domingo, 26 de octubre de 2025

Perspectivas del nuevo gobierno

 Javier Paz García

Bastante gente siente que la victoria de Rodrigo Paz en la segunda vuelta significó una oportunidad perdida para Bolivia, incluso equiparando a Rodrigo con el mismo MAS. Quiero con estas líneas dar un poco de perspectiva a los resultados electorales y plantear algunos de los retos del próximo gobierno. Comenzando con las perspectivas, si hace un par de años nos hubieran dicho que el MAS iba a perder la elección, habría una transición pacífica de poder y que el MAS estaría prácticamente sin representación parlamentaria, lo habríamos creído imposible y habríamos firmado felices. ¡Hay motivos para alegrarse!

En cuanto a los candidatos, Rodrigo tiene más semejanzas con Tuto que con Evo. Evo no es un verdadero demócrata que respeta la ley. Evo llegó a la presidencia con el firme propósito de no salir nunca más de ella, por las buenas o por las malas, cambiando leyes, haciendo fraude, porque para Evo, el principio republicano de que nadie está por encima de la ley, no existe; él está por encima de la ley y el Estado es un instrumento para hacer lo que él quiera. Creo que Rodrigo es un demócrata, como lo son Tuto o Doria Medina. Que el voto del MAS le haya dado la victoria a Rodrigo, no lo hace masista. En lo económico la visión de Rodrigo Paz aunque menos liberal que la de Tuto, tiene más coincidencias con éste que con el MAS. Hoy tenemos un escenario que hace apenas unos años era imposible de imaginar con un parlamento dominado por tres fuerzas políticas que tienen más semejanzas que diferencias, con la posibilidad real de hacer reformas a la constitución y las leyes para poner a Bolivia nuevamente en la senda del crecimiento económico y candados para evitar la socavación de la democracia y el Estado de Derecho, como sucedió los últimos 20 años. 

¿Cuáles son los retos del próximo gobierno? En lo político, con tres fuerzas con más similitudes que diferencias ideológicas, el reto es que haya acuerdos para traducir eso en reformas en áreas como: justicia, autonomía, educación, salud, trabajo, inversión, etc. Esto será un reto, porque con mucha frecuencia los políticos no hacen lo que creen que es mejor para el país, sino lo que es mejor para ellos, pero no es inverosímil pensar que las tres principales fuerzas políticas se pongan de acuerdo en una agenda básica de reformas urgentes. El factor Lara es otra incógnita. ¿Lograrán trabajar coordinadamente o el vicepresidente se convertirá en un factor de desestabilización del nuevo gobierno? Finalmente, Evo Morales, con el poder que sigue teniendo en las calles, será una piedra en el zapato, tanto si se lo logra meter preso, como si no. 

