo que han robado, con no hacer nada más, Venezuela estaría mejor. Pero en el afán de controlar todo, de centralizar todo, de acabar con cualquier atisbo de libertad y liquidar a cualquiera que osara contradecir al caudillo es que fueron ahogando la iniciativa privada, poniendo trabas a la innovación y al comercio, y terminaron en el desastre en el que están y del que no van a salir por mucho tiempo. El problema no es de producción: Bolivia no produce automóviles y no hay desabastecimiento de los mismos y hay muchos países que no producen papel higiénico, y no por ello sufren la falta de este material. El control de precios, el tipo de cambio oficial alejado de la realidad económica, los controles cambiarios, las trabas burocráticas a la exportación e importación son los causantes de la debacle venezolana. Ojo que Argentina va por el mismo camino.
Santa Cruz de la Sierra, 02/06/13

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sábado, 1 de junio de 2013

El lucro y la educación

Javier Paz García
No es mi propósito en estas líneas criticar la educación estatal sino criticar la intromisión del Estado en la educación privada con ánimo de lucro y criticar a aquellos que quieren abolirla.
Pocos atributos humanos reciben tanta mala (e injustificada) propaganda como el ánimo de lucro. Y los epítetos aumentan cuando se asocia el lucro con actividades como la educación. Es común la posición de que la educación no debería ser privada, ni estar sujeta al ánimo de lucro.
Para refutar esta posición voy a presentar tres argumentos. En primer lugar, los principales responsables de la educación de los hijos son los propios padres. Deben ser los padres quienes decidan cómo y dónde educar a sus hijos. Cuando el Estado prohíbe la educación privada les quita potestad a los padres. De hecho los regímenes autoritarios (cuya característica común es intentar controlar el pensamiento y la información) prohíben o controlan la educación privada.
En segundo lugar, si el Estado en una sociedad multicultural está dispuesto a abolir la educación privada, ¿va a establecer escuelas para cristianos, musulmanes, judíos, ateos, budistas, etc.? Este no es un punto de poca importancia. Un sistema educativo privado permite que los ciudadanos se organicen de acuerdo a sus necesidades y creencias propias, en cambio los sistemas estatales son centralizados y homogéneos.
El tercer argumento es económico. Es un hecho que la competencia en un mercado libre mejora la calidad y baja los precios. Lo mismo sucede en la educación.
Argüir que existen escuelas privadas de mala calidad no es suficiente, por dos motivos. 1ro.- porque la educación estatal en promedio es peor que la privada. Basándonos en la calidad, sería el sistema estatal el que debería cerrarse. 2do.- porque el padre no está obligado a inscribir a sus hijos a un colegio que considera de mala calidad y si la educación privada no es de su agrado, tiene la opción de inscribirlos en escuelas públicas.
Otro argumento frecuente es el de los que cuestionan que algunos, por su capacidad económica, puedan adquirir una educación mejor a la de otros. Este es el argumento de la envidia, de los que proponen igualar para abajo. Con los envidiosos y resentidos no vale la pena discutir, ellos no utilizan la razón, la lógica, ni forman sus opiniones de acuerdo a argumentos y refutaciones, sino que son guiados por la maldad y la envidia de ver a otros en mejor situación que ellos.
Santa Cruz de la Sierra, 26/05/13

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Noticias de Venezuela e inoperancia continental

Javier Paz García
Son preocupantes las noticias que llegan desde Venezuela. 1.- Las elecciones se llevaron a cabo sin la presencia de misiones de observación imparciales y confiables. 2.- Existieron indicios de fraude denunciados por la oposición. 3.- El organismo electoral se negó a hacer el escrutinio de los votos en su debido momento. 4-. Una ministra anunció estar preparando la celda para alojar al líder de la oposición. 5.- En la Asamblea Nacional se les negó la palabra a los representantes de la oposición. 6.- En la Asamblea Nacional miembros del partido de gobierno propinaron una golpiza terrible a algunos asambleístas de la oposición, ante las risas del presidente de la Asamblea. 7.- El presidente de la Asamblea Nacional amenazó con poner en práctica “ideas locas” para poner en su sitio a la oposición. 8.- El presidente en ejercicio Nicolás Maduro aseguró conocer quienes no votaron por él en las elecciones.
Todo esto debería ser suficiente para poner en acción los mecanismos continentales en defensa de la democracia y sin embargo apenas existen reacciones. Con esta actitud, la izquierda continental queda totalmente desprestigiada en cuanto a la defensa de la democracia y los derechos humanos que tanto se ufanan en utilizar contra los gobiernos dictatoriales del pasado. La afirmación de Maduro, en cuanto a saber quiénes no votaron por él es sumamente grave tanto si es cierta como si es falsa. Si es cierta, demuestra que el sistema electrónico de votación no respeta el secreto del voto. Si es falsa, de todas maneras representa una amenaza y una intimidación contra quienes no votaron por el partido de gobierno, algo inaceptable en una verdadera democracia.
Por supuesto, esperar una reacción en defensa de la democracia de regímenes como el de Evo Morales, Rafael Correa o Cristina Fernández sería equivalente a esperar que Videla critique a Pinochet por abusos contra la disidencia. Estos son regímenes, que al igual que los de Videla, Bánzer y Pinochet en su época, estaban dispuestos a lo que sea por mantener el poder y parte de ello consistía en cubrirse las espaldas los unos a los otros.  
Uno esperaría otra reacción de gobiernos como el Brasil, Chile o Méjico, y de organizaciones como la OEA o la ONU, pero todos han preferido no molestarse ni molestar. Habrá que preguntarse más adelante para qué sirven estas organizaciones y todos los documentos que se firman en defensa de la democracia si a la hora de la verdad quedan en letra muerta.
Santa Cruz de la Sierra, 19/05/13

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