sábado, 24 de diciembre de 2016

El extraordinario espíritu navideño

Javier Paz García
Mi abuela paterna organizaba unas navidades espectaculares a tal punto que el mismísimo Papa Noel nos entregaba los regalos bajo una lluvia de fuegos artificiales mientras sudaba chorros bajo su traje invernal. La preparación de la fiesta no era cosa para tomarse a la ligera y comenzaba semanas e incluso meses antes. La celebración no solo requería un arduo trabajo sino también un elevado costo, por la comida, los fuegos artificiales, el pino de verdad de tres metros de altura, etc.
Ahora que mi abuela no está con nosotros, un primo ha tomado la posta encarando el trabajo de armar un presupuesto, cobrar cuotas, insistir para que asistamos, comprar los fuegos artificiales, ver la comida, recibir los regalos de todos los sobrinos, buscar un pariente que se disfrace de Papa Noel, conseguir una chata para llevar los regalos, etc. Ante tanto trabajo uno podría preguntarse ¿qué gana y por qué asume el peso de organizar todo? Este mismo primo siendo adolescentes me dio una gran lección, una de las más importantes de mi vida, cuando en un evento carnavalero supuestamente organizado por tres comparsas, la nuestra terminó organizándolo con él a la cabeza. Yo le comenté que no me parecía justo que nos carguemos todo el trabajo nosotros para que ellos ganen por igual y el me respondió que a pesar de que las ganancias eran a medias, el liderazgo nuestro nos permitía organizar las cosas a nuestro gusto y asegurarnos que las cosas salgan bien. He aquí una característica de estas personas extraordinarias que hacen más de lo necesario: logran que las cosas salgan bien, como deben ser. Esa actitud se refleja en sus vidas profesionales y son generalmente exitosos en lo que hacen. Pero además estos líderes que se prestan para organizar una kermesse por un amigo enfermo o recolectan ropa de parientes y amigos para donarlas a un hogar de huérfanos, se ganan el respeto y admiración de sus semejantes y el agradecimiento de su prójimo. Afortunadamente tenemos mucha gente así y por eso existen Davosan, la Cruz Roja, los Rotary Club, miles de sacerdotes entregados a ayudar a los necesitados, hogares de niños a cargo de gente dedicada o médicos que trabajan gratis.
Volviendo a mi fiesta navideña, mi primo no solo gana el agradecimiento de sus parientes, sino la alegría de reunir a la familia, gana una noche de risas, de ver a sus hijos y sobrinos felices hablando con Papa Noel. El extraordinario espíritu navideño consiste en la alegría de dar y brindarse desinteresadamente, en la alegría que uno siente cuando hace felices a otros y hace de este mundo un mejor lugar para vivir.
Santa Cruz de la Sierra, 23/12/16

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viernes, 23 de diciembre de 2016

Sobre la responsabilidad de la empresa

Javier Paz García
¿Cuál es la responsabilidad de una empresa? Sencillamente generar las mayores utilidades posibles de manera sustentable y ética ¿Y cuál debe ser el comportamiento ético de la empresa? Una empresa que se comporta éticamente debe: 1) Generar dinero a los propietarios. Una empresa que genera dinero genera más empleos y da mayor estabilidad laboral, además de permitir futuras inversiones. 2) Cumplir sus obligaciones laborales, pagando los salarios acordados en los tiempos acordados y procurando un ambiente adecuado y seguro de trabajo. 3) Informar verazmente a sus clientes sobre los productos que vende, no mentir. Para usar un ejemplo grotesco, si yo vendo tomates podridos e informo a los clientes que están podridos y que quien los consuma tendrá una infección intestinal, no cometo ninguna falta ética. Estoy informando verazmente sobre mi producto y es el cliente el responsable de decidir si comprar y cómo utilizar dichos tomates. Ahora si yo vendo tomates podridos y digo que están en buen estado o que son tomates milagrosos que sanan el cáncer, entonces sí estoy faltando a la verdad y a la ética. Entonces, quien vende cigarrillos no comete una falta ética, ya que todos sabemos las consecuencias de fumar y es cada persona quien libremente decide si incurrir en ese vicio o no. Los sacasuertes y los que venden aguas milagrosas son éticamente más cuestionables que quienes venden alcohol o tabaco. Tampoco el precio de un producto o servicio está sujeto a consideraciones éticas. Si yo decido vender una manzana común y corriente en mil dólares y hay algún excéntrico que decide comprarla, pues no hay nada antiético en realizar la transacción. 4) Cumplir las leyes y pagar impuestos es otra responsabilidad de la empresa, siempre que las leyes sean justas y respeten la propiedad privada y los contratos civiles.
Ahora está de moda hablar de la responsabilidad social de las empresas (RSE), un concepto bajo el cual, si la empresa no hace una escuelita en el barrio o no dona a un centro de beneficencia, entonces es una empresa que no aporta a la sociedad. Esto es una tontería. La empresa que cumple con sus clientes, que cumple con sus empleados y cumple con sus accionistas genera una infinidad de beneficios en la sociedad. Si además de ello, la empresa decide destinar fondos para beneficencia u otras actividades sociales, pues hace algo encomiable y digno de felicitaciones, pero de ninguna manera es una obligación, ni debe serlo.
Santa Cruz de la Sierra, 19/12/16

