domingo, 20 de marzo de 2016

Bolivia en el Índice de Libertad Económica 2016

Javier Paz García
¿Cuáles son los mayores determinantes del crecimiento a largo plazo de un país? ¿Cómo explicamos que Alemania y Japón, países destrozados en la segunda guerra mundial, se hayan recuperado para convertirse en potencias económicas, mientras Argentina, uno de los países más desarrollados al inicio del siglo XX hoy, sin ninguna guerra de por medio, sea un país del tercer mundo? ¿Por qué las dos Coreas, que antes de ser divididas tenían similares recursos naturales, similares niveles de ingreso per cápita, la misma cultura, religión e idioma y luego de la división tomaron caminos tan divergentes en cuanto a desarrollo? El Índice de Libertad Económica que publica anualmente la Fundación Heritage y el Wall Street Journal nos da una respuesta. El índice muestra con datos estadísticos de casi todos los países del mundo una correlación positiva entre la libertad económica y el desarrollo económico.
El índice también es muy útil como un medidor y guía para políticas públicas. Un gobernante que verdaderamente quisiera mejorar la prosperidad de su país y sus ciudadanos, podría ponerse como objetivo intermedio mejorar en las diez áreas que mide el índice. De esta manera tendría un indicador objetivo, imparcial y práctico para medir el desempeño de su gobierno. Este tipo de medición tiene la ventaja de tocar las causas reales, sostenibles y duraderas del desarrollo económico, a diferencia de medir las consecuencias como ser el PIB per cápita, que puede ser afectado por periodos de bonanza y depresión.
Bolivia es un caso en cuestión. Si miramos los últimos 10 años, el crecimiento de la economía boliviana ha sido robusto a pesar de haber tenido un sostenido deterioro de su libertad económica, de acuerdo a las mediciones del índice. Esta aparente paradoja se debe principalmente a dos factores: 1) inversiones que se hicieron durante los 90 donde hubo un mejoramiento de la libertad económica y una política explícita de atraer inversiones extranjeras y 2) el auge de precios de las materias primas, que permitió ingresos extraordinarios principalmente del gas, producto de las inversiones de los 90.
Pero la libertad económica se ha reducido en Bolivia por lo que uno puede pronosticar que el auge boliviano es temporal y sus prospectos de largo plazo no son alentadores. Ahora que los precios extraordinarios se han acabado, en un par de años volveremos a nuestra realidad.
Los datos del índice están disponibles gratuitamente en http://www.heritage.org/index/
Santa Cruz de la Sierra, 14/03/16

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jueves, 10 de marzo de 2016

De Porvenir a El Alto

Javier Paz García
Los enfrentamientos y muertes en Pando el 2008 y en El Alto el 2016 tienen muchas similitudes. Los involucrados fueron grupos afines al Movimiento al Socialismo (MAS) por un lado y opositores por el otro. En ambos casos, los líderes opositores víctimas del ataque, Leopoldo Fernández como gobernador de Pando y Soledad Chapetón como alcaldesa de El Alto, alertaron a la opinión pública de la naturaleza violenta de los movimientos afines al MAS y solicitaron desesperadamente la intervención policial y militar para evitar que sucedan enfrentamientos. En ambos casos, la Policía Nacional y el Ejército hicieron caso omiso de los pedidos de auxilio de las autoridades locales y dejaron que los movimientos afines al MAS cometieran sus desmanes. Este abandono intencional de las fuerzas del orden se debe interpretar como una decisión política de esferas superiores del poder para que los enfrentamientos sucedan.
En Pando el primer muerto fue un empleado de la gobernación, el ingeniero Pedro Oshiro, quien, estando desarmado, fue capturado por los movimientos masistas que se dirigían a Cobija a hacer una marcha “pacífica”, fue puesto de rodillas y asesinado con un tiro a quemarropa. En Pando, siendo un departamento rural, donde no es extraño que la gente tenga armas, la muerte de Oshiro desencadenó la indignación de los lugareños que se organizaron y enfrentaron a los movimientos masistas. Hubo muertes de ambos lados y al partido de gobierno esto le cayó como anillo al dedo: pudo apresar a Leopoldo, tomar el control de la gobernación, victimizarse nacional e internacionalmente y dibujar a la oposición como asesinos y racistas.
En El Alto, el MAS no logró quedar como víctima porque hubo mayor cobertura mediática, videos caseros y para su mala suerte, los funcionarios municipales alteños no se defendieron. Los únicos muertos fueron 6 empleados de la alcaldía opositora. Algunos ministros acusaron a la alcaldesa de hacer un auto atentado, algo que nadie creyó. El Ministerio Público, una entidad desprestigiada y parcializada, indica que la alcaldesa no quiere colaborar con la investigación.
El presidente Morales lamentó las muertes y pidió capturar a los culpables… yo no le creo.
Santa Cruz de la Sierra, 06/03/16
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domingo, 6 de marzo de 2016

