domingo, 30 de agosto de 2015

El buen y el mal socialismo

Javier Paz García
Una de las estratagemas que los pensadores de izquierda repiten con frecuencia consiste en denunciar a los gobiernos de izquierda que no satisfacen sus expectativas como malos o falsos socialistas. La premisa básica de la idea es que existe un buen socialismo, benévolo, democrático, generador de riqueza, eliminador de la pobreza y un mal socialismo, donde las castas políticas se enriquecen a costas del pueblo, donde los gobiernos reprimen y maltratan a los ciudadanos, donde no existe democracia y no se permite la libertad de expresión, etc.
La historia, sin embargo, nos dice otra cosa. El mayor y más serio experimento socialista, la Unión Soviética, fue una fuente inagotable de abusos, represión y censura. El partido nacionalsocialista alemán con su líder Adolf Hitler a la cabeza llevaron a Alemania a la guerra y el holocausto. El nazismo, en realidad es una variante del fascismo italiano, cuya característica central es que todo el poder debe estar en el Estado y el Estado debe dirigir los destinos y la economía de la nación, es decir, socialismo. China con Mao fue otro gran experimento socialista cuyas consecuencias no son muy diferentes de todos los experimentos socialistas: dictadura implacable, represión, pobreza y subdesarrollo. Todas las mejoras económicas en China desde los años 70 se deben a sus acciones para desmontar las políticas comunistas y reemplazarlas por mecanismos de mercado. Camboya, otro experimento socialista, tuvo a Pol Pot como líder y genocida. Y podemos seguir nombrando a Alemania Oriental, Cuba, Polonia, Checoslovaquia, Rumania, etc. donde el socialismo fue siempre dictadura, matanzas, represión, partido único, prensa estatal, desapariciones.
Entonces no tiene sentido tildar de malos socialistas a Hugo Chávez, Rafael Correa o Evo Morales por atacar a la prensa, encarcelar a opositores o apalear indígenas. No tiene sentido tildarlos de malos socialistas por falsear la historia y ajustarla a su visión. En todo caso, tal vez es justificado llamarlos malos socialistas por no ser tan despiadados como lo fueron Lenin y Stalin, Mao y Pol Pot, Hitler y Mussolini, Castro y Guevara, para quienes matar era una nimiedad.
Santa Cruz de la Sierra, 23/08/15
http://javierpaz01.blogspot.com/

domingo, 23 de agosto de 2015

En defensa de las ONGs de izquierda

Javier Paz García
Tener valores y convicciones implica defender ideales y no personas o instituciones. Un valor fundamental de todo liberal es el derecho casi irrestricto a la libertad de expresión. Un anhelo fundamental del ser humano es el de la libertad y no existe mayor violación a ésta que cuando el Estado intenta controlar las ideas, los pensamientos y las conciencias.
Por ello ante la amenaza del inefable vicepresidente boliviano de expulsar a las ONGs extranjeras que no apoyen su visión política (amenaza absolutamente creíble) debemos alzar nuestras voces y expresar nuestro total rechazo. Es irrelevante que esas ONGs promuevan ideas contrarias a las nuestras o que hayan sido parcialmente culpables de catapultar a la palestra y encumbrar en el poder a los autoritarios que ahora son sus verdugos. El derecho a expresarnos libremente, a debatir ideas, a lanzar propuestas aunque sean descabelladas y estúpidas sin sufrir represalias por parte del Estado debe ser defendido de manera intransigente. Y este derecho debemos defenderlo para nacionales y extranjeros, para hombres y mujeres, para pobres y ricos, para creyentes y ateos, para blancos y negros, para todos.
Una sociedad libre y abierta requiere la práctica de la tolerancia. Álvaro García Linera, como buen marxista, es intolerante y autoritario; como buen marxista quiere eliminar la disidencia, acabar con los “librepensantes” y acallar amenazando, comprando o reprimiendo a quienes no comulguen con su visión política; como buen marxista, también quiere eliminar a los otros marxistas que tienen una visión similar a la suya, pero no pertenecen a su facción ni siguen su liderazgo.
Como liberal clásico, me adhiero a la carta que han firmado varios intelectuales de izquierda y expreso mi condena y rechazo a las declaraciones del vicepresidente y a la actitud represiva, totalitaria y abusiva que ha tenido este gobierno desde su primer día en funciones. Porque en realidad, esto no se trata de alinearse con ONGs de izquierda o de derecha, sino de defender la libertad de expresión.
Santa Cruz de la Sierra, 16/08/15
http://javierpaz01.blogspot.com/

domingo, 16 de agosto de 2015

¿Vale la pena tener Fuerzas Armadas?