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Deterioro institucional: sus consecuencias

Javier Paz García
El Movimiento al Socialismo subió al gobierno con una consigna: obtener el poder total, económico, político y cultural. Así lo expresó el vicepresidente Álvaro García Linera en un discurso en Warisata el 2006, donde además afirmó que nadie iba a impedir que el MAS alcance tal objetivo. Esto significaba perseguir a opositores, politizar la educación, conquistar o destruir a los sindicatos y entes cívicos que no estén alineados y copar todos los cargos del Estado con leales al partido.
Lamentablemente para Bolivia, el MAS ha tenido bastante éxito. Designó funcionarios en base a lealtad al partido y no en base a capacidad y honestidad;  llenó de interinatos las instituciones públicas, como por ejemplo la Contraloría donde un militante del MAS fue interino ¡por ocho años!; buscó la forma de expulsar a personas incómodas desde jueces del Tribunal Constitucional hasta funcionarios subalternos que denunciaban la corrupción en el gobierno del cambio, como sucedió en YPFB; aumentó exponencialmente el número de funcionarios públicos, malgastando las arcas del Estado, mientras los masistas hablaban de austeridad. Y como olvidar ese “le meto nomás” que es la antítesis de lo que el presidente de un Estado de Derecho debe hacer, que es precisamente cumplir y hacer cumplir las leyes (solo los reyes absolutos y los dictadores le meten nomás sin necesidad de ceñirse a las leyes).
Esa combinación de meterle nomás, multiplicar la burocracia, sacar a las personas capaces por tener independencia de criterio para meter incapaces cuyo único mérito es ser fieles lame botas y perseguir a todos los que se oponen al proceso de dominio hegemónico que intenta implementar el MAS desde hace una década empieza a mostrar sus consecuencias: una justicia hundida en el lodo, estafa en el Fondo Indígena, un programa Evo Cumple que no cumple tanto, las turbias adjudicaciones directas a empresas que no hacen un buen trabajo, escasez de agua en varias ciudades del país y vuelos que salen sin los requisitos necesarios.
Bolivia ha caminado en piloto automático, además con un viento de popa, producto de un ciclo internacional de altos precios en materias primas. Luego de 11 años de un proceso de destrucción constante de las instituciones del Estado, empiezan a aparecer rajaduras que se irán profundizando.
Santa Cruz de la Sierra, 12/12/16

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miércoles, 7 de diciembre de 2016

¿Cuál dignidad?

