domingo, 29 de junio de 2025

Una guía en el camino

 Javier Paz García

Mis mejores vacaciones no han sido en Punta Cana, Cancún o París, sino en una laguna cercana a Yotaú, en la provincia Guarayos. Sin aire acondicionado ni WiFi, a veces durmiendo en carpa, entre mosquitos y hormigas de todos los tamaños y colores, estar ahí con mis tíos y primos era lo más cercano al paraíso. Cuando en Puerto Pailas solo había un puente de una vía por el que también pasaba el tren y el asfalto acababa ahí, el viaje duraba normalmente unas 6 horas, si no pasaba nada. Una vez pasó de todo: salimos tarde, se nos pinchó la llanta, una piedra rompió el parabrisas y tuvimos que venir despacio. Era domingo, al día siguiente había colegio y cuando llegaron las 12 de la noche y seguíamos en ruta, los primos que venían conmigo celebraron porque su madre ya no los iba a mandar a clases. Yo quería que lleguemos más tarde todavía para que me pase lo mismo, porque sabía que las 12 de era suficiente. Llegamos a las 3 de la mañana directo a dormir con la alegría de haber ganado un día menos de clases, cuando a las 6 de la mañana, la pesadilla; mi madre nos despertó a mí y a mis dos hermanos para ir al colegio. No hubo ruegos ni lamentaciones que valgan, no sirvieron los alegatos de crueldad e injusticia, ni las comparaciones con mis primos y el resto de las madres del mundo que no le harían algo así a sus hijos: tuvimos que ir al colegio, con la promesa materna de que podíamos dormir siesta después o echarnos más temprano esa noche. ¡Es que no hay derecho tanto abuso!

Mi madre repetía muchas cosas, por ejemplo, el primer día de colegio, desde primero básico incluso hasta secundaria, nos ponía en fila a sus tres hijos y, como disco rayado, nos daba las mismas recomendaciones todos los años: atender en clase, hacer caso a los profesores y ser respetuoso con nuestras compañeras mujeres. También nos decía que no aspiraba a dejarnos dinero en herencia, sino que la única herencia que quería dejarnos era la educación y en parte vendió su casa en parte para que sus tres hijos podamos hacer nuestra carrera universitaria en Estados Unidos. Y por cierto, estudios en el exterior que yo no quería, porque sabía que mis padres no pasaban por una buena situación económica y porque estaba bien aquí, hasta que tuve una conversación profunda con mi madre, a quien le preocupaba que el ambiente cruceño y la joda hicieran de mí un profesional mediocre. Al final me convenció y me fui a estudiar afuera y me llevé la joda conmigo.  

Soy afortunado de los padres que tengo. Soy afortunado del compás ético de mi madre, de sus consejos, de su disciplina, que hizo que muchas veces en mi mente la mande al demonio; soy afortunado de tenerla y poder conversar con ella, de decirle que la quiero, la admiro y felicitarla por su cumpleaños. 

Santa Cruz de la Sierra, 29/06/25

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domingo, 22 de junio de 2025

Cinco medidas para reducir la corrupción

 Javier Paz García

En cada elección, los candidatos sin excepción hablan de acabar con la corrupción, sacando a los corruptos del gobierno para poner a gente “idónea”. Lo que generalmente sucede es que barren con los corruptos del partido opositor para poner sus propios corruptos y nada cambia. Existe un problema de diagnóstico en cuanto a la lucha contra la corrupción, muchos creen que acabar con la corrupción pasa simplemente por sacar a las personas corruptas y poner personas honestas en los cargos públicos; eso es como esperar ganar la lotería, sucederá una vez por millón. Tampoco es realista pensar en eliminar la corrupción, pero se la puede reducir sustancialmente. Presento aquí 5 medidas que pueden contribuir a ello.

1.- Reducir el gasto del Estado

Un Estado con un mayor gasto, tendrá más oportunidades de corrupción. Imaginemos 2 escenarios, un país con un presupuesto de 10 mil millones de dólares y otro escenario con 20 mil millones de dólares, si todas las otras variables son iguales (ceteris paribus), el escenario con mayor presupuesto, será el que en términos absolutos tenga mayor desperdicio por corrupción. 

2.- Reducir los ámbitos de acción del Estado

Un Estado que tenga empresas, controle precios, defina el currículo universitario, en fin que participe en un sinfín de actividades, será nuevamente ceteris paribus, más corrupto que uno que se dedique a menos cosas. El Estado debería dedicarse a la administración de justicia, la defensa, el orden interno, la educación, la salud pública y poco más que eso. 

