jueves, 30 de julio de 2015

Lo que el Estado nos roba

Javier Paz García
El Estado nos roba muchas cosas. Lo más evidente es nuestro dinero a través de los impuestos, pero no es lo único. Por ejemplo, también pone trabas para que la gente innove, haga negocios y cree fuentes de trabajo, robándole así un mejor futuro a muchas personas. Pero el propósito de esta nota es reclamar por el robo que sufrimos los ciudadanos de nuestro tiempo.
El tiempo es la materia prima del ser humano. Requerimos de tiempo para trabajar, para descansar, para jugar, para pensar, para disfrutar de nuestros hijos, para vivir y por tanto nuestro tiempo es un recurso escaso que vale tanto o más que los impuestos que pagamos. Y sin embargo el Estado lo desperdicia y lo derrocha sin asco ni consideración. ¡Cuántos trámites que pudieran hacerse por internet e incluso eliminarse requieren de esperas eternas con colas que comienzan a formarse antes de que salga el sol! ¡Cuántos jubilados, madres y niños deben madrugar y formar colas desde las 4 de la mañana bajo el frío altiplánico o derretirse toda la tarde bajo el sol oriental! ¿Cuántas veces hacemos cola para sacar un papel que nos lleve a la cola de un banco a pagar un valorado que nos permita regresar al lugar donde nos dieron el papel para hacer otra cola para iniciar un trámite que requerirá muchas colas y horas de espera?
¡Cuántas horas, que a lo largo del tiempo se transforman en días, perdemos los ciudadanos en farsas como la inspección técnica vehicular que no tienen otro propósito que darle dinero a los policías, tanto por lo que recaudan legalmente (      aunque no legítimamente) como por lo que consiguen en coimas de quienes quieren ahorrarse unas horas perdidas! ¿No sería más honesto, más eficiente y más beneficioso para todos dejar de llamar a esa farsa “inspección técnica” y directamente pagar un impuesto destinado a la Policía? No nos ahorraríamos el dinero, pero al menos sí el tiempo, precioso tiempo que un taxista necesita para alimentar a su familia, una madre para jugar con sus hijos, un trabajador para trabajar o un atleta para ejercitarse.
El tiempo es la materia prima del ser humano y el Estado lo desperdicia como si no valiera nada. Nosotros cargamos la culpa de permitir ese ultraje.
Santa Cruz de la Sierra, 26/07/15
http://javierpaz01.blogspot.com/

domingo, 26 de julio de 2015

¿Qué nos debe la sociedad?

Javier Paz García
¿Qué le debe la sociedad a cada persona, a cada recién nacido, a cada niño o adulto? La respuesta depende de los principios y concepciones filosóficas que cada persona tenga sobre la vida, el ser y la sociedad.  
La concepción socialista postula que la sociedad es responsable de proveer alimento, educación, salud, casa, bienes materiales e incluso felicidad a todos y cada uno de los miembros de dicha sociedad y que el Estado es el responsable de llevar a cabo esta utópica tarea. Es decir, bajo la concepción socialista, usted y yo y todos somos responsables de que cada niño nacido en este vasto territorio reciba su ración de leche y vaya a la escuela; usted y yo y todos somos responsables de que en cada pueblo de este vasto territorio haya pavimento, luz eléctrica, internet y agua potable; usted y yo y todos somos responsables de que no hayan pobres, ni infelices.
La concepción liberal no es el antónimo del socialismo. Es decir, si el socialismo postula una sociedad que – bajo la tutela del Estado – cuida, amamanta, educa, cura, alimenta y provee de los bienes materiales a todos sus miembros, el liberalismo no significa la ausencia de obligaciones de unos a otros. La concepción liberal postula que cada individuo está obligado a no atentar contra la vida, la integridad y la propiedad de otros y que el Estado debe velar por el derecho (en sentido negativo) a la vida, a la integridad y la propiedad de los ciudadanos.
El liberalismo es la filosofía política de la libertad y la responsabilidad individual donde cada adulto es responsable de sus actos y de proveer la subsistencia para él y su familia. Es importante aclarar que el liberalismo no está reñido con la caridad y la solidaridad y más bien tiende a fortalecer estas virtudes. Nada impide que en un orden social liberal existan organizaciones de beneficencia; de hecho, las organizaciones de beneficencia más importantes a nivel mundial nacen y prosperan en países con una línea más o menos liberal. Por el contrario, el socialismo implícita o explícitamente postula la incapacidad de las personas de ejercer su libertad y valerse por sí mismas; postula que un Estado omnisciente y benevolente debe ser el papá y los ciudadanos sus hijos inmaduros, irresponsables e inútiles. Como en una profecía autocumplida, a la larga los regímenes de tendencia liberal tienden a crear ciudadanos responsables y autosufientes, mientras que los regímenes de tendencia socialista tienden a crear flojos, dependientes del papá Estado e inútiles.
Santa Cruz de la Sierra, 19/07/15
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domingo, 19 de julio de 2015