En lo económico el gobierno no tiene nada fácil. Con un país destruido luego de 20 años de la agenda socialista, todas las decisiones tienen un costo. Por ejemplo, si el gobierno elimina el subsidio al combustible, genera un duro reajuste de los precios relativos y descontento social; si mantiene el subsidio, no logrará reducir el déficit fiscal, lo que genera inflación y hace inviable la recuperación económica del país. Quitar la subvención es tal vez la decisión más difícil, por las repercusiones políticas y sociales. Si el gobierno logra implementarla rápidamente y manejar la oleada de descontento, habrá ganado mucho. El segundo tema es controlar la inflación, para lo cual es necesario reducir sustancialmente el déficit fiscal para dejar de financiarse con emisión del Banco Central. Hoy el gobierno se está financiando con fondos de la Gestora Pública, lo que ha permitido mantener la inflación y la devaluación bajo control los últimos meses, pero a costa de quitar liquidez al sistema financiero, elevar las tasas de interés que están por encima del 12%, con lo cual el crédito se hace escaso y caro, frenando el crecimiento económico de las empresas privadas y por ende, el empleo y el crecimiento del país. Un punto que mucho consideran crítico y que yo creo que no, es el tipo de cambio. Hoy el tipo de cambio en Bolivia no es 6,96 sino que está alrededor de 12 bolivianos. Los precios en la economía real ya se han ajustado al tipo de cambio de mercado, por lo que un ajuste del tipo de cambio oficial, no causaría un aumento de precios, ¡el ajuste ya se dio! Inicialmente sí tendría un impacto en algunos contratos denominados en dólares, pero sin mayores consecuencias para la economía. Más allá de devolver los dólares que el Estado adeuda a la banca local, no comparto la noción de que se necesita tener una reserva de dólares para liberar el tipo de cambio oficial, al contrario, la liberación del tipo de cambio oficial, junto con la eliminación de la subvención permitirían al Estado empezar a captar dólares y reconstruir sus reservas internacionales. Muchos argumentan que liberar el tipo de cambio oficial generaría expectativas de devaluación, causando un círculo vicioso; la experiencia de estabilización de nuestro país en 1985 muestra lo contrario. Lo más importante para estabilizar la economía es que el gobierno reduzca el déficit fiscal y deje de financiarse con emisión del Banco Central. Con lo anterior no se debe interpretar que estoy en contra de que el gobierno consiga fondos de estabilización. Conseguir crédito externo puede ser muy beneficioso para implementar las reformas y a la vez ayudar a paliar los efectos negativos en los grupos más vulnerables de la sociedad; sin embargo, el crédito externo no es de ninguna manera un requisito indispensable sine qua non, para hacer los ajustes. De hecho, existe el riesgo de que el crédito externo, especialmente si es abundante, pueda servir para que el nuevo gobierno no haga los ajustes necesarios y siga con medidas tibias, que pateen el problema para más adelante. 

El MAS vivió 20 años de fiesta, espantó la inversión, se endeudó, se gastó los ahorros y dejó a un país destruido. Reconstruir exige sacrificios y toma tiempo, por lo que no importa qué haga el nuevo gobierno, la economía de las familias bolivianas se va a deteriorar en los próximos años. Si el gobierno quita la subvención, la gente sentirá que no llega a fin de mes; si no lo quita, seguirá la inflación y la gente sentirá que no llega a fin de mes. Si el gobierno achica el Estado, dejará a familias en la calle; si no lo achica, seguirá el déficit que genera inflación y empobrece a todos. Si quita los esquemas de precios subvencionados en el mercado interno y las prohibiciones de exportación, algunos precios podrían subir en el corto plazo; si no los quita, seguirá poniendo frenos al desarrollo económico en el largo plazo. En muchas situaciones, tanto si el gobierno hace, como si no hace, si toma la opción A, como si toma la opción B, la sociedad civil sentirá que su economía familiar empeora y habrá descontento social. La misma izquierda que generó este desastre económico, será hábil para lavarse las manos, argumentar que el culpable es el nuevo gobierno y decir que con ellos se estaba mejor. Al malestar real de la sociedad civil, se le deben agregar los grupos políticos e incluso criminales que van a aprovechar el descontento para generar convulsión. Manejar este descontento social no es tarea fácil para nadie y el nuevo gobierno tiene un reto monumental. 

Finalmente, Rodrigo tiene un reto consigo mismo. Durante la campaña, mostró ambivalencia, una falta de claridad e incluso un desconocimiento de temas económicos, sorprendente viniendo de alguien que estudió economía. La vaguedad de sus declaraciones, el coqueteo con ideas populistas y el lanzamiento de propuestas irresponsables e imposibles le ayudaron a conquistar el voto que tradicionalmente había sido del MAS. Su campaña buscó contentar a todos y no molestar a nadie, quiso estar bien con Dios y con el Diablo. Queda la incógnita sobre si eso fue una estratagema o es parte de su esencia. Cómo presidente tendrá que tomar decisiones difíciles y no logrará contentar a todos. El deseo de quedar bien y ser popular lo podría paralizar. El tiempo dirá si su gobierno se parece más al de Hernán Siles Suazo que mediante la inacción y la irresponsabilidad derivó en un deterioro acelerado, o el de Víctor Paz Estenssoro, que tomó decisiones difíciles, valientes e impopulares que lograron la estabilización del país. Por ahora merece el beneficio de la duda, ha dado algunas señales alentadoras luego de su victoria electoral y por supuesto le deseamos éxito, por el bien del país y de todos.    

