jueves, 30 de septiembre de 2010

Socialismo y religión

Javier Paz García
Las religiones buscan guiar a los seres humanos en la búsqueda de la paz y la felicidad, mediante la práctica de ciertos principios y prácticas. Los líderes socialistas buscan obtener el dominio y la obediencia de las masas. A menudo las creencias religiosas entran en conflicto con los planes socialistas y pueden dificultar el control de las masas, razón por la cual, como lo muestra la historia, los socialistas se han confrontado con la religión y sus líderes.
La crítica marxista de la religión consiste en que, mediante la promesa de la otra vida, hace posible que el proletariado viva sacrificando su existencia sin protestar. Ve a la religión y a sus líderes como aliados del Estado burgués. Considera que para liberar al obrero de sus cadenas, es también necesario liberarlo de sus prejuicios religiosos. Por eso Marx dijo de la religión que era “el opio del pueblo” (Crítica de la filosofía del derecho de Hegel) y Lenin dijo: “Debemos luchar contra la religión” (V.I. Lenin, Actitud del partido obrero hacia la religión). Y así fue: la Unión Soviética pasó a ser un Estado ateo que intentó eliminar, sin éxito, las prácticas y creencias religiosas de sus habitantes. Y donde se ha establecido un estado colectivista, la libertad de religión se ha visto disminuida. En China las prácticas religiosas son aprobadas y controladas por el Estado, a pesar que la Constitución de la República Popular de China establece la libertad de religión. Fidel Castro suspendió en 1962 las instituciones católicas en Cuba. En Corea del Norte se ha intentado hacer del caudillo una religión.
El socialismo no cree en la democracia y tampoco cree en la pluralidad. Lo que dicen los caudillos se acata y quien intente oponerse es eliminado de una u otra forma. Siendo que la religión puede significar una amenaza al liderazgo único que desean los caudillos, es natural que sea atacada y perseguida.
Nuevos líderes socialistas como Hugo Chávez y Evo Morales mantienen una permanente confrontación con los líderes religiosos en sus países. Pero como la historia ha mostrado en más de una ocasión que intentar acabar con las creencias religiosas es imposible, estos socialistas modernos no rechazan la religión abiertamente, no anuncian su intención de crear sociedades ateas, sino al contrario se declaran profundos cristianos, verdaderos seguidores de Jesús, y justifican su confrontación con la Iglesia acusándola, igual que Marx, de defender a los sectores ricos y opresores de la sociedad en contra de los pobres y desposeídos, o hablan de no estar en contra de la Iglesia, sino de sus líderes.
Los socialistas consideran la libertad como un invento burgués, y la rechazan como tal. Consideran que un grupo de iluminados tiene la capacidad de dirigir al pueblo incluso mediante la opresión y la coerción del mismo pueblo. Y consideran a la religión como un obstáculo a sus fines. La libertad de religión es parte fundamental de la ética liberal que el socialismo rechaza. Por ello, el socialismo en su esencia rechaza la religión.
Santa Cruz de la Sierra, 25/09/10