3.- Reducir los trámites y la burocracia

Abrir una empresa SRL en Bolivia toma 12 trámites y 40 días; En Nueva Zelanda abrir una empresa requiere un trámite que se completa en medio día. ¿Por qué no podemos ser más parecidos a Nueva Zelandia? En Bolivia el exceso de trámites no es un hecho aislado, en casi todos los ámbitos el ciudadano es obligado a obtener permisos del Estado que requieren diferentes trámites de diferentes niveles de gobierno. Esto multiplica la cantidad de funcionarios públicos cuya función es aprobar cosas que, en muchos casos, ni deberían requerir aprobación, pero que sirven para que el gobierno de turno disponga puestos de trabajo a sus allegados, que además ganan coimas para facilitar los trámites. Hay un sinfín de trámites como las licencias de funcionamiento, permisos de exportación, visados en ministerio de trabajo, revisión técnica vehicular, cargado de combustible, etc. que no tienen ninguna utilidad, sino es la de generar demoras, colas y coimas contra la población. No hay que mejorar estos trámites, ni aspirar a poner gente idónea en ellos, hay que eliminarlos. 

Las 3 medidas anteriores no requieren que quienes manejen el Estado sean más honestos de lo que son. Con los mismos gobernantes y servidores públicos que siempre hemos tenido, si tenemos un Estado más pequeño, con un ámbito de acción más reducido y con menos trámites y burocracia en los ámbitos donde debe actuar el Estado, vamos a tener menos corrupción. Por supuesto que también se debe mejorar la calidad de los servidores públicos y para ello creo que se debería trabajar en 2 medidas.

4.- Profesionalizar e institucionalizar los cargos medios y bajos.

Los altos cargos del Estado son políticos y dependen del voto ciudadano. No tendría por qué ser así para los cargos medios y bajos que en general son de naturaleza técnica y operativa. Dejar de hacer del Estado un botín político debería ser una prioridad de los partidos políticos para que los cargos medios se llenen mediante concursos de mérito y los funcionarios públicos puedan desarrollar una carrera en el aparato público sin depender de qué partido está en función de gobierno. 

5.- Pagar excelentes sueldos a los funcionarios públicos

Es una tradición que todo político de oposición critica los sueldos del presidente, ministros y parlamentarios. Esto es populismo puro y no contribuye a reducir la corrupción. Si le preguntáramos a cualquier ciudadano, veríamos que una buena proporción cree que todos roban, desde el policía más raso hasta el presidente de la república. Se discute el tema de los “altos salarios”, sabiendo que ganan 10 o 100 veces sus salarios o incluso mucho más por causa de la corrupción, con un costo mucho mayor para el país y sus habitantes. ¿No sería mejor que ganen 5 o 10 veces más sus salarios actuales a cambio de que no sean tan corruptos? No tengo dudas de que un aumento sustancial de los salarios le saldría más barato al país que la situación actual. Ningún presidente del país se preocupa por subirse su salario, porque gana más por otro lado. Entonces yo soy de la idea de que el que se baja el salario es más corrupto del que se lo sube. Los jueces deberían ser personas respetadas y respetables, y por la importante labor que desempeñan, deberían vivir bien. Un juez debería ganar lo suficiente para tener una buena casa, un bonito auto e incluso poder darse unas vacaciones en el exterior ocasionalmente sin recurrir a coimas. Hoy, si vemos un juez o un fiscal en un buen vehículo, podemos decir, casi sin posibilidad de error, que es corrupto, porque los salarios oficiales no alcanzan para tener un buen auto, cuando no debería ser así. El subir los salarios hace dos cosas, mejora la calidad de la gente que se mete a la función pública, atrayendo a gente mejor preparada y más honesta. Esto puede tomar tiempo, pero junto con las medidas anteriores va reduciendo la corrupción. También eleva el costo de la corrupción, porque si alguien gana más, el costo de ser corrupto será más alto. ¿Por qué es de fama que no se puede sobornar a un carabinero en Chile? En parte porque gana más que uno en Bolivia. 

Hay muchas cosas por hacer para reducir la corrupción y por supuesto esta lista no es exhaustiva. Hay mucho que trabajar en cuanto a reformar el sistema de justicia, e incluso reformas constitucionales. También hay mucho por desarrollar en cada uno de los puntos propuestos, pero eso va más allá del alcance de una nota de opinión. Sin embargo, es importante plantear que reducir la corrupción requiere acciones concretas y no solo esperanzarse en que desaparezca por arte de magia, simplemente con un cambio de gobernantes. 

Santa Cruz de la Sierra, 22/06/25

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lunes, 2 de junio de 2025

La devaluación y los precios

 Javier Paz García

Conversando hace unos días, un amigo creía que si el gobierno ajustaba el tipo de cambio oficial, digamos a 10, los precios de las casas iban a subir, porque se cotizan en dólares y si una casa vale $us 100.000, a 7 equivale a Bs. 700.000 y a 10 equivale a Bs. 1 millón. Hay mucha confusión sobre precios en periodos de devaluación e inflación, por lo que voy a tratar de aclarar algunos conceptos. 

