viernes, 20 de octubre de 2006

Poder total: político, económico y cultural

Javier Paz García

Fue el mensaje que Álvaro García Linera, en condición de Presidente interino de la República dio en Warisata. En su discurso fue enfático al declarar que nada ni nadie iba a impedir que el MAS alcance tal objetivo. ¿Pero qué significa esta afirmación? ¿Cuáles son las implicaciones de tener el poder total: político, económico y cultural?
Primeramente hay que notar que cuando Linera usa el adjetivo “total”, deja claro que no existe poder residual: no hay sindicato, partido político, comité cívico, junta vecinal, o persona de a pie que ostente algún poder o potestad fuera del MAS.
Tener, entonces, el total poder político implica la desaparición de toda oposición, sea cívica, política, mediática o militar. Bajo un régimen que ostente el total poder político no hay opción a decir “no me gusta”; la única voluntad que se cumple es la del partido de gobierno.
Por otra parte, poseer el total poder económico implica controlar todos los medios de producción, incluso el capital humano. Esto quiere decir que el MAS es dueño de todas las tierras, todos los bienes y todas las almas. Nadie puede tener la osadía de decir “este terruño es mío”; nada señor, usted no es dueño ni de su camisa. El MAS como soberano total del poder económico le va a decir que tierras puede trabajar, donde trabajar, a quien puede o no puede vender sus productos y cuanto puede cobrar por ellos. Como simple inquilino de las tierras que trabaja, usted no las puede vender o trocar, porque las tierras pertenecen al MAS. Obviamente, como el MAS es claramente anti-capitalista, en el nuevo estado masista no hay lugar para capitales privados, el gobierno es propietario de todo negocio y beneficiario único de toda ganancia.
Pero no solo a esto aspira el actual partido de gobierno, sino que también quiere el total poder cultural. Es decir que en el estado masista la educación se adecuará a estrictos cánones oficiales. Es evidente que tal sistema será estrictamente laico e indigenista, con la supresión total de la enseñanza religiosa o privada (algo que ya intentaron hacer en el Congreso de Educación). No habrá libertad de prensa y el único culto permitido será al Líder Supremo Evo Morales Aima, que estará retratado en estampillas postales, y cuya casa y ciudad natal serán monumentos de la Nación. En este Estado se eliminará al Dios judeo-cristiano y se pondrá en su lugar al “Che” Guevara, Fidel Castro y Hugo Chávez, quienes formarán la Santísima Trinidad. Yo por mi parte no podré exhibir mi mal gusto en una oda a Adam Smith y tendré que conformarme con analizar los aciertos de Carlitos Marx.
Este es el plan del partido de gobierno expuesto claramente por el vicepresidente en su discurso en Warisata. Algunos afirman que lo dicho en tal discurso son solo metáforas, y que hemos malinterpretado al señor Linera. Me imagino entonces que cuando alude a diciembre como el principio de la “revolución” se refiere a un diciembre platónico, aquel mes caluroso, soleado, lluvioso, de vacas gordas y ríos caudalosos, de abundancia y algarabía, con un leve chilchi en Noche Buena, que no espanta, y más bien augura paz y prosperidad. Tal vez Linera se haya referido a este diciembre arquetípico, pero considero más sensato suponer que habla del diciembre próximo, aquel diciembre de oscuros agüeros que llegará en 60 días, aquel en el que saldrán hordas paramilitares financiadas por el gobierno boliviano y con fusiles venezolanos bajo el poncho rojo, estarán dispuestos a matar para otorgarle al MAS el poder total: político, económico y cultural.
Fayetteville, 26/09/06.
El Deber, 16/10/06.

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