domingo, 30 de marzo de 2025

¿Qué es la inflación?

 Javier Paz García

La inflación es el aumento generalizado de los precios. Alternativamente y más apropiado es definir la inflación como la pérdida de valor de una moneda. Para entender el mecanismo por el cual sucede un proceso inflacionario vamos presentar un modelo simplificado de una economía. Imaginemos un país cuyos únicos bienes son 4 manzanas y cuyo Banco Central pone 4 pesos en circulación. Entonces en este país cada manzana debería valer un peso. Pero si el Banco Central decide poner 8 pesos en circulación, eso no va a hacer que milagrosamente se produzcan 8 manzanas, sino que va a elevar el precio de las manzanas existentes. Entonces cada manzana pasará a costar 2 pesos. De este sencillo modelo podemos inferir que el valor de una moneda depende de la relación entre los bienes que tiene un país y la cantidad de moneda que el Banco Central emite. Dado que los bienes de un país son bastante rígidos, en realidad el mayor factor para determinar el valor de una moneda es la cantidad de billetes que el Banco Central pone en circulación, por lo que la inflación es causada 100% por el Estado. Como dijo el Nobel de economía Milton Friedman, la inflación es un fenómeno 100% monetario. 

Si la inflación depende completamente del Estado, entonces ¿por qué los gobiernos no eligen una política de cero inflación? Porque meter billetes en la economía le da un beneficio al gobierno. Imagine que usted tenga la capacidad de imprimir billetes falsificados. Entonces si en la economía existen 100 pesos y usted mete diez pesos falsificados, inicialmente usted se beneficiará con diez pesos pero con el tiempo, los precios subirán 10% y las personas que tenían los 100 pesos iniciales perderán 10% de su valor. Por sorprendente que parezca, en cuanto a las consecuencias económicas que se generan, no existe ninguna diferencia entre un falsificador que mete billetes falsos en la economía, y un Estado que mete billetes verdaderos a la economía. En ambos casos quien mete los billetes se beneficia y todas las demás personas que tienen billetes, pierden poder adquisitivo, porque al haber más dinero en la economía, cada peso previamente circulando vale menos.

Una familia no puede gastar más de lo que gana de manera sostenida. Digamos que usted es empleado y gana 10.000 pesos de sueldo. Entonces para gastar más que eso, debe utilizar sus ahorros, lo cual tiene un límite, o tiene que prestarse dinero, lo cual también tiene un límite. Ahora imagine que usted gane 10.000 de sueldo, gaste 12.000 y pueda financiar la diferencia con una maquinita que simplemente imprima plata. Ahí la cosa cambia y la fiesta puede continuar por siempre. Para usted, que tiene la maquinita que imprime plata no habría ningún problema, pero para el resto de la población, la plata cada vez valdría menos. En la realidad, ni usted ni yo podemos imprimir plata, pero el Estado sí y por eso puede gastar más de lo que gana de manera sostenida. Cuando un Estado gasta más de lo que gana, esa diferencia entre lo que gana y lo que gasta se llama déficit fiscal. El déficit fiscal debe ser financiado de alguna forma, al igual que en una familia, ya sea comiéndose los ahorros, endeudándose (lo cual debe ser pagado por futuras generaciones) o imprimiendo billetes. Cualquier alternativa tiene un costo y al final todo lo pagan los ciudadanos, por eso los economistas lanzan señales de alerta cuando un país incurre en déficit fiscales de manera crónica. 

El déficit fiscal y la emisión monetaria son como la presión alta en una persona. Por muchos años la presión alta es una enfermedad silenciosa que no genera síntomas graves, ni malestares, pero que lentamente va deteriorando el cuerpo hasta que algún día nos puede matar. La inflación es un impuesto silencioso, que va carcomiendo el poder adquisitivo de las familias y que afecta más a las personas de bajos ingresos que tienen un mayor porcentaje de sus ahorros en billetes. Paradójicamente, con mucha frecuencia son los gobiernos populistas que dicen velar y trabajar por los más pobres quienes incurren en mayor grado de déficit fiscales y generan mayor inflación. Si la gente entendiera que un gobierno que incurre en déficit fiscales crónicos y genera inflación, no está velando por los pobres y más bien les está ocasionando un grave daño, los países tendrían mejores gobernantes y menor pobreza. 

Santa Cruz de la Sierra, 30/03/25

http://javierpaz01.blogspot.com/

viernes, 21 de marzo de 2025

Bolivia está quebrada

 Javier Paz García

El presidente de YPFB, Armin Dargothen en un raro acto de honestidad, admitió que “la falta de divisas era previsible, se veía venir hace ocho años”. Esto contradice la narrativa del gobierno que desde el 2023 indica que el país atraviesa un “escasez temporal de divisas” y que ha sido tremendamente creativo para encontrar culpables a la falta de dólares y combustibles, desde el siempre ubicuo imperio americano, la guerra en Ucrania, el trio Los Cambitas que le jugaron una mala pasada al presidente, los bloqueos en Cochabamba que sorprendentemente hicieron que falte combustible en La Paz, la Asamblea que no le aprueba créditos para el Covid y un largo etcétera. Si un meteorito se estrellara contra el planeta Júpiter, no me sorprendería que culparan al meteorito de ocasionar desabastecimiento. No debemos tomar el destello de honestidad de Dargothen, como un cambio de postura en la línea del gobierno, sino como un exabrupto, por el que seguramente ha recibido su jalada de oreja. La línea de gobierno sigue siendo “nosotros no tenemos culpa ni responsabilidad de nada y más bien, lo estamos haciendo muy bien”.

