sábado, 30 de enero de 2016

Dos caminos hacia la desigualdad

Javier Paz García
Imaginemos una población de 10 personas donde cada persona caza y consume 1 pato al día. Esta sociedad tiene una total igualdad de ingresos. Ahora supongamos que entre dos personas se asocian, dejan de cazar patos pero afilan unas piedras y entre ambos van a visitar al resto de los pobladores uno por uno para amenazarlos con matarlos y obligarlos a entregar medio pato diario. Esta sociedad pasa a tener dos ciudadanos con 4 patos cada uno y ocho ciudadanos con medio pato cada uno; es una sociedad más pobre y más desigual.
Ahora imaginemos un escenario alternativo donde un ciudadano descubre que arando la tierra y sembrando trigo puede tener un pato y un kilo de trigo al día. En este caso la sociedad ha aumentado su riqueza y también su nivel de desigualdad. Sin embargo, nadie ha sido perjudicado con respecto a la situación inicial, nadie ha reducido su consumo o ha sido extorsionado y despojado del fruto de su trabajo. En este caso nadie debería considerar la desigualdad como algo detestable, inmoral o injusto. Al contrario, la innovación poco a poco se propaga y empieza a beneficiar al resto de los ciudadanos que también experimentan una mejora en sus niveles de vida.
Estos ejemplos hipotéticos ilustran de manera sencilla el desarrollo de las sociedades modernas tanto hacia el estancamiento y la pobreza en unos caso como hacia la prosperidad y la riqueza en otros. El primer caso es típico de las tiranías, dictaduras y populismos socialistas donde una élite captura el poder político y lo utiliza para perpetuarse en el poder y enriquecerse. Este tipo de enriquecimiento siempre es de suma cero, es decir, para que alguno gane, otro tiene que perder. La riqueza de los Chávez en Venezuela, los Castro en Cuba o las monarquías del Medio Oriente no proviene de la creatividad y el trabajo de sus beneficiarios, sino de su capacidad política para subyugar y expoliar al resto de la población. En cambio la riqueza de Henry Ford o Steve Jobs no provino de robarle a nadie, sino de innovar en productos y procesos de tal manera que millones de personas estuvieron dispuestas a adquirir voluntariamente sus productos. Esto no es una alabanza inequívoca hacia los empresarios. Por ejemplo, Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo ha construido su fortuna utilizando sus conexiones políticas para adjudicarse monopolios.
La desigualdad no es un problema, el problema fundamental está en crear el marco institucional que incentive la innovación y no permita la captura del poder político en manos de unos pocos.
Santa Cruz de la Sierra, 24/01/16

http://javierpaz01.blogspot.com/

domingo, 24 de enero de 2016

Perdiendo nuestra patria potestad

Javier Paz García
Dicen que si largamos una rana a una olla con agua caliente, inmediatamente salta para salir, pero si la metemos en agua a temperatura normal y vamos calentándola paulatinamente, la rana se quedará plácida hasta morir. No es infrecuente ver una situación similar con relación a los derechos y libertades de las personas: los gobiernos que intentan reducir los derechos y libertades de la población de forma abrupta, son frenamos por las protestas y el rechazo incluso violento del pueblo, pero cuando las usurpaciones pequeñas y espaciadas en el tiempo, la gente las acepta mansamente.
En Bolivia hemos vivido una década de disminución de nuestros derechos civiles y políticos. La libertad de expresión y prensa, el acceso a una justicia independiente y oportuna, los derechos de propiedad en general han sufrido serios retrocesos. Paulatinamente también estamos perdiendo nuestra patria potestad. Los padres cada vez tienen menos tuición sobre la educación formal de los hijos. Digo educación “formal”, porque los padres educamos a nuestros hijos desde que nacen y los valores (que es lo más importante de la educación) inevitablemente se inculca en el entorno familiar. Pero no es lo único y los niños necesitan aprender historia, matemáticas, escritura, ortografía, sintaxis, ciencias naturales, etc. y para ello acuden a colegios.
Siendo la educación una responsabilidad de los padres (y no del Estado como piensan muchos), los padres deben tener el derecho a involucrarse y determinar las áreas de educación que quieren para su hijo. En ninguna parte esto es más evidente que en el área religiosa. Por ejemplo, en la mayoría del mundo occidental consideraríamos una aberración obligar a padres musulmanes a que sus hijos se conviertan al catolicismo.
En Bolivia el Estado está cada vez más involucrado en la educación de nuestros hijos. Determina a qué edad deben entrar al colegio, qué deben aprender en cada etapa, hasta ha dispuesto que ya nadie puede aplazarse y repetir curso, aunque no tenga los conocimientos suficientes para entrar al siguiente nivel, lo cual a la larga es un perjuicio para el niño. En fin, el Estado se atribuye una serie de prerrogativas sobre la educación privada formal que atentan contra la patria potestad de los padres. Creo que, como la rana, los padres nos estamos dejando cocinar.
Santa Cruz de la Sierra, 17/01/16