Javier Paz García
En el sector privado, lo que no sirve, tiende a desaparecer o transformarse, por el simple hecho de que los costos y los beneficios son incurridos por las mismas personas. No ocurre lo mismo en el sector público, donde a menudo quienes pagan la factura no son los que se benefician y las instituciones pueden durar y crecer mucho más de lo que justificaría un análisis racional de costo-beneficio.
La factura de las FFAA la pagamos todos; los que se benefician son los políticos y los mismos militares. Por lo tanto no nos debe sorprender que los políticos y los militares sean los mayores defensores de la existencia de las FFAA. Lo que los ciudadanos deberíamos plantearnos, sin recurrir a pasiones nacionalistas ni patrioterismos, es si lo que nos cuestan las FFAA justifica los servicios que esta brinda a la población.
El rol tradicional de las FFAA es el de conquistar territorio y proteger a la nación de invasiones externas. En el pasado, tanto el ser agresor, como el poder defenderse eran atributos valorados en una nación. Hoy, gracias a la confraternización, el mejoramiento de las relaciones diplomáticas y una actitud generalizada de la humanidad de repudio a las guerras, estos atributos son menos importantes e incluso irrelevantes. Asumo que Bolivia no tiene intenciones de invadir territorio vecino y considero prácticamente nulas las posibilidades de que algún país vecino quiera invadir Bolivia, por lo tanto, en cuanto al rol tradicional, nuestras Fuerzas Armadas son innecesarias. Adicionalmente ayudan en caso de desastres naturales y actúan como defensoras del gobierno de turno ante disturbios civiles. Indudablemente estas funciones se pueden cumplir a un costo muchísimo menor, mediante grupos especializados de bomberos y policías. En Bolivia, las Fuerzas Armadas también han servido de panadería; esto como un acto de política populachera cuyo mayor valor es dejar una anécdota más de este Estado Plurinacional. Otro argumento para justificar a las FFAA es que el servicio militar y premilitar ayuda a forjar el carácter y el patriotismo de los jóvenes. Yo hice el servicio premilitar y lo considero una gran pérdida de tiempo. Me apena lo que pierden quienes hacen el servicio militar completo.
Bolivia gasta en unas irrelevantes Fuerzas Armadas más de lo que gasta en educación y salud combinados. Para un Estado que constitucionalmente tiene a la educación y la salud como fines máximos de su existencia y además se declara pacifista, esto parece un cuento orwelliano.
Santa Cruz de la Sierra, 09/08/15

http://javierpaz01.blogspot.com/

jueves, 6 de agosto de 2015

Las sutilezas del lenguaje

Javier Paz García
La interacción humana se vale de los diferentes idiomas que el ser humano ha ido desarrollando, desde las lenguas vernáculas hasta los complejos idiomas de programación. Y mientras los lenguajes de programación requieren de exactitud y rigurosidad, los naturales tienen tanta flexibilidad que nos permiten ser chabacanos y aun así hacernos entender.
Sin embargo, el abusar de la chabacanería puede llevarnos a cometer errores de comunicación e interpretación. Verbigracia, no es lo mismo decir “No quiero comer” a decir “No, quiero comer”; “Solicito empleada, inútil presentarse sin referencias” vs. “Solicito empleada inútil, presentarse sin referencias”; “Él viaja sólo en avión” vs. “Él viaja solo en avión” o “Vamos a comer, niños” vs. la atroz “Vamos a comer niños”.
 Por supuesto, las sutilezas del lenguaje no se limitan al lugar donde colocamos la coma en una oración. Recientemente a una concursante de belleza le preguntaron: “¿Qué le diría a la gente que no le gustan los certámenes de belleza?”. La respuesta que quiso dar – o para ser más riguroso, la respuesta que yo supongo que quiso dar – es bastante razonable e incluso inteligente; la respuesta que dio la ha convertido en objeto de burlas. Ella respondió que “Los certámenes de belleza están hechos para las personas que les gustan los certámenes de belleza. Por ejemplo, a mi me gusta el fútbol y no el básquet” cuando lo que quiso decir – nuevamente para ser riguroso, lo que yo supongo que quiso decir – es que a quienes no les gustan los concursos de belleza, tienen la opción de no mirarlos y dedicar su tiempo a otras cosas que sí sean de su agrado, pero que existe un sector de la población que disfruta de los concursos de belleza y en una sociedad libre cada persona tiene derecho a usar su tiempo como le plazca y ver (o no ver) los programas de televisión según sus preferencias.
Reitero que lo que creo que quiso decir es inteligente y propio de una persona tolerante que respeta las diferencias. Felizmente lo que dijo es una simpática tontería, una tautología, una repetición inútil que no genera nueva información, algo análogo a decir que “el color blanco es blanco porque es blanco” o “me gusta la piña porque es deliciosa” pero que tuvo el mérito de hacernos reír e interesarnos más por los concursos de belleza.    
Santa Cruz de la Sierra, 02/08/15

http://javierpaz01.blogspot.com/