miércoles, 3 de abril de 2013

Quijotesco Evo


Javier Paz García
Releyendo El Quijote se me antoja comparar aquella obra con lo que sucede en mi país donde también la realidad se confunde con la ficción, y Evo Morales convertido en caballero andante, desfacedor de tuertos, auxilio de los menesterosos, azote del capitalismo, reserva moral de la humanidad pretende salvar al planeta y a sus habitantes de no sé qué cosa.
Don Quijote, es capaz de alterar la realidad; verbigracia confundir molinos con gigantes o manadas de cabras con ejércitos enemigos y de esa manera crear aventuras propias de la andante caballería. La capacidad para ajustar el entorno a sus delirios también le sirve al Caballero de la Triste Figura para explicar un mal desenlace en sus aventuras: si algo le sale mal simplemente es debido a los encantamientos que sobre él ponen los malos encantadores, envidiosos de su fama. Análogamente Evo inventa encantamientos, conspiraciones, ejércitos separatistas, empresarios que causan desabastecimiento, imperios que provocan que sus propios funcionarios públicos sean corruptos y extorsionadores, y lanza acusaciones con tanta imaginación como ausencia de pruebas.
El fiel escudero Sancho Panza a veces compartía la locura de su jefe, otras le reconocía loco y hasta le tomaba el pelo. Y así sucede con los varios escuderos de Evo. El más sincero y fiel de ellos es el canciller Choquehuanca que entre otras cosas, afirma que las piedras tienen sexo. Pero no quepa duda que otros escuderos, menos fantasiosos, se deben reír en sus adentros cuando el Jefazo pronuncia alguna evada de esas que dan vueltas al mundo por ingeniosas y cómicas. Y es que si Sancho pronuncia refranes a troche y moche, Evo tiene sus evadas, que también salen de su boca con prodigalidad, como aquella de que que los terremotos son consecuencia de las políticas neoliberales, o que sus antepasados lucharon contra el romano romano o que en 10 o 20 años estaremos mejor que Suiza.
Por supuesto, no todas son similitudes, también hay contrastes entre don Quijote y Evo. Uno de ellos es que don Quijote era un caballero honorable que cumplía la palabra empeñada, como cuando pierde un duelo con el Caballero de la Blanca Luna y se compromete a abandonar la andante caballería. Al contrario, Evo es bastante mentirosillo y puede prometer una cosa y al tiempo renegar de ella sin empacho ni vergüenza, como sucede con el tema de su reelección para un tercer periodo consecutivo. 
Santa Cruz de la Sierra, 30/03/13
http://javierpaz01.blogspot.com/

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