Bolivia alcanzó su máximo de reservas internacionales el 2014 que desde entonces empezaron a caer sistemáticamente, por lo que la referencia de Dargothen sobre la crisis de divisas es acertada, pero los orígenes más profundos se pueden rastrear incluso al 2006. Ese año Evo Morales asumió el gobierno y siguiendo el consejo de su vicepresidente García Linera, les apretó el coto a las transnacionales petroleras, con lo cual redujeron sus inversiones. Muchos aplaudieron la “nacionalización” de Evo, por la cual ahora estamos jodidos. Y no solo le apretaron el coto a las villanas transnacionales, sino a los empresarios y trabajadores bolivianos con leyes, decretos, reglamentos, impuestos, confiscaciones, tramitologías, etc. que hacían cada vez más difícil y riesgoso crear empresas, crear empleos o hacer inversiones de largo plazo. También desde el 2006 el gobierno empezó a gastar más y a contratar más funcionarios públicos, porque uno solo jugando solitario en su oficina no era suficiente, mejor que sean dos o tres que jueguen solitario acompañados; y creo empresas que pierden plata para el Estado pero que hacen ganar plata a muchos de sus partidarios. El presidente Luis Arce en su reiterativo afán de no admitir culpa de nada recientemente dijo que el fue ministro de economía, no de hidrocarburos, para lavarse las manos de la caída de producción de hidrocarburos, pero como ministro de economía, fue responsable del gasto excesivo del Estado, del déficit fiscal crónico y de la política monetaria (ya no tenemos un Banco Central independiente). Y ya siendo presidente, el gasto excesivo, el déficit fiscal, el endeudamiento del país y la emisión monetaria, empeoraron. Entonces su gestión como ministro fue mala y merece nota de aplazado, pero como presidente fue peor y no le alcanza ni para desquite. 

Hoy Bolivia está quebrada. Debe millones a las empresas intermediadoras de combustible por lo que no tiene crédito con ellas, debe años de cuotas a las Naciones Unidas, le debe dólares a los bancos, y los ciudadanos tenemos que pagar 12 bolivianos para conseguir un dólar mientras el gobierno insiste en la mentira de que vale 6,96; tenemos que hacer colas de horas e incluso días para cargar combustible (escribo esto desde una cola en la que me incorporé a las 4 de la mañana y en la que no sé cuántas horas estaré). Bolivia está quebrada y la gente pierde días sin trabajar para hacer cola y encima la inflación que genera el gobierno con su política fiscal y monetaria encarece todo y nos empobrece más. 

Hoy Bolivia está quebrada y el presidente Arce en su incapacidad, irresponsabilidad y mediocridad no toma ninguna medida de fondo y sigue conduciendo el país por el despeñadero. Y tiene propuestas más propias de una comedia o un meme que de un jefe de Estado, como por ejemplo que ante la falta de combustible se trabaje en horario continuo o se pasen clases virtuales. Y nos dice que los problemas se deben a que la Asamblea no le aprueba unos créditos. Es tan mediocre Arce que se vanagloria de que ha endeudado al país y pretende que sigamos viviendo de crédito. Y es que pedir créditos para comprar combustibles es equivalente a una familia que no tiene qué comer, se endeude para celebrar la fiesta de 15 de la hija: por supuesto durante la fiesta vamos a comer, beber y bailar pero al día siguiente vamos a seguir igual de yescas pero debiendo más plata que no tenemos. Solo un idiota haría algo así.

En las tertulias y conversaciones políticas he escuchado que Arce pretendía mantener una apariencia de estabilidad económica para llegar a las elecciones con la mayor popularidad posible y acceder a una reelección y que para eso estaba tirando la casa por la ventana, endeudando al país, emitiendo moneda, apretando del cogote a los empresarios y gastando lo que no tiene. También he escuchado la hipótesis de que Arce, incluso aunque no sea candidato, quiere tratar de mantener la mayor estabilidad de manera superficial, endeudando al país, gastando todos los ahorros y recursos del Estado y al mismo tiempo cumplir con el pago de la deuda externa, para no ser el presidente con el cual Bolivia entró en default. Es decir, quiere que su legado sea el de un buen administrador y que la situación del país con el próximo presidente sea peor. Creo que la situación del país empeorará los próximos años, no importa quien sea presidente, y aunque el siguiente gobierno haga bien las cosas, las medidas estructurales que requiere Bolivia significarán un par de años de sacrificio y sufrimiento general de la población, después de todo, Evo Morales y Luis Arce van a dejarnos un país en toco, quebrado, sin nada y endeudado hasta el coto; van a dejarnos un país con una justicia mucho más corrupta de la que recibieron cuando empezaron a gobernar, con un instituciones desmanteladas, con empresas que vienen siendo agarradas del cuello y asfixiadas con leyes, impuestos y extorsiones del el 2006 para sostener un Estado despilfarrador y supernumerario, con capital humano que buscará mejores oportunidades en el exterior. El próximo presidente de Bolivia, heredará un país en peores condiciones de las que Arce lo recibió, como ministro o como presidente, y probablemente tendrá que negociar con los acreedores una restructuración de la deuda externa o entrará en default, porque su cumplimiento será insostenible. Pero aunque la crisis se intensifique los próximos años y oficialmente entremos en default, la historia juzgará a Evo y Arce como los causantes de la misma y Luis Arce Catacora será catalogado como uno de los peores presidentes de Bolivia, el peor del periodo contemporáneo, incluso peor que Evo. Será recordado como el presidente que dejó a Bolivia en quiebra.

Son las 7 de la mañana, y todavía no ha llegado combustible al surtidor donde hago cola, tal vez es porque cayó un meteorito en Júpiter. 

Santa Cruz de la Sierra, 21/03/2025

http://javierpaz01.blogspot.com/