Santa Cruz de la Sierra, 26/10/25

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domingo, 29 de junio de 2025

Una guía en el camino

 Javier Paz García

Mis mejores vacaciones no han sido en Punta Cana, Cancún o París, sino en una laguna cercana a Yotaú, en la provincia Guarayos. Sin aire acondicionado ni WiFi, a veces durmiendo en carpa, entre mosquitos y hormigas de todos los tamaños y colores, estar ahí con mis tíos y primos era lo más cercano al paraíso. Cuando en Puerto Pailas solo había un puente de una vía por el que también pasaba el tren y el asfalto acababa ahí, el viaje duraba normalmente unas 6 horas, si no pasaba nada. Una vez pasó de todo: salimos tarde, se nos pinchó la llanta, una piedra rompió el parabrisas y tuvimos que venir despacio. Era domingo, al día siguiente había colegio y cuando llegaron las 12 de la noche y seguíamos en ruta, los primos que venían conmigo celebraron porque su madre ya no los iba a mandar a clases. Yo quería que lleguemos más tarde todavía para que me pase lo mismo, porque sabía que las 12 de era suficiente. Llegamos a las 3 de la mañana directo a dormir con la alegría de haber ganado un día menos de clases, cuando a las 6 de la mañana, la pesadilla; mi madre nos despertó a mí y a mis dos hermanos para ir al colegio. No hubo ruegos ni lamentaciones que valgan, no sirvieron los alegatos de crueldad e injusticia, ni las comparaciones con mis primos y el resto de las madres del mundo que no le harían algo así a sus hijos: tuvimos que ir al colegio, con la promesa materna de que podíamos dormir siesta después o echarnos más temprano esa noche. ¡Es que no hay derecho tanto abuso!

Mi madre repetía muchas cosas, por ejemplo, el primer día de colegio, desde primero básico incluso hasta secundaria, nos ponía en fila a sus tres hijos y, como disco rayado, nos daba las mismas recomendaciones todos los años: atender en clase, hacer caso a los profesores y ser respetuoso con nuestras compañeras mujeres. También nos decía que no aspiraba a dejarnos dinero en herencia, sino que la única herencia que quería dejarnos era la educación y en parte vendió su casa en parte para que sus tres hijos podamos hacer nuestra carrera universitaria en Estados Unidos. Y por cierto, estudios en el exterior que yo no quería, porque sabía que mis padres no pasaban por una buena situación económica y porque estaba bien aquí, hasta que tuve una conversación profunda con mi madre, a quien le preocupaba que el ambiente cruceño y la joda hicieran de mí un profesional mediocre. Al final me convenció y me fui a estudiar afuera y me llevé la joda conmigo.  

Soy afortunado de los padres que tengo. Soy afortunado del compás ético de mi madre, de sus consejos, de su disciplina, que hizo que muchas veces en mi mente la mande al demonio; soy afortunado de tenerla y poder conversar con ella, de decirle que la quiero, la admiro y felicitarla por su cumpleaños. 

Santa Cruz de la Sierra, 29/06/25

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domingo, 22 de junio de 2025

Cinco medidas para reducir la corrupción

 Javier Paz García

En cada elección, los candidatos sin excepción hablan de acabar con la corrupción, sacando a los corruptos del gobierno para poner a gente “idónea”. Lo que generalmente sucede es que barren con los corruptos del partido opositor para poner sus propios corruptos y nada cambia. Existe un problema de diagnóstico en cuanto a la lucha contra la corrupción, muchos creen que acabar con la corrupción pasa simplemente por sacar a las personas corruptas y poner personas honestas en los cargos públicos; eso es como esperar ganar la lotería, sucederá una vez por millón. Tampoco es realista pensar en eliminar la corrupción, pero se la puede reducir sustancialmente. Presento aquí 5 medidas que pueden contribuir a ello.