http://javierpaz01.blogspot.com/

sábado, 23 de enero de 2016

La primera rebelión cruceña

Javier Paz García
Don Hernando Sanabria Fernández en su Breve Historia de Santa Cruz narra que luego de la muerte de Ñuflo de Chaves en octubre de 1568 los cruceños nombraron a don Diego de Mendoza para sucederle. El Virrey de entonces, don Francisco de Toledo, decidió reemplazarlo y nombró a Juan Pérez de Zurita. Cuenta don Hernando que “No les pareció bien a los poblanos de Santa Cruz el injusto reemplazo, y a la primera ocasión se rebelaron en franca actitud subversiva. Pérez Zurita fue desposeído del mando y devuelto al Virrey, que por entonces se encontraba entre Potosí y Charcas. Toledo montó en cólera y  decidió acabar con la insurgencia de los cruceños, enviando contra ellos una expedición de castigo cuyo mando asumió en persona.” Toledo no pudo llegar hasta Santa Cruz de la Sierra, pero la ciudad cayó en una lucha civil que duró cerca de dos años hasta que el Virrey mandó cartas ofreciendo perdón a todos e invitando a don Diego de Mendoza a que lo visite. Don Diego aceptó la invitación y al llegar a Potosí fue arrestado por orden del Virrey y degollado.  Más adelante el autor indica: “La rebelde actitud del vecindario y el despejo con que se manejaba en gracia a su alejada situación de los centros rectores del virreinato, no pudieron menos que despertar una sorda inquina para con la ciudad de la selva. Virrey y audiencia estaban conformes en que era necesario hacerla desaparecer o por lo menos quitarle valía y preeminencias”.
Esta sería la primera rebelión cruceña en una serie que probablemente está lejos de acabar y que muestra rasgos que caracterizan a los cruceños hasta ahora: el aprecio por la libertad y la autonomía, la rebeldía y el valor para rechazar lo injusto, el ingenio y la capacidad para valerse por sí mismos. Muestra tal vez la inocencia y la demasiada confianza en la palabra empeñada por otros. Finalmente muestra que la actitud recelosa, traicionera, abusiva y cobarde de los altoperuanos hacia nuestra región es de larga data. Las investigaciones de Gabriel René Moreno confirman la inquina y el actuar rastrero y traicionero de los altoperuanos en los inicios de la República, actitudes que continúan hasta nuestros días.
Volviendo al libro de Sanabria Fernández, éste nos cuenta que “para dar pábulo a la altanería y arrogancia de sus gentes, el rey Felipe concedió a la ciudad el título de ‘Muy Noble y muy Leal’”. Los cruceños debemos enorgullecernos de nuestra altanería y arrogancia, de nuestra manera de decir las cosas de frente y de lo que los altoperuanos califican como atrevimiento y malcriadez.
Santa Cruz de la Sierra, 10/01/16

http://javierpaz01.blogspot.com/

sábado, 16 de enero de 2016

¿Cuándo entrará en crisis Venezuela?

