martes, 24 de septiembre de 2013

Tragedias bolivianas


Javier Paz García
Dos acontecimientos recientes me llenan de tristeza. El primero, la muerte de dos niños que provocaron un incendio y se calcinaron. Una niña de 6 años y uno de 4 fueron dejados encerrados en un cuarto por su tía quien debía salir a trabajar. Los niños solos, hicieron lo que es normal para sus edades: jugar y dañinear sin medir consecuencias, encontraron fósforos que no debieron estar a su alcance e iniciaron un incendio que los consumió. La mamá de los niños, vive una tragedia similar a la del Job bíblico o al Edipo de Sófocles. Su pareja la había abandonado y ahora ha perdido lo más valioso que tenía: sus dos hijos. Encima tiene que sufrir el drama de ver a su hermana encarcelada y acusada como responsable de la muerte de los dos niños. Sin lugar a dudas, existe cierto grado de negligencia por parte de la madre y de la tía, pero la misma es producto de la extrema pobreza y la falta de opciones para cuidar de los niños. Es este uno de los dramas de la pobreza, que quita las opciones a la gente y los obliga a hacer cosas como dejar a dos niños encerrados y sin supervisión. Tal vez es cómodo juzgarlas desde una situación económica más holgada, pero para quienes tienen que trabajar día a día simplemente para subsistir, sin poder ahorrar nada, a veces no existe otra opción más que dejar a sus niños en situaciones precarias y rogar a Dios que no les suceda nada. Adicionalmente ahora tienen que sufrir los embates del sistema de justicia boliviano, lento, torcido e ineficiente para todos, pero especialmente cruel con los más pobres. Siento una inmensa pena por esa madre que ha perdido a sus hijos, por esa tía que tiene que cargar con la culpabilidad y el remordimiento de ser parcialmente responsable de lo sucedido, por esos niños que perdieron la vida por una travesura inocente.
El segundo es la violación de una niña de siete meses. Sus padres compartían unos tragos con un amigo, y salieron un momento para comprar más bebidas alcohólicas, momento que el desgraciado aprovecho para cometer un acto imperdonable. El último reporte periodístico indica que el violador amaneció colgado en su celda y la policía presume que se suicidó. Incluso entre los criminales y asesinos, la violación es mal vista, y más aun si es una menor, por ello no es inverosímil suponer que los mismos reos han practicado su justicia, tal vez incluso con ayuda o complacencia de policías del penal.  Espero que la tierna edad de esa bebé le sea propicia para no recordar tan traumático evento.
Estos hechos me hacen reflexionar sobre los peligros constantes que se ciernen sobre lo más valioso que tenemos, que son nuestros niños. Quisiera pensar que cosas tan terribles como estas no volverán a ocurrir. Lamentablemente sé que no es así.
Santa Cruz de la Sierra, 22/09/13
http://javierpaz01.blogspot.com/

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante artículo.

Tengo una duda sobre un término americano adaptado al español: "lo políticamente correcto". Me gustaría saber los alcances de este término desde una postura liberal. En todo caso me podrías recomendar algún libro. En mi país, Perú, creo yo que se usa de una forma equivocada.

Gracias de Antemano.

Javier Paz dijo...

Estimado anónimo:

Lo políticamente correcto es aquello en lo que está de acuerdo la mayoría. Dada esta definición, es claro que lo políticamente correcto puede variar en el tiempo y el espacio. En Cuba no es políticamente correcto criticar a Fidel, en Estados Unidos no es políticamente correcto alabar a Fidel.

En Bolivia no es políticamente correcto declararse liberal, como tampoco lo es en la mayoría de Latinoamérica.