Creo que poco. El comercio seguirá usando las mismas rutas, y cuando Cochabamba bloquee, Santa Cruz se va a perjudicar, sin importar su situación política. Para los que les molesta la migración del occidente, esta va a continuar mientras Santa Cruz sea productiva (y bienvenido el que quiera venir a trabajar); ejemplo de ello son Méjico y Estados Unidos, o Turquía y Europa, donde las divisiones políticas no frenan el flujo migratorio. La corrupción tal vez disminuya, pero eso es muy debatible. Los problemas estructurales que actualmente tenemos: bajos niveles educativos, mala distribución de tierra, deficiente infraestructura vial, etc., no van a desaparecer con una Santa Cruz independiente. Separándonos del resto de Bolivia, lograríamos manejar nuestros recursos, pero eso es algo que en gran medida se puede lograr por medio de autonomías.
Por otro lado, ¿cuáles serían los costos de una Santa Cruz independiente? Tres desventajas se me vienen a la mente. Crearíamos nuevas barreras comerciales, tendríamos que crear y pagar por todo un aparato político, con presidentes, congresistas, embajadas, consulados, diplomáticos, etc., y además, iríamos divididos y debilitados a cada foro, cumbre y negociación bilateral o multilateral. En fin, una Bolivia dividida, crearía ineficiencias, mientras que las autonomías nos dan casi todos los beneficios de la independencia.
Yo soy un boliviano amante de mi país, y no deseo que se desintegre. Sin embargo, veo que cada vez que Santa Cruz lucha por Bolivia (las regalías departamentales y la elección de prefectos, son producto casi exclusivo de las luchas cruceñas, sin embargo benefician a todo el país), cada vez que Santa Cruz suda y sangra por Bolivia, es tildado de separatista y anti-patriótico. Veo como el occidente no nos baja de racistas y oligarcas, cuando en Santa Cruz, como en ninguna otra parte de Bolivia, viven Y PROSPERAN, cambas, collas, menonitas, chinos, croatas, japoneses, blancos, negros, indios, y lo que a uno se le ocurra. Veo como el ser orgulloso y querendón de su tierra es interpretado como malsano regionalismo en el occidente. Veo como la mayor concentración humana en la historia de Bolivia (cabildo), no es transmitida por el la televisión nacional, y es minimizada por el entonces presidente, todo, porque fue en Santa Cruz. Veo como el occidente se une, utilizando pocos y pobres argumentos jurídicos, para frenar la justa redistribución de escaños, en flagrante violación de la Constitución Política del Estado que nuestros patriotas occidentales tanto dicen defender. Veo que un cruceño no puede candidatear a presidente de su país, porque dicen que nunca ganaría el voto occidental. Veo todo esto y me pregunto ¿para qué seguir siendo parte de Bolivia?
Cuando las justas aspiraciones de un pueblo son sistemáticamente reprimidas e ignoradas, cuando sus derechos, bajo la constitución en que viven, son violados, cuando el racismo y el regionalismo llegan a tal punto de causar daño y frenar el potencial de dicho pueblo, entonces ese pueblo no solo tiene el derecho de defenderse, sino la obligación. En Santa Cruz se está llegando a ese punto, y los cruceños cumpliremos nuestra obligación con nuestra tierra y nuestras generaciones. Santa Cruz quiera trabajar y progresar bajo un sistema democrático, con justicia, y respeto entre pueblos y departamentos. El occidente Boliviano debe repensar su actitud para con Santa Cruz, y si lo que desea es paz, progreso, y respeto, Santa Cruz será de Bolivia y el cruceño será orgulloso de ser boliviano; pero si Bolivia continúa con esa actitud prepotente, el cruceño responderá a la altura de las circunstancias, como siempre lo ha hecho, y defenderá lo que es suyo, con la justicia y el derecho a la libre determinación de su lado. Y si la actual situación llega al punto de lograr la división de Bolivia, que quede claro que no fue Santa Cruz la que se separó de Bolivia, fue Bolivia, con su intransigencia, la que separó a Santa Cruz.
Fayetteville, 16/10/05.
El Deber, 28/10/05.
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