miércoles, 12 de diciembre de 2007

El gran debate de la Asamblea Constituyente

Javier Paz García
Vimos sorprendidos cómo trasladaron la Asamblea de un lugar a otro, como si fuera un circo que va de pueblo en pueblo presentando su show.
Vimos aterrados cómo estuvieron dispuestos a atropellar, aunque ello conlleve usar francotiradores, ponchos rojos, militares y policías para reprimir, acallar y matar.
Vimos azorados cómo el presidente y sus ministros celebraron bailando las muertes de Sucre, desvergonzadamente usando el eufemismo de un parto doloroso.
Vimos espantados cómo el MAS avanzaba sin respetar leyes y normas, sin respetar el pluralismo democrático, sin respetar a aquéllos que piensan diferente.
Vimos despavoridos cómo aprobaron los artículos del documento de mayor importancia que tiene una nación, sin leerlos siquiera, por bloques, al por mayor, sin el mínimo debate, sin respetar los dos tercios, sólo entre masistas, en apenas 14 horas.
Y cuando habíamos perdido las esperanzas de ver un debate franco, abierto, sincero, plural, sucedió algo inaudito, algo casi mágico: los masistas empezaron a debatir. Para no creerlo, los masistas empezaron a debatir y lo hicieron muy bien. Y que nadie me diga lo contrario, que nadie me diga que no hubo debate en esa Asamblea en Oruro porque yo los vi con mis propios ojos. Yo los vi lanzando argumentos y contraargumentos a favor o en contra de una u otra postura. Yo los escuché discutir y disentir acaloradamente, pero con el mayor respeto de la opinión ajena. Les digo que yo los vi, no me lo contaron, yo los vi y nadie me va a discutir que no hubo un debate en la Asamblea de Oruro. Los asambleístas del MAS nos mostraron que sí saben debatir, que pueden ser más que levantamanos, que sí son capaces de pensar por su cuenta, dando opiniones coherentes, con argumentos fundamentados en la razón y no en el atropello de la fuerza bruta.
Así es, los asambleístas masistas y sus aliados demostraron que sí saben debatir, que sí pueden debatir y que lo hacen muy bien. Porque luego de oficiar de levantamos por 14 horas y aprobar sin debate alguno el que debería ser el documento más importante y más debatido de la nación, tocó la hora de ver si es que los Asambleístas iban a seguir ganando sueldo en los próximos meses. Y caramba que cuando discutieron la prolongación de sus sueldos se acabaron los levantamanos: todos tenían una opinión al respecto. Los argumentos abundaban, excelentes y válidos de ambos lados. Existían los que decían que su mandato había acabado y que no debían percibir salarios, otros argüían que mientras mantuvieran su curul, por ley no podían conseguir otras fuentes de trabajo y por tanto se quedarían sin fuentes de ingreso en los próximos meses, lo que para muchos era imposible. En fin, hubo un gran debate, tal vez el mejor debate que tuvo la Asamblea Constituyente durante toda su vida, tal vez el único. Qué pena que éste fue sobre salarios y no sobre el destino de todos los bolivianos.
Santa Cruz de la Sierra, 12/12/07

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