1.- Reducir el gasto del Estado

Un Estado con un mayor gasto, tendrá más oportunidades de corrupción. Imaginemos 2 escenarios, un país con un presupuesto de 10 mil millones de dólares y otro escenario con 20 mil millones de dólares, si todas las otras variables son iguales (ceteris paribus), el escenario con mayor presupuesto, será el que en términos absolutos tenga mayor desperdicio por corrupción. 

2.- Reducir los ámbitos de acción del Estado

Un Estado que tenga empresas, controle precios, defina el currículo universitario, en fin que participe en un sinfín de actividades, será nuevamente ceteris paribus, más corrupto que uno que se dedique a menos cosas. El Estado debería dedicarse a la administración de justicia, la defensa, el orden interno, la educación, la salud pública y poco más que eso. 

3.- Reducir los trámites y la burocracia

Abrir una empresa SRL en Bolivia toma 12 trámites y 40 días; En Nueva Zelanda abrir una empresa requiere un trámite que se completa en medio día. ¿Por qué no podemos ser más parecidos a Nueva Zelandia? En Bolivia el exceso de trámites no es un hecho aislado, en casi todos los ámbitos el ciudadano es obligado a obtener permisos del Estado que requieren diferentes trámites de diferentes niveles de gobierno. Esto multiplica la cantidad de funcionarios públicos cuya función es aprobar cosas que, en muchos casos, ni deberían requerir aprobación, pero que sirven para que el gobierno de turno disponga puestos de trabajo a sus allegados, que además ganan coimas para facilitar los trámites. Hay un sinfín de trámites como las licencias de funcionamiento, permisos de exportación, visados en ministerio de trabajo, revisión técnica vehicular, cargado de combustible, etc. que no tienen ninguna utilidad, sino es la de generar demoras, colas y coimas contra la población. No hay que mejorar estos trámites, ni aspirar a poner gente idónea en ellos, hay que eliminarlos. 

Las 3 medidas anteriores no requieren que quienes manejen el Estado sean más honestos de lo que son. Con los mismos gobernantes y servidores públicos que siempre hemos tenido, si tenemos un Estado más pequeño, con un ámbito de acción más reducido y con menos trámites y burocracia en los ámbitos donde debe actuar el Estado, vamos a tener menos corrupción. Por supuesto que también se debe mejorar la calidad de los servidores públicos y para ello creo que se debería trabajar en 2 medidas.

4.- Profesionalizar e institucionalizar los cargos medios y bajos.

Los altos cargos del Estado son políticos y dependen del voto ciudadano. No tendría por qué ser así para los cargos medios y bajos que en general son de naturaleza técnica y operativa. Dejar de hacer del Estado un botín político debería ser una prioridad de los partidos políticos para que los cargos medios se llenen mediante concursos de mérito y los funcionarios públicos puedan desarrollar una carrera en el aparato público sin depender de qué partido está en función de gobierno. 