Las señales del electorado

Javier Paz García
Votar es tal vez uno de los actos más aciagos que existen: rara vez uno vota por un candidato o partido con el que uno simpatice al 100%, sino más bien uno se ve en la difícil situación de elegir la alternativa menos dañina. Más allá de la línea ideológica que uno transite, existen requisitos mínimos que deberíamos exigir de los políticos; por ejemplo cierto grado de honestidad, de tolerancia, de respeto a las diferencias, de apego a las leyes.
Elegir malos políticos no es cosa exclusiva de países pobres (aunque los países pobres son más proclives a elegirlos), pero las democracias más avanzadas son más exigentes en cuanto al comportamiento ético de sus elegidos y hay ciertas actitudes que no son toleradas y obligan a quien las infringe a renunciar. Para citar algunos casos, el 2011 Karl-Theodor zu Guttenberg renunció a su cargo de Ministro de Defensa de Alemania tras comprobarse que había plagiado su tesis doctoral. El 2012 el presidente de Hungría, Pal Schmitt también renunció al descubrirse que su tesis doctoral contenía plagios. En 1974 el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, tuvo que renunciar debido al escándalo de Watergate, una conspiración ilegal para espiar a sus opositores políticos.  
Tal vez los bolivianos no podemos esperar que un político que ha sido descubierto mintiendo, robando o abusando de su posición renuncie; pero al menos uno esperaría que pierda popularidad y no sea reelegido. Los resultados del reciente referéndum por la reforma constitucional son desalentadores al respecto. Más allá de que por principio, uno esperaría que la mayoría del electorado rechace una reforma cuyo propósito era eternizar a alguien en el poder, sin importar quien fuera, también había el agravante de los escándalos de Evo Morales: principalmente el Fondo Indígena y más aun el caso Zapata que lo involucra directamente y donde él mintió flagrantemente. El resultado de 49% a favor de la reforma vs. 51% en contra, aunque felizmente impide la reelección del presidente, es descorazonador. Incluso aceptando la hipótesis de que hubo fraude, que un 40% apoye la 3 reelección sigue siendo preocupante y demuestra que Bolivia tiene un electorado sin valores. Seguramente si preguntamos a ese 49% si quieren políticos honestos, contestarán que sí; sin embargo su voto dice otra cosa. Las señales del electorado son que la honestidad y la integridad no importa y por eso tenemos los políticos que tenemos, en todo el espectro ideológico.
Santa Cruz de la Sierra, 28/02/16

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martes, 1 de marzo de 2016

Sobre la superioridad moral de los indígenas

Javier Paz García
Es indudable que en Bolivia hay racismo y seguramente existen personas cuya mayor molestia hacia Evo Morales es que un indio sea presidente. Y también hay una tesis racista opuesta que sostiene que los indios poseen virtudes únicas y que son la reserva moral de la humanidad. Uno de los mayores impulsores de esta idea es el propio Evo Morales.
Tristemente ha sido ha sido el propio Morales quien se ha encargado de destruir su argumento sobre la superioridad moral de los indígenas. Durante la reforma de la constitución el 2009 prometió postularse una vez más, pero luego de su victoria electoral se volvió a postular a un tercer mandato inconstitucional (pero permitido por un Tribunal Constitucional afín al partido), bajo una nueva promesa de que sería el último. Hoy nuevamente quiere postularse, incumpliendo por segunda vez su promesa. La corrupción millonaria del fondo indígena manejada por indígenas para indígenas es otra evidencia contraria a la hipótesis de la superioridad moral de los mismos. Y por supuesto el escandaloso caso de una amante de Evo Morales quien consigue millonarios contratos estatales sin licitación derrumba cualquier duda sobre la incorruptibilidad del presidente.
Los quechuas tienen un lindo lema: “ama sua, ama llulla, ama quella” que significa no seas ladrón, no seas flojo, no seas mentiroso. Estos principios que, de una u otra manera son universales a todas las culturas y religiones, han sido incluso plasmados en la constitución boliviana impulsada por Morales. Tal vez ahora lo único que no se le puede achacar al presidente es que sea flojo.
Utilizar la corrupción de un indígena para afirmar que los indígenas no tienen ética, sería tan equivocado como pregonar su superioridad moral. Más razonable a mi juicio sería dejar de lado los prejuicios y juzgar a las personas por sus actos y no por su condición racial; reconocer que tanto las virtudes como los vicios están presentes en todos los pueblos y culturas; que en cada cultura podemos encontrar a personas maravillosas y admirables, como también a otras deleznables; que la moralidad, más que un atributo de los pueblos, es un atributo de cada persona, de cada individuo; y que no hay una superioridad moral de los indígenas, como tampoco la hay de los mestizos, negros o blancos, sino más bien que podemos reconocer en ciertos individuos una superioridad ética que los convierte en dignos de admiración y ejemplo a seguir. Tales individuos no están circunscritos a ciertas razas o culturas.
Santa Cruz de la Sierra, 21/02/16
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