jueves, 23 de septiembre de 2010

Liberalismo y religión

Javier Paz García
En la doctrina liberal, lo más importante es la libertad del ser humano; y una de las libertades fundamentales de todo ser humano es la de elegir y practicar sus creencias religiosas. Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, la religión era impuesta por las clases dominantes y se prohibía la práctica de cualquier otra religión que no sea la oficial. Por ejemplo, la reforma luterana y la contrarreforma en Europa causaron varias guerras y miles de muertos. Asimismo muchos inmigrantes que llegaron a las colonias que hoy forman los Estados Unidos de América, lo hicieron para escapar de la persecución religiosa en Inglaterra.
Es con pensadores como John Locke (1632-1704), considerado el padre del liberalismo, que se empieza a debatir la libertad de religión y la separación de la iglesia y el Estado. El pensamiento de Locke influenció en los fundadores de los Estados Unidos de América, quienes en la primera enmienda a la constitución dictaron que: “El Congreso no legislará respecto al establecimiento de una religión o a la prohibición del libre ejercicio de la misma;”. Esta enmienda por un lado estableció la separación de la iglesia y el Estado y además prohibió al Estado interferir con el libre ejercicio de cualquier religión.
La separación de Iglesia y Estado no tenía como objetivo inculcar el ateísmo, ni mucho menos. Los pensadores liberales como ser John Locke, Adam Smith o Alexis de Tocqueville, eran profundamente religiosos, como lo demuestran sus muchos escritos sobre el tema, como también lo fueron Thomas Jefferson o James Madison fundadores de la nación americana. Las siguientes citas de Madison pueden clarificar la cuestión:
“Consideramos como una verdad fundamental e innegable que la religión, o el deber que le debemos a nuestro Creador, y la forma de pagarlo, solo puede ser dirigido por la razón y la convicción, no por la fuerza y la violencia. La religión entonces, de cada hombre debe ser dejada a la convicción y la conciencia de cada hombre: y es el derecho de cada hombre de practicarla como éstas le dicten”.
“El propósito de la separación de la Iglesia y el Estado es de alejar para siempre de estas costas el incesante conflicto que ha empapado en sangre los suelos de Europa por siglos”.
Tanto en la teoría como en la práctica, el liberalismo ha procurado la tolerancia de todas las prácticas religiosas, y el libre ejercicio de la religión.
Los Estados Unidos desde sus inicios como nación, guiado por un espíritu liberal, garantizó la libertad de religión y no adoptó ninguna religión oficial. Esto generó un clima de paz y tolerancia, cuyas consecuencias no son menores en el desarrollo económico del país. La tolerancia religiosa, producto de una visión liberal, fue un factor determinante para lograr mayor integración y paz en todo el mundo durante el último siglo.
Santa Cruz de la Sierra, 20/09/10

lunes, 20 de septiembre de 2010

Aclaración sobre la fundación de Santa Cruz de la Sierra y su primer grito libertario

Javier Paz García
Con bastante frecuencia escucho que el 24 de septiembre es la fundación de Santa Cruz y que el 2010 es el bicentenario de Santa Cruz.
Por ello veo conveniente clarificar algunos temas con respecto a la fundación de Santa Cruz y su primer grito de independencia. Para ello vamos a tomar como fuente el libro “Santa Cruz de la Sierra: Apuntes para su historia (Siglos XVI al XX)” de Humberto Vázquez-Machicado.
El 26 de febrero de 1561 (hace 449 años) “Nufrio de Chaves funda Santa Cruz de la Sierra en la falda de la serranía de Chiquitos, a muy pocos kilómetros de la actual población de San José de Chiquitos.”
“1590. 13 de septiembre. Lorenzo Suárez de Figueroa y Gonzalo de Solís de Holguín fundan solemnemente en la orilla oriental o derecha del Guapay la ciudad de San Lorenzo de la Frontera, que después se llamaría San Lorenzo el Real…”
“1591. Al finalizar este año, la población de San Lorenzo, de la orilla derecha del Guapay, cruza el río, trasladándose al lugar de Cotoca.”
“1595. 21 de mayo. Solemnemente Lorenzo Suárez de Figueroa y Gonzalo Solís de Holguín, trasladan San Lorenzo, de Cotoca a la Punta de San Bartolomé, donde se asienta definitivamente.”
En 1601 “gran parte de los habitantes de Santa Cruz de la Sierra es trasladada por Gonzalo Solíz (sic) de Holguín, de las faldas de la serranía de Chiquitos a Cotoca”.
“1604. 1ro de noviembre. El Fiscal Alfaro es el último en abandonar Santa Cruz de la Sierra en Chiquitos, habiendo trasladado ya todos sus habitantes a Cotoca.”
“1621. Noviembre. Se resuelve la traslación de Santa Cruz de la Sierra, de su asiento en Cotoca a San Lorenzo, cosa que se efectuó en los primeros meses del año siguiente de 1622. En consecuencia, Santa Cruz de la Sierra y San Lorenzo, constituyen una sola ciudad, denominándoselas así indistintamente. El primer nombre habría de prevalecer”.
“1784. Es la última vez que en documentos coloniales conocidos de quien esto escribe, se llama a la dicha ciudad San Lorenzo.”
Siendo Santa Cruz de la Sierra la combinación de dos ciudades (Santa Cruz de la Sierra y San Lorenzo el Real), podemos decir que la ciudad tiene dos fundaciones y cuatro traslaciones. La providencia y la simplicidad han querido que recordemos y celebremos la fecha de la primera fundación el 26 de febrero de 1561.
Por otro lado, el 24 de septiembre de 1810 se da una rebelión en la ciudad para unirse a la causa libertaria contra la dominación española. En esta fecha Santa Cruz no logró la independencia de España, ni mucho menos. Tuvieron que pasar 25 años más para que esta región, junto con el resto de lo que hasta entonces era la Audiencia de Charcas, se declare independiente y soberana.
El 24 de septiembre no celebramos la fundación de Santa Cruz de la Sierra, ni tampoco celebramos la independencia de Santa Cruz. Sí celebramos el primer grito libertario dado en la ciudad, lo cual, para complicar aún más el tema, es debatible, ya que el 20 de agosto de 1809 ya hubo en la ciudad una rebelión de esclavos negros clamando libertad.
Santa Cruz de la Sierra, 17/09/10