5.- Pagar excelentes sueldos a los funcionarios públicos

Es una tradición que todo político de oposición critica los sueldos del presidente, ministros y parlamentarios. Esto es populismo puro y no contribuye a reducir la corrupción. Si le preguntáramos a cualquier ciudadano, veríamos que una buena proporción cree que todos roban, desde el policía más raso hasta el presidente de la república. Se discute el tema de los “altos salarios”, sabiendo que ganan 10 o 100 veces sus salarios o incluso mucho más por causa de la corrupción, con un costo mucho mayor para el país y sus habitantes. ¿No sería mejor que ganen 5 o 10 veces más sus salarios actuales a cambio de que no sean tan corruptos? No tengo dudas de que un aumento sustancial de los salarios le saldría más barato al país que la situación actual. Ningún presidente del país se preocupa por subirse su salario, porque gana más por otro lado. Entonces yo soy de la idea de que el que se baja el salario es más corrupto del que se lo sube. Los jueces deberían ser personas respetadas y respetables, y por la importante labor que desempeñan, deberían vivir bien. Un juez debería ganar lo suficiente para tener una buena casa, un bonito auto e incluso poder darse unas vacaciones en el exterior ocasionalmente sin recurrir a coimas. Hoy, si vemos un juez o un fiscal en un buen vehículo, podemos decir, casi sin posibilidad de error, que es corrupto, porque los salarios oficiales no alcanzan para tener un buen auto, cuando no debería ser así. El subir los salarios hace dos cosas, mejora la calidad de la gente que se mete a la función pública, atrayendo a gente mejor preparada y más honesta. Esto puede tomar tiempo, pero junto con las medidas anteriores va reduciendo la corrupción. También eleva el costo de la corrupción, porque si alguien gana más, el costo de ser corrupto será más alto. ¿Por qué es de fama que no se puede sobornar a un carabinero en Chile? En parte porque gana más que uno en Bolivia. 

Hay muchas cosas por hacer para reducir la corrupción y por supuesto esta lista no es exhaustiva. Hay mucho que trabajar en cuanto a reformar el sistema de justicia, e incluso reformas constitucionales. También hay mucho por desarrollar en cada uno de los puntos propuestos, pero eso va más allá del alcance de una nota de opinión. Sin embargo, es importante plantear que reducir la corrupción requiere acciones concretas y no solo esperanzarse en que desaparezca por arte de magia, simplemente con un cambio de gobernantes. 

Santa Cruz de la Sierra, 22/06/25

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lunes, 2 de junio de 2025

La devaluación y los precios

 Javier Paz García

Conversando hace unos días, un amigo creía que si el gobierno ajustaba el tipo de cambio oficial, digamos a 10, los precios de las casas iban a subir, porque se cotizan en dólares y si una casa vale $us 100.000, a 7 equivale a Bs. 700.000 y a 10 equivale a Bs. 1 millón. Hay mucha confusión sobre precios en periodos de devaluación e inflación, por lo que voy a tratar de aclarar algunos conceptos. 

Primero que nada, no todos los precios van a evolucionar de la misma manera. Una clasificación que puede ayudar es la de bienes transables vs no transables. Los bienes transables son los que se pueden exportar o importar, como por ejemplo vehículos o alimentos. Los bienes transables en general van a acompañar los precios internacionales. Por ejemplo, un vehículo que antes costaba $us 10.000, seguirá costando más o menos lo mismo, en dólares reales, es decir al paralelo. Si el tipo de cambio real es de 16, entonces ese vehículo costará aproximadamente Bs 160.000 que al tipo de cambio oficial sería cercano a los $us 23 mil. Los bienes transables van a acompañar a los precios internacionales porque si son importados, y se intenta mantener precios artificialmente bajos, no se van a importar. Los bienes transables, incluso si son producidos localmente, van a aumentar de precio porque son demandados en otros países. Por ejemplo, la soya que se produce en Bolivia mantiene el precio internacional que se paga en Brasil, Argentina o Perú, por lo que, en términos de moneda local, actualmente cuesta aproximadamente el doble. Con la devaluación, los productos nacionales se vuelven baratos para los extranjeros que empiezan a demandar más de ellos; está demanda adicional empuja los precios hacía arriba en el mercado local. En muchos casos la reacción de los gobernantes es establecer controles de precio o prohibir las exportaciones. Prohibir las exportaciones perjudica a la industria formal, pero no soluciona el problema, porque igualmente los productos terminan saliendo por contrabando. Los controles de precios, tampoco solucionan el problema, porque ocasionan desabastecimiento en los mercados formales y la aparición de mercados paralelos. Un ejemplo cabal de control de precios es el mismo dólar, cuyo precio el Estado pretende mantener en Bs 6,96 por la fuerza, lo que genera desabastecimiento en los mercados formales (ningún banco vende dólares a 6,96) y genera mercados paralelos no regulados por el Estado (usted puede encontrar todos los dólares que quiera a precio de mercado), por lo que en realidad es un error hablar de falta o desabastecimiento de dólares, que los hay en abundancia, sino de la imposibilidad de encontrar quien esté dispuesto a venderlos a Bs 6,96. Entonces lo que vamos a ver con productos transables producidos localmente como la carne, la soya, el oro, etc. es una mayor demanda extranjera, un aumento de las exportaciones ya sean formales o por contrabando y un aumento de los precios en moneda local. En la medida en que el Estado intente regular los precios, veremos desabastecimiento de productos, por lo menos en los mercados formales y la aparición de mercados paralelos no regulados por el Estado.   

