martes, 17 de octubre de 2006

La lucha no ha terminado

Javier Paz García

Hemos conseguido que la elección de prefectos sea por voto directo. Este es un gran paso, un hecho histórico y significa el principio del establecimiento de autonomías departamentales. Sin embargo, la lucha por las autonomías esta lejos de terminar; nos esperan batallas duras y cada vez se abren nuevos frentes.
El gobierno de Evo Morales, o mejor dicho Evo en si, ha mostrado poco o nada de respeto por la democracia y sus instituciones y está en este momento trabado en una ofensiva voraz para copar todas las dependencias gubernamentales y acabar con toda oposición. Cabezas han rodado en las fuerzas armadas, el CNE, y quien sabe donde más rodarán. El objetivo es acabar con la independencia de poderes y tener el control total. Este gobierno ha sido enfático en su oposición a las autonomías provinciales, y en vez de felicitar al prefecto Costas por su iniciativa, lo ha acusado de protagonismo. Esta actitud muestra que Evo en principio no está en contra de las oligarquías, solamente de aquellas en las que él no es partícipe. Y ahora se encuentra en el proceso de crear la oligarquía única, la de Evo Morales. Si Evo es consecuente con esta línea de acción, la autonomía departamental sigue en riesgo de no concretarse.
La elección de prefectos por voto directo es la cúspide del proceso autonómico, pero prefectos democráticamente elegidos no es sinónimo con autonomías. Para alcanzar una verdadera autonomía faltan dos cosas más: plata y autoridad. Para tener plata, es necesario que los recursos que genere el departamento, vayan en su mayoría y en forma directa a la prefectura. No deben ir a La Paz para que el gobierno central distribuya lo que quiera y cuando quiera. Con respecto al segundo punto, la prefectura debe tener autoridad y jurisdicción: debe, entre otras cosas, tener potestad para llevar a cabo proyectos de desarrollo regional, crear o eliminar impuestos, tener autoridad sobre la policía y crear leyes, mientras estas no contradigan las leyes nacionales. Estas atribuciones del poder departamental no están garantizadas y, si este gobierno es consecuente con su accionar, va a hacer una férrea lucha para no ceder tales atribuciones y para disminuir las actuales (aunque Evo ha mostrado ser inconsecuente y errático, bordeando en la incoherencia y la estupidez, estoy casi seguro que en este campo mostrará una coherencia sorprendente).
Es posible vislumbrar un sistema donde se priva a la prefectura de toda jurisdicción y se crea un “delegado departamental” puesto a dedo por el presidente, con toda la facultad para administrar recursos y tomar decisiones o simplemente para vetar cualquier iniciativa de la prefectura. De esta forma tendríamos un prefecto democráticamente elegido cuya única función sería recibir un sueldo, y otro de facto nombrado a dedo.
Este escenario no es inverosímil. Tenemos un gobierno que ha mostrado claros tintes de ser anti-democrático, racista y anti-cruceño, y cuyo objetivo es hegemonizar el poder. No bajemos la guardia, que la lucha no ha terminado.
Fayetteville, 05/04/06.
El Deber, 12/04/06.

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