viernes, 16 de noviembre de 2012

Falacias del ataque antiliberal


Javier Paz García
Quienes defendemos la economía de mercado por sobre el estatismo a menudo somos catalogados de defensores de intereses oscuros, títeres de los ricos y poderosos. Esto es una forma de falacia ad hominem donde se deja de lado los argumentos y se ataca a la persona. Para dar un ejemplo de esta falacia, yo puedo decir que la Tierra gira alrededor del sol debido a la atracción gravitacional que existe entre ambos; otra persona podría tratar de desacreditarme diciendo que eso no es cierto porque yo defiendo los intereses de los científicos, o que no deben creerme porque una vez me pasé un semáforo en rojo. En este ejemplo, mi crítico se abstiene totalmente de criticar el argumento presentado por mí, y en vez de ello, me critica a mí directamente. Mi argumento puede ser cierto o falso, pero ello no depende de si defiendo ciertos intereses o si me paso los semáforos en rojo; atacarme a mí es una forma de distracción precisamente para no tener que discutir la idea. Por supuesto no es cierto que los liberales defendamos a los ricos, aunque sí defendemos el derecho a que cualquier persona se pueda enriquecer mediante el trabajo y la innovación. Es un error suponer que un empresario o un rico por serlo, defiende el libre mercado. Siempre existirán empresarios en busca de rentas estatales, subsidios, leyes que los protejan de la competencia, siempre habrá empresarios dispuestos a amarrarse o tomar el poder político para extraer privilegios. Esto no tiene nada que ver con liberalismo.
Otra falacia ad hominem es catalogarnos como egoístas consumados, personas sin escrúpulos que no tienen más Dios que el dinero y el ánimo de lucro y que están dispuestos a vender a su madre por ganar unos centavos. Por supuesto abundan los liberales profundamente religiosos, o quienes incluso siendo ateos o agnósticos son esposos y padres abnegados, ayudan a sus comunidades, donan sus fortunas a la beneficencia, se preocupan por el bienestar de los más pobres, apoyan a escuelas y hospitales, etc. Y también abundan entre los estatistas y socialistas personas sin escrúpulos, que proclaman defender a los pobres y se enriquecen a costa del Estado, personas que se atribuyen una moralidad superior pero que engañan a sus parejas o no pagan la pensión de sus hijos. Por lo tanto este argumento es fácilmente desacreditado con unos abundantes contraejemplos.
Otra falacia es decir que a los defensores del libre mercado no nos interesan los pobres y los asalariados. Para desacreditar esta idea solo basta notar que hay menos pobres en los países capitalistas y que los trabajadores en estos países tienen mejores salarios, mejores condiciones laborales y mejores niveles de vidas que sus pares viviendo en países de tendencia o tradición estatista. ¿Cuántos obreros bolivianos quieren irse a Estados Unidos a trabajar? ¿Cuántos obreros estadounidenses quieren ir a Bolivia a trabajar? Los hechos hablan por sí solos. Es irónico que los socialistas, quienes dicen defender a los trabajadores y a los pobres, defiendan un sistema que empobrece a los trabajadores y a los pobres.
Santa Cruz de la Sierra, 16/11/12
http://javierpaz01.blogspot.com/

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