Los bienes no transables son aquellos que no se pueden importar o exportar, por ejemplo, una casa o un corte de pelo. Los bienes raíces no se pueden mover de lugar, por lo cual la cantidad existente es más o menos fija y de igual manera, no se pueden exportar o importar cortes de pelo, por lo que los precios de los bienes raíces y las peluquerías responden a las condiciones económicas locales. Ante una oferta de bienes no transables más o menos fija y una situación económica en deterioro que hace que las personas deban gastar menos, lo cual deprime la demanda, los bienes no transables incluso pueden bajar de precio en términos de la moneda local. Actualmente vemos ese fenómeno en bienes raíces, donde casas que hace dos años se vendían por Bs. 700.000 hoy se siguen vendiendo por el mismo monto, lo que en términos de dólares (reales) significa una caída de más de la mitad, o tienen un leve incremento en bolivianos, lo que en dólares puede significar un 30% menos. Aunque el cambio oficial subiera a Bs. 10 o incluso se dejara fluctuar a valor de mercado, no haría que las casas valgan más. Los sueldos son otro ejemplo de un bien no transable, que por lo tanto no se ajusta a la devaluación.

En el corto plazo y mientras vivamos una crisis económica, los precios de los bienes no transables no se ajustarán a la devaluación. En el largo plazo todo termina ajustándose en alguna proporción. Por ejemplo, con la caída de los precios de los bienes raíces, el sector de la construcción se contraerá, lo que ocasionará una contracción de la oferta de viviendas y oficinas, lo que eventualmente hará que los precios suban; con la crisis y la caída de salarios reales, los peluqueros y muchos trabajadores decidirán emigrar del país, reduciendo su oferta lo que hará que los salarios suban.

La crisis económica que estamos viviendo tiene como único responsable al Estado que quiso regular la economía, cuando no fue siquiera capaz de regularse a sí mismo y despilfarró a manos llenas. El Estado intenta ocultar la crisis con más medidas para regular la economía, como los controles de precios y la prohibición de exportaciones. Esto genera más distorsiones y profundiza aún más la crisis. La forma más rápida de salir de la crisis es sacar al Estado de la economía y limitar su gasto.

Santa Cruz de la Sierra, 02/06/25

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sábado, 31 de mayo de 2025

¿El declive del excepcionalismo americano?

 Javier Paz García

El crecimiento económico de Estados Unidos en el último siglo ha sido extraordinario y a diferencia de lo que dice Donald Trump, los otros países no se han aprovechado de Estados Unidos, ni han crecido a costa suya. En los últimos 15 años el PIB de Europa ha crecido en 23% vs un 72% de Estados Unidos. China ha crecido mucho más, pero desde una base mucho más baja. El PIB per cápita de China es de apenas $us 12.614 vs los $us 82.769 de Estados Unidos, según datos del Banco Mundial. Como referencia, el PIB per cápita de Bolivia es de $us 3.686. Estados Unidos tenía en promedio aranceles de entre 1 y 2% y esto no ha sido un perjuicio para este país, sino parte de la razón por la que ha crecido más que otros. Trump quiere un arancel mínimo de 10%, ¡Una subida brutal! Que China o la Unión Europea tuvieran aranceles más altos perjudicaba a sus propios ciudadanos. Hoy se escucha con frecuencia la pregunta de ¿quién ganará la guerra comercial? ¿China o Estados Unidos? La respuesta correcta es que ninguno, pero me parece adecuado preguntarse quién perderá más y creo que será Estados Unidos que pasa a ser una de las economías más abiertas del mundo a cerrarse bastante: sus habitantes lo pagarán los próximos años con productos más caros. 