jueves, 9 de septiembre de 2010

Por algo estamos como estamos

Javier Paz García
Mientras la Cainco piensa si invitar o no al presidente a la Feria, el presidente piensa como hundir al empresariado nacional. Por otro lado el gerente de la Cadex considera que el Gobierno debería tomar previsiones sobre el desabastecimiento de cemento (El Mundo 04/09/2010). Para Gabriel Dabdoud ex - presidente de los empresarios privados de Bolivia “el socialismo no es una amenaza” (La Razón 31/01/2010). Rubén Costas dice que él nos va a mostrar los que es el verdadero socialismo y que Evo no es socialista (discurso realizado a los pies del Cristo Redentor hace más de un año en el cual estuve presente). Y Percy Fernández dice sentirse a gusto y contento con la nueva constitución (www.hoybolivia.com 09/06/2010). Este pequeño universo de declaraciones nos da una pauta del por qué estamos como estamos. Tenemos un liderazgo sin pantalones, sin convicciones ideológicas y sin rumbo.
Dejemos pasar la invitación del presidente a la feria, aduciendo motivos de protocolo, pero de ahí a sugerir que Evo es bueno, como lo hizo Eduardo Paz, presidente la Cainco, hay mucho trecho. O que el Gerente de la Cámara de Exportadores, Oswaldo Barriga sugiera que es el Estado quien debe tomar medidas con respecto al desabastecimiento de cemento, y no los privados, es realmente espantoso. Lo de Gabriel Dabdoud con respecto al socialismo es para hacer plop, como en Condorito. Y lo de Costas es para llorar. Por supuesto nadie le va a creer que él es un socialista, como nadie puede creer que un Salvador Ric, hinchado en plata gracias al libre mercado, sea socialista.
Los líderes empresariales cruceños se aplazaron para comunicar y defender un modelo productivo que ha permitido el desarrollo de la región y del país. Se han aplazado por miedosos, porque su discurso está lleno de falsedades e hipocresías. Porque defienden el “modelo productivo cruceño” pero despotrican contra el neoliberalismo y el capitalismo, como si uno y otro no fueran lo mismo. Porque se tapan la cara y se rasgan las vestiduras si alguien los tilda de liberales. Porque se avergüenzan de sus éxitos. Porque tienen un discurso que ni ellos mismos creen. Porque en nombre de dejar de lado las ideologías, han renunciado a los principios.
En fin, si los empresarios privados defienden el socialismo y piden la intervención del Estado; si los políticos que están llamados a defender nuestros derechos y libertades contra un gobierno totalitarista anuncian orgullosos que nos van a “mostrar el verdadero socialismo”; si la gente hipoteca su futuro y el de sus hijos con tal de recibir un bono un par de año; si los votantes dan su apoyo a quien sea más irresponsable y temerario a la hora de hacer promesas, entonces es lógico que estemos tan mal como estamos y es inevitable que cada día estemos peor… Y todavía hay un buen trecho hasta tocar fondo. No hace falta más que ver a Venezuela, Cuba o Zimbabwe para ver hasta dónde podemos llegar.
Santa Cruz de la Sierra, 09/09/10

