viernes, 7 de septiembre de 2012

Reflexiones masistas sobre el “capitalismo verde”


Javier Paz García
Hace pocos días el vicepresidente Álvaro García Linera explicó lo que él denominó “capitalismo verde”. Según su explicación, las empresas europeas compran bosques para su preservación en países tercermundistas y reciben compensaciones millonarias de sus gobiernos mediante bonos de carbono. De esta manera, las multinacionales crean “supraestados”: territorios donde el Estado no tiene cabida.
Muchos, incluidos Evo Morales y García Linera, condenan al capitalismo por destruir los bosques. Sin embargo aquí García Linera critica al capitalismo precisamente por hacer lo contrario: preservar bosques. Y según su propia admisión, le molesta que el ánimo de lucro sea lo que motive a las empresas a velar por su preservación. Siguiendo esta lógica, está bien destruir bosques mientras no sea con ánimo de lucro, está mal salvarlos si es para lucrar. Esta es una clara muestra de la inconsistencia de los intelectuales de izquierda que critican al capitalismo si destruye si hace algo y lo critican si no lo hace. Incluso Evo Morales, autoproclamado defensor de la madre tierra, ha criticado el movimiento ambientalista como una imposición del capitalismo mundial y un freno al desarrollo de los países pobres. ¿En qué quedamos? ¿O el capitalismo destruye el medio ambiente o lo preserva a costa del desarrollo de los países pobres? Ni ellos mismos lo saben, o adoptan la posición que ven conveniente según el auditorio.
El vicepresidente también afirma que existen áreas protegidas que pertenecen a particulares y no están bajo control del Estado, y critica esta situación como una pérdida de soberanía y poder. Asumiendo la veracidad de tal afirmación, al vicepresidente no parece interesarle analizar la efectividad y eficiencia ambas alternativas: no discute si las áreas protegidas que según él están en manos de transnacionales (yo desconozco si existen y cuáles son) son mejor o peor cuidadas que aquellas en manos del Estado. No le interesa analizar con qué método se preserva mejor el medio ambiente, sino que el Estado tenga el control. Siguiendo la lógica de su argumento, más importante es tener un Estado todopoderoso aunque haga un pobre manejo de las áreas protegidas, que tener áreas protegidas bien manejadas en manos privadas.
Esta inconsistencia y pobreza argumentativa proviene de quien es reputado como el mayor intelectual del partido gobernante. Luego, no debería sorprendernos las sandeces que escuchamos de otros militantes del Movimiento al Socialismo. El vicepresidente puede posar como ambientalista cuando le conviene, pero su argumentación es deficiente y un ligero análisis muestra que lo que le interesa es el poder: la concentración del poder en manos del Estado y el manejo del Estado en manos suyas.      
Santa Cruz de la Sierra, 07/09/12
http://javierpaz01.blogspot.com/

1 comentario:

EDUCAR CON PASIÓN dijo...

Bastante pertinente el análisis, sobre la concentración del poder de los gobiernos de turno. Recuerdo la intervención de la presidenta del Senado Gabriela Montaño en un conversatorio, sobre la Ley de Educación 070 - donde ahora pasan los ex SEDUCAS a manos del Ministerio de Educación, con la Dirección Departamental de Educación. Concentrar poder, una consigna del poder!!