martes, 6 de agosto de 2013

Sobre la ideología política de Jesucristo

Javier Paz García
Cada cierto tiempo aparece alguien afirmando que Jesucristo perteneció a tal o cual ideología política. El último de ellos fue Evo Morales quien dijo que el Mesías fue socialista. Tal afirmación importa un anacronismo, porque hace dos mil años no existía el socialismo. Sin embargo, no es ilícito deducir coincidencias entre las enseñanzas de Jesús y las de alguna doctrina política. Verbigracia, los socialistas podrían citar a Mateo 19, 24: “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre en el Reino de los Cielos", para justificar que Jesús fue un precursor de sus ideas. Un poco más adelante, en Mateo 25, 14-30, la parábola de los talentos, sirve para condenar el igualitarismo socialista y justificar el uso del esfuerzo propio para la generación y acumulación de riqueza. Es que la Biblia, desde el Antiguo Testamento con un Jehová celoso y vengativo hasta el Nuevo con un Dios de amor, abunda en contradicciones y ambigüedades que pueden ser utilizadas para justificar muchas ideas opuestas entre sí.
Más allá del anacronismo, existe una razón cardinal por la cual Jesucristo no pudo haber sido ni socialista, ni liberal. Ambas doctrinas son materialistas (sin ninguna connotación peyorativa). Son materialistas porque postulan formas de utilizar los bienes materiales en una sociedad y postulan formas de gobierno de hombres para los hombres. El socialismo y el liberalismo nada tienen que decir sobre Dios, la otra vida, la existencia del cielo o el infierno y cuales acciones nos llevan a ellos. No es que nieguen la existencia de Dios o de la otra vida; ni la niegan ni la afirman, de la misma manera que nada tiene que decir la ciencia de la medicina sobre la astronomía.
En cambio las enseñanzas de Jesús, aunque tienen implicaciones éticas para este mundo, postulan la existencia un mundo posterior y tratan de guiarnos hacia él. El mismo Jesús fue claro sobre la diferencia entre los gobiernos de los hombres y el gobierno de Dios cuando, al ser preguntado sobre un tema impositivo, respondió “Dad al César lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios” (Lucas 20, 25) y al ser consultado por Pilatos si era rey, contestó “Mi reino no es de este mundo” (Juan 18, 36).
Una acotación final. Mientras los liberales siempre han postulado la creencia religiosa como algo íntimo y un derecho de los hombres, los socialistas históricamente han sido ateos y han combatido la religión. Una razón más para rechazar que Jesús haya podido ser socialista.
Santa Cruz de la Sierra, 04/08/13

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sábado, 3 de agosto de 2013

La naturaleza humana y el interés propio

Javier Paz García
El ser humano por naturaleza busca su propio interés antes que el interés ajeno. Procuramos proveer el alimento para nosotros y para nuestros hijos antes que proveer el alimento para nuestros vecinos. Procuramos satisfacer nuestras necesidades y placeres antes que satisfacer las necesidades y placeres de los demás.
La búsqueda del propio interés no es mala en sí misma, de hecho es la búsqueda del propio interés la que hace que la mayoría de la gente se levante temprano a trabajar en vez de quedarse durmiendo; nos lleva a trabajar y ahorrar, para poder gozar de una mejor vida para nosotros y nuestros hijos; a que nos vacunemos contra ciertas enfermedades y vayamos al médico cuando nos duele algo; a que el productor agrícola quiera acrecentar sus cultivos y nos provea de los alimentos necesarios; es la búsqueda del propio interés por parte de los comerciantes la que hace que no falten verduras y carnes en los mercados; la que hace que la tecnología avance y sea cada vez más accesible incluso a los más pobres.
La búsqueda del propio interés es parte de nuestro instinto de preservación. Esto no significa que somos personas ensimismadas y desconectadas de los demás. La mayoría tenemos un deseo sincero de que a nuestro prójimo le vaya bien y la mayoría estamos dispuestos a ayudar a nuestros prójimos cuando podemos; el propio interés no es excluyente de la solidaridad: sufrimos cuando vemos niños mendigando, pero no estamos dispuestos a cuidar de ellos de la manera en que cuidamos de nuestros propios hijos; nos angustiamos cuando escuchamos que un terremoto mató a miles de personas en Japón, pero la angustia es menor a la que sentimos cuando sucede una tragedia en nuestro propio país y es mucho menor aun a la que sentimos cuando fallece un familiar cercano.
Por ello pedirles a los políticos y empresarios que dejen de lado sus intereses particulares y antepongan el interés común es pedirles algo que va contra la naturaleza humana… es deshumanizarlos. Quienes piden que los empresarios o políticos velen por el bien común antes que por su propio interés cometen un acto de hipocresía intelectual y moral. Piden algo que ni ellos mismos practican. Y por supuesto, los políticos que dicen buscar el bien común por sobre sus propios intereses comenten una mentira del tamaño de Júpiter. Lo máximo que le podemos pedir a otro ser humano es que la búsqueda de su propio interés la haga de forma honesta, trabajando, sin robar ni mentir.
Santa Cruz de la Sierra, 28/07/13

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