Pero el principal factor en el crecimiento extraordinario de Estados Unidos no es aranceles bajos, sino un régimen de Estado de Derecho (rule of law) y separación real de poderes que da a la gente seguridad jurídica y previsibilidad para invertir. Donald Trump está socavando el Estado de Derecho, atacando a empresas e instituciones de manera dirigida, como a Harvard, a estudios de abogados que llevaron casos contra él o a la Reserva Federal por intentar mantener la independencia. En tal sentido, la presidencia de Trump se asemeja más a la de países bananeros donde el presidente hace lo que quiere. 

¿Por qué en este país aparecen empresas como Microsoft, Apple, Tesla, Facebook, etc y no en Europa, por ejemplo? ¿Por qué las valoraciones de las empresas son más altas en Estados Unidos que en el resto del mundo? La razón es que Estados Unidos ha creado un marco jurídico que incentiva la innovación y la generación de riqueza y muchos analistas han llamado a este fenómeno el “excepcionalismo americano”. 

Antonio Escohotado, en su monumental obra Los Enemigos del Comercio, analiza la historia del mundo occidental desde los presocráticos hasta el siglo XX. En este fascinante análisis de los hechos históricos y las filosofías imperantes, nota que las civilizaciones prosperan cuando las ideas imperantes son de respeto a la libertad individual, fronteras abiertas, Estado de derecho; donde sucede lo contrario, las civilizaciones decaen. El Imperio Romano llegó a su apoteosis precisamente porque desarrolló el derecho romano, que protegía al individuo del poder absoluto del Estado; porque cuando conquistaba un territorio, tomaba sin complejos los mejores aspectos de la cultura de los conquistados, como sucedió con los griegos, y les daba ciudadanía; porque permitía la libre discusión de ideas y religiones. La decadencia del Imperio sobreviene a medida que va renunciando a estas ideas y se empieza a cerrar, en fronteras, en ciudadanía, en debate de ideas y en comercio. 

La administración Trump está limitando a Estados Unidos del comercio y la competencia global, ignorando órdenes de jueces, expulsando inmigrantes sin el debido proceso, quitando financiamiento a universidades, dificultando que las mentes más brillantes de otros países puedan estudiar en Estados Unidos, mientras que por el lado del déficit fiscal, sus promesas son vacías, como muestra el presupuesto que quiere aprobar, que sigue incrementando dicho déficit. Donald Trump ha prometido hacer a Estados Unidos grande de nuevo (make America great again), me parece que lo que va a conseguir es socavar los fundamentos que hacen de esta nación un lugar excepcional para prosperar. 

Santa Cruz de la Sierra, 31/05/25

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sábado, 10 de mayo de 2025

Los aumentos salariales no generan inflación

 

Javier Paz García

Cada año, en la antesala del anuncio del incremento salarial del gobierno, salen analistas y empresarios a advertir que el incremento salarial generará inflación. Veamos los datos de aumentos salariales e inflación entre el 2006 y el 2023.

Año

Salario Mínimo Nacional (SMN) (Bs.)

