viernes, 22 de septiembre de 2017

Poder político y subsidiaridad

Javier Paz García
Con motivo de la necesidad de un pacto fiscal, el presidente del comité cívico, Fernando Cuéllar dijo que “gritamos porque queremos a una Santa Cruz libre del sometimiento de los políticos malos”. A la frase le sobra la palabra “malos”. ¿O es que queremos estar sometidos a políticos buenos, a tiranos ilustrados? El ideal sería que todos los bolivianos (y no solo los cruceños) estuvieran lo menos sometidos al poder político.
El poder político se construye a costa de las libertades civiles. Mientras más poder tiene un Estado, menos poder tienen los ciudadanos. Por ejemplo, mientras mayor discrecionalidad tienen los políticos para dictar leyes, mayores son los abusos a los que está sometido el pueblo. Otro ejemplo, los ingresos de un Estado dependen de los impuestos que recauda. Mientras más impuestos recauda, mayor es su poder. Pero los impuestos vienen del trabajo de las personas, es decir que mientras más recauda el Estado, menos retienen los ciudadanos el fruto de su trabajo.
El pacto fiscal, tal como se lo ha planteado, busca distribuir recursos que actualmente maneja el gobierno nacional para que sean manejados por los gobiernos departamentales y municipales. Esto es bueno, ya que mientras más cercano está el poder político al ciudadano, en general, mejor es su desempeño y su fiscalización. Por ello todos los Estados democráticos aplauden (por lo menos de palabra) el principio de subsidiaridad bajo el cual, hay que procurar que la mayor cantidad de competencias estén en manos de los gobiernos más cercanos al ciudadano, es decir los gobiernos municipales y así vayan escalando a gobiernos departamentales y luego el nacional. Pero siguiendo este mismo principio, deberíamos dejar que el ciudadano tenga la mayor cantidad de atribuciones sobre lo que le compete a su ser, y que el Estado en todos sus niveles trate de intervenir lo menos posible en su vida. El ideal sería entonces que el Estado recaude la menor cantidad de impuestos posible y deje en el bolsillo de los ciudadanos la mayor cantidad del fruto de su trabajo.  
El pacto fiscal procura aumentar el poder de los políticos locales a costa de los nacionales, eso es un avance, pero no es suficiente para tener un país “libre del sometimiento de los políticos” (malos y buenos). Los cambios deben ir mucho más allá, reduciendo impuestos, respetando los derechos humanos, garantizando la seguridad jurídica y la propiedad privada. Esas son las reformas para liberarnos del sometimiento a los políticos.
Santa Cruz de la Sierra, 10/09/17

http://javierpaz01.blogspot.com/

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