Javier Paz García
Los últimos años he escuchado reiteradas veces planteamientos sobre la posibilidad inminente de que Venezuela entre en crisis. Y cuando escucho este tipo de interrogantes o augurios yo me preguntó ¿Acaso Venezuela no está en crisis hace muchos años? ¿Acaso llegar al punto donde no hay productos básicos como la leche o el papel higiénico no califica como una crisis? ¿Acaso entrar a un almacén y que le digan luego de una cola de horas que solo puede comprar un jabón no es digno de arrancarse los pelos? ¿Acaso tener una de las tasas de homicidios más altas del mundo no es evidencia de una descomposición social? ¿Acaso las miles de muertes que suceden porque ya no hay insumos en los hospitales o porque los diabéticos no pueden conseguir insulina no son suficiente tragedia? ¿Acaso tener un gobierno tiránico no es espantoso?
Tal vez quienes auguran que Venezuela entrará pronto en una crisis entienden por crisis un golpe de Estado, motines militares, cobertura de la prensa internacional, periodistas en chalecos antibalas reportando desde las calles con disparos de fondo, en fin algo entretenido, digno de Hollywood. Para mí, eso sería un desenlace, una posible consecuencia de lo que Venezuela está atravesando hace muchos años. Porque la crisis está bien instalada en ese país, como también lo está en Cuba, sin que eso signifique que se avizore una revolución política en la isla en el futuro próximo. El cambio de régimen y el fin de la crisis pueden ser pacíficos o con violencia, pueden llegar en unos meses o puede demorar 50 años más, dependiendo del comportamiento de los propios venezolanos, pero la crisis no hay que esperarla, ya llegó hace mucho.
La culpa de la paupérrima situación venezolana no es su actual presidente Nicolás Maduro. El principal responsable de la crisis es Hugo Chávez quien condujo a Venezuela por la senda socialista. Sin duda, la ineptitud de Maduro y su empeño por seguir el mismo camino que su antecesor solo pueden agravar algo que ya era desastroso. 
Para los Venezolanos hay una leve esperanza en los resultados de las últimas elecciones parlamentarias donde el partido de Gobierno perdió abrumadoramente. Ese pueblo que contradiciendo a falsos adagios como que “el pueblo nunca se equivoca” o que “la voz del pueblo es la voz de Dios” votó reiteradas veces por Hugo Chávez y su partido y por ende se equivocó reiteradas veces, está empezando a rectificar su gravísimo error.
Santa Cruz de la Sierra, 03/01/16

http://javierpaz01.blogspot.com/

domingo, 10 de enero de 2016

El mercado no es un juego de suma cero

Javier Paz García
Un juego de suma cero es aquel donde la ganancia de unos es proporcional a la pérdida de otros. El fútbol, el ajedrez y el banco inmobiliario son juegos de suma cero donde para que uno gane, necesariamente otro tiene que perder. La guerra es otro juego de suma cero donde solo puede existir un victorioso si hay un derrotado, aunque más propiamente debemos considerar la guerra como un juego de suma negativa ya que ambos pierden.
No sucede lo mismo con el mercado donde por definición ocurren solo transacciones voluntarias. Un intercambio voluntario solo puede llevarse a cabo si ambas partes salen beneficiadas del mismo. Si alguna de las partes considerara que su bienestar empeoraría si hiciera un intercambio voluntario, simplemente no lo haría. Las personas vamos al mercado a aumentar nuestro bienestar mediante el intercambio. Si Juan le compra un kilo de tomates a Pedro por 1 dólar, significa que para Juan esos tomates tienen un beneficio superior a 1 dólar y para Pedro tienen un beneficio menor a 1 dólar. Ambos se benefician del intercambio. Si para Juan, ese dólar fuera más valioso que el kilo de tomates, pues no lo compraría; si para Pedro el kilo de tomates fuera más valioso que el dólar, pues no lo vendería. La transacción solo puede ocurrir si ambos están de acuerdo y ese acuerdo mutuo y voluntario solo puede ocurrir si ambos se benefician. Lo mismo sucede con otro tipo de mercados como son los laborales donde una persona solo estará dispuesta a trabajar si considera que el sueldo que recibe es mejor que la alternativa de no trabajar o buscar otro trabajo y un empleador estará dispuesto a contratar a alguien solo si considera que el sueldo que paga es inferior al beneficio que recibe del trabajo que contrata. La relación laboral no es un juego de suma cero, es de suma positiva donde ambas partes se benefician.
Existen argumentos debatibles para justificar la intervención del Estado como es el caso de las externalidades. Por ejemplo una empresa que contamina un río genera una externalidad negativa. También es debatible la intervención del Estado para bienes públicos o semipúblicos como la defensa nacional o las carreteras. Digo “debatible” porque economistas como los premio Nobel Ronald Coase y James Buchanan dirían que el mercado puede solucionar estos problemas si existen derechos de propiedad bien establecidos y que al evaluar la intervención del Estado, también hay que considerar los costos y las externalidades que el mismo Estado genera.
Santa Cruz de la Sierra, 28/12/15

http://javierpaz01.blogspot.com/