Javier Paz García
Evo Morales subió al poder con promesas de traer dignidad al pueblo boliviano. ¿Qué entendemos por dignidad? El significado es amplio y podríamos entender que una persona es digna para cierto cargo cuando reúne las condiciones intelectuales, morales y la experiencia para desempeñar bien sus funciones o la dignidad de un padre que puede decirle a sus hijos, sin faltar a la verdad, que no ha estafado a nadie, que ha sido un hombre honrado, que lo que ha conseguido, sea poco o mucho, lo ha hecho con su esfuerzo y sudor.
Al parecer el concepto que Evo Morales tiene de dignidad consiste en insultar a Estados Unidos y a dignatarios de Estado que no son de su agrado. Aparte de eso, tenemos los bonos, como la renta dignidad, cuya implementación se la debemos al gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, bajo el nombre de Bonosol (tanto Hugo Banzer como Evo Morales tienen el dudoso mérito de cambiarle el nombre). Pero los bonos, aunque pueden paliar la pobreza en el corto plazo, no significan dignidad para el pueblo, porque ¿quién puede sentirse digno de vivir de limosnas?
Imagino que la forma en que un gobierno puede ser digno es, en lo interno, respetando los derechos humanos, procurando que los servidores públicos sean amables y serviciales con los ciudadanos, estructurando un sistema eficiente y ágil que reduzca la cantidad, costo y tiempo de trámites que tienen que sufrir los habitantes y generando las condiciones jurídicas para que sean los propios habitantes los gestores de su bienestar. Y en lo externo creo que podemos hablar de un país digno cuando cumple sus compromisos con otros países y tiene una postura seria, prudente y mesurada frente a los problemas globales. Lamentablemente lo que hoy tenemos es gente postergando el baño y la defecación porque no hay agua, gente haciendo colas kilométricas desde la madrugada para recibir un bono, conseguir una ficha de atención médica o llenar un balde con agua; tenemos presos políticos y un periodismo asustado de tanta persecución; tenemos más corrupción que nunca y un sistema de justicia que funciona como una mafia. Y en lo externo tenemos un hazmerreir de presidente que no sabe si tuvo un hijo, o qué inversión se hizo en agua, en fin, no sabe nada, pero afirma que el capitalismo produce terremotos o que las hormonas del pollo causan desviaciones en los hombres. Tenemos el luto y la vergüenza de un avión siniestrado y 71 muertos por la irresponsabilidad de las autoridades civiles. ¿De cuál dignidad habla el presidente?
Santa Cruz de la Sierra, 04/12/16
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domingo, 4 de diciembre de 2016

¿Por qué hay socialistas que se vuelven liberales?

Javier Paz García
Durante mis lecturas he encontrado que muchos liberales fueron en algún momento de su vida socialistas o colectivistas, es decir personas que no creían en la interacción libre y voluntaria entre seres humanos y que apostaban a que una mejor sociedad venía de la mano de algún gobierno totalitario presidido por un dictador benévolo. Es frecuente escuchar anécdotas de personas que en su juventud militaron en algún movimiento comunista o socialista o simpatizaron con tales ideas pero que con el pasar de los años cambiaron radicalmente de pensamiento hasta encontrarse más cerca de los idearios liberales. Entre las personas que han transitado este camino podemos citar a los premio Nobel de literatura Octavio Paz y Mario Vargas Llosa, el campeón mundial de ajedrez Gary Kasparov, el presidente de la Unión Soviética y Nobel de la Paz Mijail Gorvachov o escritores como Antonio Escohotado, Carlos Sabino y un sinnúmero de personajes destacados, así como también personas normales y corrientes.
Sospecho que la razón es la siguiente: el socialismo es esencialmente una reacción sentimental. Sus ideas apelan a los sentimientos y a una búsqueda de justicia intrínseca en la naturaleza humana. Los mismos Marx y Lenin, los mayores ideólogos de este movimiento, revelan en sus escritos una tendencia a la rabia, al insulto, y a la descalificación arbitraria e infundada de argumentos que contradicen sus postulados. El adolescente que lee el Manifiesto Comunista o alguna diatriba marxista cree haber descubierto todo lo que hay por conocer sobre política, economía y la acción humana. Por eso, la etapa adolescente donde uno conjuga la ignorancia, la certeza de saberlo todo, la rebeldía y las decisiones viscerales, es propicia para formar socialistas.
El liberalismo por otro lado es un movimiento intelectual basado en el razonamiento y en el análisis de los principios y consecuencias de la acción humana. Aunque cualquier persona, sin importar el nivel de instrucción o inteligencia, puede tener una predisposición a entender y defender las ideas de la libertad, llegar a ser liberal requiere de mucho estudio, de mucha lectura, de historia, economía, política, filosofía. Ser liberal, invocando a Popper, implica estar en un constante estado de duda. Por eso no es infrecuente que quienes comenzaron como fervientes socialistas, luego de un tortuoso camino de estudios, contrastación de la realidad y verdadera autocrítica muden sus ideas diametralmente hacia el liberalismo.
Santa Cruz de la Sierra, 28/09/16

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