La función del interés

Javier Paz García
El interés el es precio del capital. Generalmente expresamos el capital en términos de alguna moneda porque es más conveniente hablar de intereses sobre 100.000 dólares que hablar de intereses sobre casas o sacos de harina. Pero como la gente a menudo le atribuye características mágicas e incluso malignas al dinero y no necesitamos recurrir a él para entender la función del interés, podemos prescindir de su uso. Usemos en cambio un grano de soya para ilustrar el origen y la función del interés.
Si yo poseo un grano de soya, puedo sembrarlo y producir 20 granos luego de 4 meses (para simplificar, obviemos el costo de la tierra y el trabajo, los cuales no alteran el resultado, pero complican el análisis). Si alguien me pidiera prestado ese grano de soya por 4 meses, ¿cuántos granos debería pedir en compensación? Mínimamente 20 granos. ¿Y quién estaría dispuesto a pagar dicho interés? Alguien que tiene una productividad mayor a la mía. Si alguien, ya sea porque tiene mejores tierras o mejor tecnología puede producir 30 granos con el grano que yo le presto, estaría dispuesto a prestarse mi grano y pagarme los 20 granos que yo hubiera producido si yo mismo lo hubiera cultivado.  
Como podemos ver, el interés es una compensación por el lucro cesante en el que incurre una persona que presta capital. El interés se origina en la necesidad de compensar a quien presta por las ganancias que pudo haber obtenido si él mismo hubiera hecho uso del capital prestado. A esto hay que incluir consideraciones de riesgo cuyo análisis escapa al propósito de esta nota. El interés juega un rol fundamental en la economía ya que permite que el capital fluya hacia las personas, empresas y proyectos más rentables, aumentando la productividad, incrementando las fuentes de trabajo y mejorando la prosperidad de una sociedad.
Para que este mecanismo funcione adecuadamente es preciso que los préstamos y las tasas de interés sean fijadas de manera voluntaria entre prestatarios y prestamistas; es decir, es necesario dejar al mercado en libertad. Cuando el gobierno fija las tasas, distorsiona las señales sobre niveles óptimos de ahorro e inversión y ocasiona que los préstamos vayan a inversiones menos productivas. La consecuencia a largo plazo es una menor tasa de crecimiento para el país y una ampliación del ciclo económico con periodos de auge ficticios seguidos por periodos de ajuste y depresión.
Santa Cruz de la Sierra, 12/07/15
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miércoles, 1 de julio de 2015

Génesis de la tragedia griega

Javier Paz García
Es importante señalar que los problemas que viven los griegos no se deben a la austeridad, sino al despilfarro. La austeridad es una consecuencia inevitable así como lo es la resaca luego de una noche de borrachera. Otro elemento importante de señalar es que la crisis griega no se debe a al sector privado, las empresas transnacionales o los bancos de financiamiento como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM), sino al gobierno griego. El gobierno griego, desde que entró a la zona euro y hasta no hace mucho, sistemáticamente gastó más de lo que recaudaba y financió ese gasto con deuda.
Ni el sector privado, ni las transnacionales ni el FMI obligaron al gobierno griego a hacer esto; lo hizo porque a los políticos les encanta gastar y porque el endeudamiento significa plata que pueden disponer ahora, para aparentar hacer un buen gobierno a cambio de un problema que tendrán que resolver otros políticos en el futuro cuando toque pagar esa deuda. A esto hay que agregar la deshonestidad de sus gobernantes que alevosamente falsearon la contabilidad del Estado para ocultar el problema. Y siendo Grecia una democracia, no podemos dejar de mencionar al pueblo griego que sistemáticamente votó por los gobiernos irresponsables, voto por el gasto deficitario, votó por darse unas vacaciones de lujo y dejar para más adelante el problema de cómo pagar la cuenta.
  Si Grecia deja de recibir préstamos, entrará en una crisis seria. Por otro lado, si los consigue, la crisis se postergará para el futuro, incluso empeorándola con una deuda mayor. El país está experimentando la parte amarga del ciclo populista y un inversionista responsable no le prestaría su dinero. Pero quienes quieren rescatar a Grecia no son inversionistas responsables, sino los gobernantes de otros países que, aparte de tener otras consideraciones de carácter político para salvar a Grecia (algunas valederas), no invierten su propio dinero en el rescate, sino el dinero ajeno, el de sus contribuyentes. A cambio de seguir prestándole, le piden que vuelva a la senda de la responsabilidad, que gaste menos de lo que recauda, que ahorre, que elabore un plan factible de repago, que practique una virtud que todo buen jefe de familia, empresario o gobernante debe practicar: la austeridad.
El gobierno griego quiere que siga la fiesta, que se mantenga la ilusión, quiere que le sigan prestando para gastar a mansalva. Quiere que el resto de Europa siga financiando su propia irresponsabilidad. Al parecer esta vez el resto de Europa no está dispuesto a ello.   
Santa Cruz de la Sierra, 28/06/15

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