Incremento SMN (%)

Incremento al Haber Básico (%)

Inflación Anual (%)

2006

            500

13.63%

7.00%

4.95%

2007

            525

5.00%

5.00%

11.73%

2008

            578

10.00%

10.00%

11.47%

2009

            647

12.03%

12.00%

0.26%

2010

            680

5.02%

5.00%

7.18%

2011

            815

20.00%

10.00%

6.90%

2012

         1,000

22.64%

8.00%

4.54%

2013

         1,200

20.00%

8.00%

6.48%

2014

         1,440

20.00%

10.00%

5.19%

2015

         1,656

15.00%

8.50%

2.95%

2016

         1,805

9.00%

6.00%

4.00%

2017

         2,000

10.80%

7.00%

2.71%

2018

         2,060

3.00%

5.50%

1.51%

2019

         2,122

3.01%

4.00%

1.47%

2020

         2,122

0.00%

0.00%

0.67%

2021

         2,164

1.98%

0.00%

0.90%

2022

         2,250

3.97%

3.00%

3.12%

2023

         2,362

4.98%

3.00%

2.12%

 

Si los aumentos salariales generan inflación, entonces ¿por qué la inflación entre el 2006 y el 2023 ha sido sustancialmente menor que los incrementos del salario mínimo nacional y el haber básico? Entre el 2006 y el 2023 el salario mínimo nacional se multiplicó por 4,4 (de Bs. 440 a Bs. 2362) y el haber básico se triplicó mientras que la inflación acumulada aumentó en un poco más del doble. En este periodo, la inflación estuvo muy por debajo de los incrementos salariales y tenemos años como el 2011 o 2014 donde el incremento al salario mínimo nacional fue de 20%, el incremento al haber básico fue de 10% y la inflación fue de 6,9% y 5,19% respectivamente. En cambio, el 2024 el aumento al salario mínimo nacional fue de 5,85%, al haber básico fue de 3% y sin embargo la inflación según el INE fue de 9,97%. El 2025 la inflación viene subiendo y apunta a pasar los dos dígitos y convertirse en la mayor inflación de los últimos 20 años a pesar de que el salario mínimo nacional y el haber básico se han incrementado en 10% y 5%, valores cercanos al promedio de lo que venía decretando el gobierno del MAS.

¿Qué cambió el 2024 para disparar la inflación? Primero demos un poco de antecedentes. El presupuesto consolidado del Estado boliviano el año 2005 era de aproximadamente Bs. 40 mil millones, mientras que para el 2024 pasó a ser de Bs. 265 mil millones, es decir el gobierno actual gasta más de 6 veces de lo que gastaba el 2005. Este aumento desmedido del gasto pudo sostenerse por un tiempo gracias principalmente a los ingresos extraordinarios del gas. A medida que los ingresos del Estado fueron cayendo, el déficit fiscal fue aumentando, es decir los gastos del gobierno eran cada vez mayores que sus ingresos. Por muchos años, el gobierno pudo financiar ese déficit con las reservas internacionales y con endeudamiento externo. Sin embargo, las reservas, que en su pico el 2014 llegaron a 15 mil millones de dólares, para el 2023 estaban en 1,7 mil millones. Bolivia que el 2007 tenía una deuda externa de aproximadamente 2,2 mil millones de dólares para el 2023 pasaba los 13 mil millones y veía reducida sus fuentes de financiamiento externo. A partir del 2023 por la falta de acceso a dólares, no pudo sostener el tipo de cambio oficial y apareció un tipo de cambio paralelo, esto hace que todos los productos importados suban de precio en términos de la moneda local. A su vez, el gobierno ha financiado el déficit con emisión del Banco Central. Aumentar la cantidad de bolivianos en el mercado hace que la moneda boliviana valga menos o lo que es equivalente, que veamos un incremento generalizado de los precios, es decir, inflación. Si el gobierno quiere controlar la inflación, debe dejar de financiarse con emisión del Banco Central. Para dejar de financiarse con el Banco Central, del gobierno debe gastar menos de lo que le ingresa. Cómo decía el Nobel de economía Milton Friedman, la inflación es siempre un fenómeno monetario.

Santa Cruz de la Sierra, 10/05/25