viernes, 25 de octubre de 2013

Atajando dólares


Javier Paz García
Las noticias que llegan desde Argentina y Venezuela ilustran lo pernicioso que son los gobiernos totalitarios y centralistas. Creo que afirmar tal cosa no es exagerado. Son totalitarios porque utilizan la justicia, las fuerzas armadas, los recursos del Estado y la violencia de grupos afines para acabar con la oposición política y la prensa independiente. Son centralistas porque quieren controlarlo todo, desde la marca de papel higiénico que uno usa, hasta lo que uno piensa o lee.
Ambos gobiernos, en su afán de controlar y centralizar la economía han establecido políticas cambiarias desatinadas, cuyas consecuencias son la creación de mercados paralelos.
En Venezuela el tipo de cambio oficial está tan fuera de la realidad que es lucrativo viajar a otro país, sacar dólares con la tarjeta de crédito al tipo de cambio oficial y retornar para venderlos al cambio paralelo. En Argentina, ya existe una especie de corralito y los perros policías husmean en los aeropuertos, no en busca de drogas, como uno se imaginaría, sino en busca de dólares.
Es necesario recalcar algunas cosas sobre esta situación. 1) La existencia de un mercado paralelo es la consecuencia de una equivocada política de gobierno, y no de perversos especuladores o malvados capitalistas. 2) La existencia de un mercado oficial irreal beneficia y enriquece a quienes tienen acceso a los dólares, que generalmente son funcionarios del mismo gobierno, familiares y amigos. 3) El uso del mercado paralelo por parte de la población no es algo inmoral, aunque sea criminalizado por el Estado. También en Estados racistas del pasado era ilegal que un negro use el baño de un blanco, sin que de ninguna manera podamos calificar tal acción como inmoral. Con esto quiero decir que en los Estados abusivos y totalitarios las leyes están hechas para acumular poder y subyugar a la población y que por lo tanto no necesariamente existe una relación entre la legalidad y la moralidad. De hecho, en el caso de la Argentina y Venezuela lo inmoral es la irreal y absurda política cambiaria del gobierno, que sirve para enriquecer a funcionarios de gobierno. 4) Los mayores controles del Estado, como pretexto para evitar la fuga de divisas, tienen como consecuencia una pérdida sistemática de las libertades ciudadanas. 
Santa Cruz de la Sierra, 20/10/13
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martes, 22 de octubre de 2013

La última víctima de la cacería de brujas


Javier Paz García
El gobierno de Evo Morales entró con la consigna de perseguir a la oposición política. Los métodos han sido diversos desde el uso de hordas de militantes agresivos dispuestos a todo, como sucedió en el sitio a Cochabamba el 2007 donde mataron al joven Christian Urresti y quemaron la prefectura, el sitio a Santa Cruz el 2008 que no llegó a mayores gracias a la mirada internacional, la toma de la prefectura de Pando, con enfrentamientos y muertos en ambos bandos, como también el degollamiento de perros por un actual senador del partido de gobierno bajo amenaza de que tal cosa iba a sucederle a los cruceños, los inventos y denuncias de complots siempre sin pruebas hasta llegar a la tramoya  del caso terrorismo donde es cada vez más difícil de ocultar la participación del gobierno para inculpar a la dirigencia cruceña.
El arma favorita del gobierno ha sido la utilización del sistema de justicia para sus fines políticos. Descubrió que no hay nada mejor que designar a fiscales y jueces serviles e iniciar 10, 20 o 100 procesos diferentes contra los opositores políticos para enterrarlos en audiencias, declaraciones, trámites y abogados, si es posible lejos de sus lugares de residencias, para que incurran en más gastos. La última víctima de esta cacería de brujas es José María Bakovic, ex presidente del Servicio Nacional de Caminos quien sufrió un infarto al llegar a La Paz a declarar a una audiencia judicial. Médicos forenses habían advertido de los riesgos de un viaje a La Paz, a 3600 metros de altura para la salud de Bakovic, pero la fiscalía consiguió otros forenses para que dictaminen lo contrario.
Más allá de la inocencia o culpabilidad del señor Bakovic, existe un patrón de comportamiento de este gobierno de utilizar el aparato judicial para perseguir y amedrentar a los opositores, sin tener el mínimo respeto por los derechos civiles como la presunción de inocencia, el juez natural o una corte imparcial. En este caso las acciones del gobierno atentaron exitosamente contra la vida del señor Bakovic quien falleció en un hospital de Cochabamba.
Santa Cruz de la Sierra, 12/10/13
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sábado, 19 de octubre de 2013

