viernes, 7 de enero de 2011

Persecución política y exilio

Javier Paz García
La persecución política que existe en Bolivia ya ha causado la huída de buen número de ciudadanos bolivianos. Cada vez que un perseguido político huye del país, los acólitos del gobierno (que en su gran mayoría no destacan por su brillantez) salen a la luz pública a anunciar la culpabilidad del escapado, arguyendo cosas como que “el que nada debe, nada teme” y que huir es una admisión de culpabilidad. Semejante argumentación solo puede venir de inteligencias mentecatas cuando en Bolivia han destrozado el Estado de Derecho, los procesos judiciales son anunciados de antemano por altos funcionarios del Poder Ejecutivo a lo que le sigue algún fiscalillo y no se puede esperar imparcialidad, ni independencia de los tribunales de justicia. Aquí los juicios son un show para mantener las apariencias.
Quienes creen que huir es una prueba de culpabilidad, tendrán que aceptar entonces que Albert Einstein, Ana Frank, Jesús de Nazaret o Marcelo Quiroga Santa Cruz eran culpables de algo. Einstein, uno de los mayores científicos de todos los tiempos emigró de Alemania para huir de los nazis. Ana Frank pasó escondida de los nazis en el ático de una casa desde sus 13 hasta sus 15 años, murió en un campo de concentración. ¿Qué crimen pudo haber cometido esta niña? La biblia (Mateo 2, 13-16) narra la huída de la familia de Jesús de Nazaret a Egipto ante amenazas de Herodes de matar a los recién nacidos. Por supuesto, ningún crimen podría serle imputado a un recién nacido, pero ese tipo de aberraciones suceden en regímenes totalitarios. Razones políticas causaron que Mahoma huya de La Meca a Medina en el año 622 de la era cristiana. La revolución rusa no tenía nada para acusar a Trotsky y más bien mucho que agradecerle, pero las pugnas de poder hicieron que Trotsky huyera a Méjico; aun así Stalin lo mandó asesinar. Cuba tiene una larga lista de exiliados políticos que no cometieron otro delito que expresar una opinión contraria al régimen castrista, el periodista Carlos Alberto Montaner es uno de ellos; también tiene un gran número de fusilados y presos por los mismos motivos (fusilar “traidores” era un hobby del Che Guevara). Dictaduras como las de Stroessner en Paraguay, Videla en Argentina, Banzer en Bolivia y Pinochet en Chile, hicieron que muchas personas inocentes huyan de sus respectivos países ante el miedo de la persecución política (uno de los exiliados de la época fue Marcelo Quiroga Santa Cruz). Estos dictadores idearon el plan Cóndor para realizar una persecución política a escala continental.
Pero hay algunos que no huyeron, por ejemplo Sócrates a quien un tribunal lo condenó a muerte, por razones políticas. A Quiroga Santa Cruz finalmente lo mató otro dictador. Otro que no huyó fue Leopoldo Fernández; hoy lleva más de dos años de prisión sin tener sentencia.
Simplemente es erróneo concluir que huir es sinónimo de culpabilidad, cuando existe claramente una persecución política, violación de los derechos humanos, ausencia del debido proceso y carencia de tribunales imparciales.
Santa Cruz de la Sierra, 07/01/11
http://javierpaz01.blogspot.com/

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