domingo, 19 de julio de 2015

La función del interés

Javier Paz García
El interés el es precio del capital. Generalmente expresamos el capital en términos de alguna moneda porque es más conveniente hablar de intereses sobre 100.000 dólares que hablar de intereses sobre casas o sacos de harina. Pero como la gente a menudo le atribuye características mágicas e incluso malignas al dinero y no necesitamos recurrir a él para entender la función del interés, podemos prescindir de su uso. Usemos en cambio un grano de soya para ilustrar el origen y la función del interés.
Si yo poseo un grano de soya, puedo sembrarlo y producir 20 granos luego de 4 meses (para simplificar, obviemos el costo de la tierra y el trabajo, los cuales no alteran el resultado, pero complican el análisis). Si alguien me pidiera prestado ese grano de soya por 4 meses, ¿cuántos granos debería pedir en compensación? Mínimamente 20 granos. ¿Y quién estaría dispuesto a pagar dicho interés? Alguien que tiene una productividad mayor a la mía. Si alguien, ya sea porque tiene mejores tierras o mejor tecnología puede producir 30 granos con el grano que yo le presto, estaría dispuesto a prestarse mi grano y pagarme los 20 granos que yo hubiera producido si yo mismo lo hubiera cultivado.  
Como podemos ver, el interés es una compensación por el lucro cesante en el que incurre una persona que presta capital. El interés se origina en la necesidad de compensar a quien presta por las ganancias que pudo haber obtenido si él mismo hubiera hecho uso del capital prestado. A esto hay que incluir consideraciones de riesgo cuyo análisis escapa al propósito de esta nota. El interés juega un rol fundamental en la economía ya que permite que el capital fluya hacia las personas, empresas y proyectos más rentables, aumentando la productividad, incrementando las fuentes de trabajo y mejorando la prosperidad de una sociedad.
Para que este mecanismo funcione adecuadamente es preciso que los préstamos y las tasas de interés sean fijadas de manera voluntaria entre prestatarios y prestamistas; es decir, es necesario dejar al mercado en libertad. Cuando el gobierno fija las tasas, distorsiona las señales sobre niveles óptimos de ahorro e inversión y ocasiona que los préstamos vayan a inversiones menos productivas. La consecuencia a largo plazo es una menor tasa de crecimiento para el país y una ampliación del ciclo económico con periodos de auge ficticios seguidos por periodos de ajuste y depresión.
Santa Cruz de la Sierra, 12/07/15
http://javierpaz01.blogspot.com/

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