El IBCE se equivoca


Javier Paz García
Hace más de dos siglos, Adam Smith notó que la riqueza de las naciones no dependía de la cantidad de oro que acumulaban, sino de la productividad de su población, que cerrar la economía al comercio internacional ocasiona un empobrecimiento general y que más bien había que permitir la competencia a todo nivel para aumentar la productividad, el nivel de vida y la riqueza. Las observaciones de Adam Smith, llenas de lógica y sentido común son corroboradas por prácticamente todo estudio serio al respecto. Informes como el Índice de Libertad Económica elaborado cada año por el Wall Street Journal y la Fundación Heritage, el Doing Business del Banco Mundial o el Índice de Libertad Económica elaborado por el canadiense Instituto Frasier corroboran la relación positiva entre la apertura de una economía y su nivel de desarrollo.
Según una nota de la Agencia Boliviana de Información, el gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), ignorando tanto la sólida teoría como la abundante base estadística ha declarado que "un país que no protege su mercado interno resigna oportunidades de desarrollo" y que para proteger el mercado interno es recomendable aplicar barreras arancelarias para productos de alto valor agregado.
Una barrera arancelaria limita o elimina la competencia externa, ocasionando una pérdida para el consumidor que debe pagar más caro por un producto y una reducción de las alternativas disponibles. La barrera arancelaria beneficia al productor local que mediante este mecanismo tiene una competencia reducida. Sin embargo, el efecto negativo que sufre el consumidor es siempre mayor que el efecto positivo del productor por lo que el efecto global en la economía es negativo.
A menudo se equipara el bienestar de los productores y exportadores con el bienestar de un país, relegando a los consumidores. Se olvida que producir no es un fin en sí mismo, sino que más bien el fin de producir es poder consumir. Esta visión lleva a santificar las exportaciones y a denostar las importaciones, olvidando que el objetivo de exportar es poder importar y no al revés. La razón para tener que proteger una industria es porque ésta es ineficiente. La competencia la obliga a mejorar su eficiencia o la hace desaparecer. Por cierto al desaparecer una industria, los empleos no se pierden definitivamente ya que los trabajadores pasan a otras industrias más competitivas. A la larga la competencia obliga a la especialización, aumenta la productividad y aumenta la riqueza de las naciones.
Santa Cruz de la Sierra, 04/10/13
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sábado, 12 de octubre de 2013

Censo y redistribución


Javier Paz García
Los resultados del censo han generado tensiones en el país y entre regiones porque en base a ellos se redistribuyen recursos de coparticipación tributaria y los escaños en la cámara de diputados. Existen dos posturas por las cuales una región puede protestar la nueva redistribución: la primera en base a exigir justicia, equidad y credibilidad de los datos y la segunda en base a tratar de mantener un privilegio a costa de otras regiones. Quienes ponen en dudas los resultados del censo, porque creen que ha existido un manoseo político y un deficiente manejo técnico en su elaboración y piden que se elabore un nuevo censo, pues piden algo justo. Quienes simplemente rechazan el censo porque los resultados no les son favorables, están pidiendo que se cometa una injusticia y se privilegie a ciertas regiones a costa de otras. Quienes piden que los recursos y los escaños parlamentarios se repartan proporcionalmente de acuerdo al número de habitantes piden algo justo y correcto. Quienes protestan porque perdieron representación parlamentaria, protestan en realidad contra la democracia misma, cuyo principio básico es que el voto de cada ciudadano debe valer lo mismo.
Aquí vale la pena repudiar el accionar del órgano electoral que ha realizado una redistribución de escaños adicionando variables económicas a la fórmula. Y no debería decir “formula”, porque tal palabra implica que existe un criterio que no varía con el tiempo y que al introducir las mismos datos siempre dará el mismo resultados. Pero sabemos que esto no es así, que hubo consideraciones políticas que empañan el carácter técnico que debería tener este órgano del Estado. El privilegiar a regiones más pobres con mayor representación parlamentaria equivale a decir que en términos de peso político el voto de un ciudadano pobre vale más que el de uno rico. Este planteamiento, desde la perspectiva de una democracia moderna es tan aberrante como decir que el voto de un rico vale más que el de un pobre. Un principio democrático es que el voto de cualquier ciudadano vale lo mismo y que todos son iguales ante la ley. El accionar del órgano electoral y del parlamento viola este principio, discriminando en base a la riqueza económica de las regiones. Por cierto este esquema castiga el éxito y el crecimiento económico con una menor representación parlamentaria y premia la pobreza y el subdesarrollo, algo bastante habitual en gobiernos de tendencia socialista como el actual.
Santa Cruz de la Sierra, 29/09/13
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