jueves, 12 de enero de 2012

Granjas orwellianas en Latinoamérica


Javier Paz García
George Orwell (Bengala 1903 – Londres 1950) publicó en 1946 La Granja Animal, una parodia del régimen soviético. La novela trata de una granja donde los animales se rebelan contra su amo humano y lo expulsan. La granja instaura un régimen comunista donde todos los animales son iguales. El liderazgo queda en mano de los cerdos por ser los más inteligentes de los animales. Con la expulsión del humano, los animales tienen la promesa de recibir todo el fruto de su trabajo y mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo a medida que pasa el tiempo las cosas se ponen cada vez más difíciles para los animales que ven sus horas de trabajo aumentar sin que aumente su calidad de vida. La libertad de expresión de los animales es también sistemáticamente coartada por  los cerdos que imponen un régimen de silencio, obediencia y trabajo duro, todo en nombre del bien común. El mayor beneficiario de todos es el líder, un cerdo llamado Napoleón quien termina actuando igual que el amo humano que fue expulsado en la revolución.  Para mantenerse en el poder, el cerdo Napoleón se rodea de una jauría de perros que imponen el miedo, para explicar los fracasos utiliza la estrategia de los enemigos internos y externos siempre conspirando, persigue a quienes cuestionan al líder o piensan por sí mismos y matan si es necesario. Al final la granja llega a la paradójica situación donde todos los animales son iguales pero algunos son más iguales que otros.
El cerdo Napoleón es una caricatura de Stalin y la granja es una parodia de la Unión Soviética, pero la comparación con regímenes actuales como los de Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Cristina Fernández o Daniel Ortega surge con naturalidad dada la similitud de éstos con el del cerdo Napoleón. Lo trágico es que este tipo de regímenes sigan surgiendo a pesar de la experiencia soviética y muchas otras. Es triste que hoy en Latinoamérica miles de personas tendrán el destino Boxer, el caballo de la granja (no digo más para no perjudicar a quienes deseen leer la novela).
El prólogo, escrito por el mismo Orwell, contiene reflexiones magistrales sobre la libertad de expresión, el rol de la prensa y la autocensura. Recordemos que el libro fue publicado en un periodo donde Inglaterra era aliada de la Unión Soviética y no era políticamente correcto criticarla y peor aun comparar a Stalin con un cerdo. Es por ello que, más allá de las afecciones ideológicas o políticas (vale la pena indicar que Orwell se consideraba socialista), el prologo contiene reflexiones perdurables y valiosas para todo periodista que aspire a ser íntegro y serio. El libro es corto y sencillo como un cuento infantil. Quienes gusten de La Granja Animal también pueden leer 1984, novela “distópica” del mismo autor, más larga, un poco más pesada pero no menos interesante.
Guarujá, 04/01/12
http://javierpaz01.blogspot.com/

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