domingo, 8 de mayo de 2011

El gran Estado como fuente de corrupción

Javier Paz García
El liberalismo cree que el poder del Estado debe ser limitado por muchas razones. Una de ellas es la corrupción. Usualmente, mientras más grande y poderoso es el Estado, mayor es la corrupción que genera.
Esto es evidente si suponemos tasas constantes de corrupción. Por ejemplo, imaginemos que 5% de los recursos del Estado se pierden por causa de la corrupción de sus funcionarios. Entonces, si el Estado duplica sus gastos, también duplicará el monto que se desperdicia a causa de la corrupción. Esta es una buena razón para limitar el tamaño del Estado.
Pero probablemente a medida que el Estado crece, la tasa de corrupción también crece. Es decir, si para cierto nivel de gasto, existe un 5% de recursos perdidos por la corrupción, para un nivel de gasto mayor, la tasa de corrupción será superior a 5%. Bajo este supuesto, si el Estado duplica sus gastos, entonces el dinero que se pierde a causa de la corrupción se incrementa en más del doble. Entre las razones que nos permiten suponer que la tasa de corrupción aumenta a medida que aumenta el tamaño del Estado están las siguientes:
1) Mayores niveles de gasto, hacen más difícil la fiscalización. No es lo mismo fiscalizar gastos por un monto de mil dólares, que fiscalizar gastos por cien mil dólares. No es lo mismo fiscalizar cien entidades públicas y cien cuentas bancarias, que fiscalizar mil entidades públicas con diez mil cuentas bancarias. Y por supuesto, mientras más difícil sea fiscalizar los fondos públicos, habrá más funcionarios dispuestos a corromperse.
2) Mientras más grande el Estado, mayor la posibilidad de crear botines políticos. De hecho, las empresas estatales tienden a ser fuentes de empleo o de beneficios para los allegados al gobierno de turno. Que sean ineficientes, con planillas supernumerarias y que operen a pérdida es menos importante que el poder y la posibilidad de enriquecimiento que otorgan al político que las controla.
3) Un mayor nivel de gasto ocasiona un uso más dispendioso de los recursos. Cuando sobra el dinero, los funcionarios pueden destinar más fondos a sus bolsillos sin que la gente se dé cuenta o se moleste. Mayores niveles de gasto implican que en el margen, los proyectos son cada vez menos necesarios. Es decir, un gobierno con recursos limitados tratará de utilizar dichos recursos de la mejor manera posible, priorizando los más urgente y necesario. Por otro lado, un gobierno con amplios recursos a su disposición tenderá a hacer gastos cada vez menos necesarios como ser comprar un avión de lujo para el presidente o juguetes para las Fuerzas Armadas, etc. Esto no significa necesariamente corrupción, pero son gastos superfluos para beneficio de los funcionarios del Estado, en desmedro de gastos para beneficio del resto de la población. El exceso de dinero permite que los gobiernos no tengan que priorizar sus gastos y que utilicen los fondos (legalmente como también ilegalmente) para beneficio propio.
Santa Cruz de la Sierra, 19/04/11
http://javierpaz01.blogspot.com/

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