Javier Paz García
Hitler en su libro “Mi lucha” dice que él está dispuesto a firmar cualquier tratado, pacto o convenio que favorezca a sus intereses y romper tales acuerdos el momento que ya no le sirvan. No solo dijo lo dijo, sino que cumplió a cabalidad su palabra de no tener palabra: incrementó su Ejército más allá de lo que permitía el tratado de Versalles, anexó Austria, invadió Checoslovaquia, posteriormente firmó el tratado de Munich prometiendo no anexar nuevos territorios y casi al año invadió Polonia (lo que ocasionó la segunda guerra mundial); firmó también en agosto de 1939 un pacto de no agresión por diez años con la Unión Soviética y en 1941 la atacó.
El optimista Chamberlain, primer ministro británico de la época, trató de apaciguar la angurria alemana pero se quedó con los crespos hechos y fue reemplazado por el aguerrido y posterior premio Nobel de literatura Sir Winston Churchill quien salvó a Inglaterra y luego a Europa del terror nazi.
Nuestro vicepresidente que se las da de erudito y bibliófilo, tal vez haya leído el libro de Hitler porque sigue su receta al pie de la letra: él tampoco se hace problema en dar su palabra y renegar de ella a discreción. García Linera fue artífice de la Ley de Convocatoria a la Asamblea Constituyente y ahora es un acérrimo promotor de la mayoría absoluta y la originalidad de ésta; prometió que no se revertirían tierras productivas y las primeras propiedades en revertir están sembradas de soya; habla de democracia y tiene un pasado terrorista; convoca a los prefectos al diálogo y llama a los campesinos a la lucha armada; proclama la nación pluricultural y multiétnica y declara que el objetivo del MAS es el control absoluto: político, económico y cultural. Se adhiere a la autonomía y después, solapadamente se vuelve contra ella. Es en pocas palabras un hipócrita. Escribo estas líneas motivado por su infame discurso en Warisata y sospecho que mañana él y su gobierno se desvivirán en disculpas, correcciones, y alegatos de mal interpretaciones. Sin embargo lo que dijo no se lo quita ni con lavandina y aquellos ilusos “Chamberlains” que todavía creen que el MAS está con la paz y la democracia tienen que despertar y ver la realidad. También Hitler subió al poder democráticamente, también Chávez y una vez allí la aniquilaron.
Quiero notar otro paralelismo: ambos buscaron un chivo expiatorio. Los nazis crearon el mito de que fueron los judíos los causantes de la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial y los acusaron de controlar el país y mantener a los arios puros en la pobreza; tal mito les sirvió para matar a seis millones de ellos y esclavizar a otros tantos. El MAS en una movida idéntica creó y propagó el mito de la oligarquía cruceña como la causante de todos los males del país y la pobreza de sus habitantes, en especial los de origen indígena. Ojalá el siguiente paralelismos no sea la masacre de cruceños y la negación de lo oriental. Esperemos que llegue un Churchill que no lo permita.
Fayetteville, 21/09/06.
El Deber, 04/10/06.
viernes, 20 de octubre de 2006
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