lunes, 2 de agosto de 2010

Justificando los abusos de poder

Javier Paz García
Imaginemos el caso de un sacerdote pedófilo. Supongamos que dicho sacerdote ha hecho cosas muy buenas por la comunidad en la que vive, que realiza importantes labores humanitarias, que ayuda a los pobres y necesitados. Es decir, exceptuando el hecho de que este sacerdote practica la pedofilia, es un tipazo en todos los otros aspectos. Pregunto, ¿la sociedad debería, considerando las buenas obras que realiza, perdonarle su delito?
Imaginemos otro caso, digamos que un cantante famoso mata a su mujer. ¿Debería la justicia no pasarle factura por este crimen sobre la base de que canta muy bonito?
Presento estos ejemplos porque los creo que relevantes a la coyuntura política boliviana.
Muchos consideran que el gobierno ha hecho cosas buenas, como ser la nacionalización del sector de hidrocarburos o la entrega de bonos. No pretendo en esta nota dar mi opinión sobre si dichas políticas son buenas o malas, simplemente señalar el hecho de que una parte de la población las considera positivas. Tenemos también un gobierno que continuamente comete delitos y atropellos. Para citar algunos están los cercos al congreso, la bomba plantada en una estación de Unitel en Yacuiba, la Calancha, la quema de la prefectura de Cochabamba, el acoso y desmantelamiento del Poder Judicial, los enfrentamientos en Pando, las agresiones a periodistas, la persecución judicial a políticos y empresarios críticos del gobierno, etc. A esto hay que agregar una corrupción tremenda acompañada de una impunidad escandalosa para los miembros del partido y por otro lado niveles de narcotráfico similares a los de la dictadura de García Meza.
Sin embargo para la gran mayoría todos estos abusos no tienen importancia o se ven justificados por “las cosas buenas” que está haciendo el MAS. No se puede interpretar de otra forma la apabullante votación que obtuvo el partido de gobierno en las elecciones nacionales. Por supuesto, con control absoluto de las dos cámaras del Poder Legislativo, el MAS tiene carta blanca para hacer lo que quiera. El pueblo le ha dado permiso, mediante el voto, para que siga cometiendo todo tipo de abusos y arbitrariedades.
Esta actitud de obviar lo malo y excusar lo inexcusable en cuanto a violación de derechos humanos, acaparamiento de las instituciones del Estado, violación del debido proceso y persecución política, es entendible entre la gente de bajos estratos sociales y baja educación, para quienes recibir un bono es lo máximo, pero censurable entre las clases medias y altas que deberían valorar el equilibrio de poder en un sistema democrático y totalmente reprochable en intelectuales que dicen pertenecer a una izquierda democrática, que dicen defender la democracia y los derechos humanos.
Fue evidente durante los primeros cuatro años de gobierno del MAS su tendencia totalitaria. El pueblo tuvo la oportunidad en las últimas elecciones de moderar dichas tendencias y no lo hizo. El costo podría ser, como nos muestra el caso de Venezuela, la destrucción total de la democracia en los próximos años.
Santa Cruz de la Sierra, 04/06/10

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