jueves, 1 de septiembre de 2011

La Unión Soviética es una cárcel gigante

Javier Paz García
Gabriel García Márquez estuvo en la Unión Soviética el año 1957, ese año, el país organizó un festival internacional, donde invitó a delegaciones de todo el mundo. Eran los inicios de una tímida apertura luego del enclaustramiento que se había impuesto bajo el mando de Stalin. Era también una forma de hacer propaganda para mostrar al mundo las maravillas del socialismo. García Márquez, en su libro De viaje por los países socialistas, cuenta que: “[u]na muchacha francesa estaba impresionada por el aspecto de miseria de la gente. A mi (sic) me pareció particularmente mal vestida. Debe ser porque ya tenía más de un mes de andar por la cortina de hierro. La muchacha estaba experimentando la misma reacción inmediata que yo sufrí en Alemania Oriental.”
Sobre la libertad de prensa: “Los soviéticos – que han viajado mucho por los mapas y se saben de memoria la geografía universal – están increíblemente mal informados de la actualidad periodística. Así como los aparatos de radio no tienen sino un solo botón, los periódicos – que son de propiedad del estado – tienen una sola onda: “Pravda”. El sentido de la noticia es rudimentario: solo se publican los acontecimientos extranjeros muy importantes y en todo caso orientados y comentados. No se venden revistas ni periódicos del exterior, salvo algunos de los partidos comunistas europeos.” Y si no existían muchas opciones para elegir periódicos y revistas, en la radiodifusión la situación era aun peor: “Había cosas más esenciales que impresionaron a los visitantes occidentales y que sinembargo (sic) no fueron disimuladas. Entre ellas los receptores de radio con un solo botón: radio Moscú. Los receptores son muy baratos en la Unión Soviética, pero la libertad del auditor está limitada a escuchar radio Moscú o a no utilizar el receptor.”
Como en la Cuba actual, la Unión Soviética fue una cárcel gigante, donde quienes intentaban escapar, eran transferidos a otra cárcel más formal. Como le confesó un moscovita a García Márquez: “Uno de ellos nos reveló que había estado cinco años en prisión porque fue descubierto cuando trataba de fugarse de la Unión Soviética metido en un baúl”.
Tal vez un mérito del socialismo es su capacidad propagandística. Porque no deja de ser admirable que un gobierno pueda hacer creer a millones de personas que viven bien, cuando en realidad viven mal: “Los moscovitas – de una espontaneidad admirable – manifestaban una resistencia sospechosa cuando se insistía en visitar su casa. Muchos cedían: el hecho es que ellos creen que viven muy bien y en realidad viven mal. El gobierno debió prepararlos para que los extranjeros no viéramos el interior de las casas.” En opinión del Nobel la Unión Soviética era “un país donde los trabajadores viven amontonados en un cuarto y solo tienen derecho a comprar dos vestidos al año, mientras engordan con la satisfacción de saber que un proyectil soviético ha llegado a la luna”.
Santa Cruz de la Sierra, 30/07/11
http://javierpaz01.blogspot.com/

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