Primero que nada, no todos los precios van a evolucionar de la misma manera. Una clasificación que puede ayudar es la de bienes transables vs no transables. Los bienes transables son los que se pueden exportar o importar, como por ejemplo vehículos o alimentos. Los bienes transables en general van a acompañar los precios internacionales. Por ejemplo, un vehículo que antes costaba $us 10.000, seguirá costando más o menos lo mismo, en dólares reales, es decir al paralelo. Si el tipo de cambio real es de 16, entonces ese vehículo costará aproximadamente Bs 160.000 que al tipo de cambio oficial sería cercano a los $us 23 mil. Los bienes transables van a acompañar a los precios internacionales porque si son importados, y se intenta mantener precios artificialmente bajos, no se van a importar. Los bienes transables, incluso si son producidos localmente, van a aumentar de precio porque son demandados en otros países. Por ejemplo, la soya que se produce en Bolivia mantiene el precio internacional que se paga en Brasil, Argentina o Perú, por lo que, en términos de moneda local, actualmente cuesta aproximadamente el doble. Con la devaluación, los productos nacionales se vuelven baratos para los extranjeros que empiezan a demandar más de ellos; está demanda adicional empuja los precios hacía arriba en el mercado local. En muchos casos la reacción de los gobernantes es establecer controles de precio o prohibir las exportaciones. Prohibir las exportaciones perjudica a la industria formal, pero no soluciona el problema, porque igualmente los productos terminan saliendo por contrabando. Los controles de precios, tampoco solucionan el problema, porque ocasionan desabastecimiento en los mercados formales y la aparición de mercados paralelos. Un ejemplo cabal de control de precios es el mismo dólar, cuyo precio el Estado pretende mantener en Bs 6,96 por la fuerza, lo que genera desabastecimiento en los mercados formales (ningún banco vende dólares a 6,96) y genera mercados paralelos no regulados por el Estado (usted puede encontrar todos los dólares que quiera a precio de mercado), por lo que en realidad es un error hablar de falta o desabastecimiento de dólares, que los hay en abundancia, sino de la imposibilidad de encontrar quien esté dispuesto a venderlos a Bs 6,96. Entonces lo que vamos a ver con productos transables producidos localmente como la carne, la soya, el oro, etc. es una mayor demanda extranjera, un aumento de las exportaciones ya sean formales o por contrabando y un aumento de los precios en moneda local. En la medida en que el Estado intente regular los precios, veremos desabastecimiento de productos, por lo menos en los mercados formales y la aparición de mercados paralelos no regulados por el Estado.   

Los bienes no transables son aquellos que no se pueden importar o exportar, por ejemplo, una casa o un corte de pelo. Los bienes raíces no se pueden mover de lugar, por lo cual la cantidad existente es más o menos fija y de igual manera, no se pueden exportar o importar cortes de pelo, por lo que los precios de los bienes raíces y las peluquerías responden a las condiciones económicas locales. Ante una oferta de bienes no transables más o menos fija y una situación económica en deterioro que hace que las personas deban gastar menos, lo cual deprime la demanda, los bienes no transables incluso pueden bajar de precio en términos de la moneda local. Actualmente vemos ese fenómeno en bienes raíces, donde casas que hace dos años se vendían por Bs. 700.000 hoy se siguen vendiendo por el mismo monto, lo que en términos de dólares (reales) significa una caída de más de la mitad, o tienen un leve incremento en bolivianos, lo que en dólares puede significar un 30% menos. Aunque el cambio oficial subiera a Bs. 10 o incluso se dejara fluctuar a valor de mercado, no haría que las casas valgan más. Los sueldos son otro ejemplo de un bien no transable, que por lo tanto no se ajusta a la devaluación.

En el corto plazo y mientras vivamos una crisis económica, los precios de los bienes no transables no se ajustarán a la devaluación. En el largo plazo todo termina ajustándose en alguna proporción. Por ejemplo, con la caída de los precios de los bienes raíces, el sector de la construcción se contraerá, lo que ocasionará una contracción de la oferta de viviendas y oficinas, lo que eventualmente hará que los precios suban; con la crisis y la caída de salarios reales, los peluqueros y muchos trabajadores decidirán emigrar del país, reduciendo su oferta lo que hará que los salarios suban.

La crisis económica que estamos viviendo tiene como único responsable al Estado que quiso regular la economía, cuando no fue siquiera capaz de regularse a sí mismo y despilfarró a manos llenas. El Estado intenta ocultar la crisis con más medidas para regular la economía, como los controles de precios y la prohibición de exportaciones. Esto genera más distorsiones y profundiza aún más la crisis. La forma más rápida de salir de la crisis es sacar al Estado de la economía y limitar su gasto.

Santa Cruz de la Sierra, 02/06/25

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