Sobre la desigualdad de ingresos

Javier Paz García
La desigualdad es un hecho de la vida. El ser humano tiene diferencias de raza, género, estatura, inteligencia, fuerza, etc. Los seres humanos también difieren en sus preferencias, su educación, su creatividad, su perseverancia. Estas diferencias son las que crean todo tipo de desigualdades entre los seres humanos, incluida la desigualdad del ingreso.
La desigualdad de ingresos no es un problema en sí, la pobreza o la corrupción son problemas que sí hay que combatir.
Una sociedad altamente desigual donde todos tienen un nivel adecuado de educación, acceso a la salud, trabajo y capacidad de ahorro, no es un problema, no importa cuanta desigualdad exista entre quienes ganan más y quienes ganan menos. En cambio, una sociedad con perfecta igualdad de ingresos, donde todos viven en la pobreza y la miseria, de ninguna manera puede ser un modelo a seguir. Entonces quienes hablan de desigualdad y luego citan problemas de salud o de falta de servicios básicos, en realidad se están refiriendo a un problema de pobreza y no de desigualdad de ingresos.
Un Estado donde solo pueden enriquecerse quienes tienen acceso a cargos de gobierno o las conexiones para ganar las licitaciones de forma amañada, también genera desigualdad. Pero aquí los problemas son la corrupción y el tráfico de influencias. Combatir la desigualdad en este caso será una pérdida de tiempo y esfuerzo.
No hay razón para combatir la desigualdad cuando es generada por diferencias en la capacidad productiva o inventiva. Por ejemplo, Bill Gates tiene miles de millones de dólares gracias a programas como Windows u Office. Estos inventos han beneficiado a millones de personas en todo el mundo, quienes voluntariamente le han dado dinero a Bill Gates para tener el privilegio de usarlos. Esa increíble fortuna de Gates genera una gran desigualdad, pero nadie sugiere que su dinero debería ser confiscado para reducir la desigualdad de ingresos. No hay razón para que quien se levanta todos los días a trabajar, gane igual que quien se queda en su hamaca durmiendo. Por supuesto habrá quienes levanten la bandera de la lucha contra la desigualdad meramente por envidia de ver el progreso ajeno, pero la envidia no es una razón válida para que los gobiernos busquen reducir la desigualdad.
Es natural y es eficiente que quien produzca más gane más. Una sociedad que recompensa con mejores ingresos a sus mejores intelectos, a sus mejores industrialistas, a sus mejores trabajadores, a sus mejores ingenieros, es una sociedad que incentiva a que la gente quiera ser cada día mejor. Una sociedad así, producirá más inventos, mejor salud, mejor educación, mejores trabajos y mejores salarios. Por el contrario, una sociedad que castiga a sus mejores mentes diciéndoles que por ser más capaces tienen que aportar más y recibir menos (el lema marxista), acaba con el deseo de superación y la creatividad de las sus integrantes, y conduce a todos hacia el estancamiento económico y la pobreza.
La lucha contra la desigualdad de ingresos es una distracción de verdaderos problemas como la pobreza y la corrupción y en muchos casos genera políticas que buscan igualar para abajo a quienes tienen más, lo que ocasiona mayor pobreza.
Santa Cruz de la Sierra, 01/09/10