domingo, 22 de diciembre de 2019

Por qué no soy feminista

Javier Paz García
La mujer a lo largo de la historia ha sido tratada como un ser inferior al hombre, subyugada a él, incluso como un objeto, como parte de la propiedad privada de su padre o su marido. Esto es lamentable y debe ser repudiado y combatido. Ennoblece luchar por algo justo, y no hay nada más justo que la lucha por la libertad. Esa es la lucha del liberalismo, una cruzada ideológica por la libertad, la tolerancia y el respeto entre las personas, para que todos tengamos los mismos derechos y libertades civiles y políticas, sin importar nuestro sexo, raza, condición económica. Los liberales luchamos para que el Estado no otorgue privilegios, ni para blancos, ni para negros, ni para morenos, ni para hombres, ni para mujeres, ni para ricos, ni para pobres, ni para empresarios, ni para trabajadores, ni para homosexuales, ni para heterosexuales, ni para creyentes, ni para ateos, ni para extranjeros, ni para nacionales, que todos seamos iguales ante la ley y que haya tolerancia y respeto entre los seres humanos.
El feminismo en muchas de sus vertientes tiene los mismos principios liberales pero su lucha se enfoca exclusivamente en la mujer. Esto me parece fantástico y tiene todo mi apoyo. Hay mucho por hacer para evitar el abuso contra las mujeres, para concienciar sobre los prejuicios de la sociedad y protegerla de la conculcación de sus derechos y libertades civiles y políticas. Sin embargo, no existe un solo feminismo, existen muchos movimientos feministas y algunos de ellos son antiliberales. Estos movimientos en muchos casos no buscan ampliar las libertades de las mujeres, sino conseguir privilegios especiales o forzar a las mujeres a  actuar de acuerdo a los cánones éticos y estéticos que el movimiento ha establecido.
Creo que ese es el caso de María Galindo y su movimiento Mujeres Creando. Este movimiento no lucha por ampliar las libertades de las mujeres para que cada una, en su condición de ser humano libre, pueda elegir qué hacer con su vida, con el único condicionante que sus acciones respeten la libertad y la propiedad de otros (ésta es la posición liberal). María Galindo y su movimiento no defienden a la mujer que elije ser mamá y ama de casa, y no les importa lo que piensa esa mujer. Y si la mujer se viste con saco y sale al mundo empresarial, de pronto es una subalterna, un peón al servicio de los hombres. Tampoco defienden a la mujer que elije participar en un concurso de belleza, sino que la denigra y la tilda de prostituta. Sobre este punto acoto una contradicción: por un lado, su movimiento a veces dice defender a las prostitutas (algo que yo apoyo porque creo que la prostitución es un trabajo honesto) pero usa el término como insulto en su ataque a las mujeres con las que discrepa. Y así, no importa lo que haga la mujer, sea ama de casa o gerente de empresa, sea prostituta o monja, para María Galindo tal mujer actuará de acuerdo a los cánones impuestos por los dominadores: los hombres. Creo que esta intolerancia contra las mujeres causa antipatía contra su movimiento entre las propias mujeres. María Galindo plantea un laberinto sin salida, donde la única forma de librarse de la dominación de los hombres es creer y hacer lo que dice María Galindo. 
Para muestra de ello, me gustaría analizar un artículo de Galindo, Jeanine: ¿usurpadora, sustituta o subalterna?(Página Siete, 18/12/2019). En él, la fundadora de Mujeres Creando se pregunta “¿Qué hay detrás de la foto de ella sonriente con la banda presidencial y retoque de maquillaje?”. Luego, la autora comienza a imaginar la infancia de Jeanine Áñez diciendo: “La imagino niña correteando pata pila…” y de ahí para adelante sigue con un cuento que ella misma crea, donde seguramente algunas cosas coinciden con la realidad, como el hecho de correr descalza, algo que todos hemos hecho. Del hecho de que se tiñe el pelo saca un montón de conclusiones como ser que Jeanine se odia a sí misma, se imagina charlas íntimas de su madre y sus tías, se imagina lo que hubiera y no hubiera sido si hubiera sido hombre, y luego plantea su laberinto sin salida, donde no importa lo que haga una mujer, siempre será una ficha al servicio de los hombres: no importaba si Jeanine aceptada el cargo o no, para Galindo, no fue ella quien lo decidió, porque Jeanine es una mujer y las mujeres no pueden pensar y peor si son benianas (“Cumple con el destino de mujer beniana prohibida de pensarse a sí misma”).
En fin, el artículo no discute hechos reales, sino que se basa en la imaginación de la autora sobre la infancia y vida de Jeanine. Sobre esa fantasía que la misma autora crea, saca conclusiones sobre su personalidad. No critica o discute las acciones o las políticas que ha tomado Jeanine en su presidencia, que es lo que debería importar, sino que se enfoca en su sonrisa y en su pelo teñido. Es decir, el artículo es una mezcla de fantasía y vacuidad. Tal vez, apelando a otro de sus falsos dilemas, Galindo dirá que el hecho de que un hombre defienda a la presidente, demuestra de que ella es un peón al servicio de los hombres y si ninguno la defendiera, sería la evidencia de que por ser mujer, la dejan sola. Yo por mi parte, no voy a criticar los estándares estéticos de María Galindo, porque me parece insustancial y si a ella le gusta andar con la cabeza medio rapada y un conspicuo mechón, es su vida, su decisión y la respeto. Pero Galindo debería respetar también que otras personas tengan estándares estéticos diferentes al suyo y que, por ejemplo, les guste teñirse el pelo. Sí quiero criticar la hipocresía de su movimiento que dice defender a las mujeres y sin embargo hace una virulenta crítica de las mujeres que no encuadran con los cánones de María Galindo; un movimiento que supuestamente quiere que a la mujer se la tome en cuenta por su cerebro y no por su cuerpo, pero que no discute en lo absoluto las ideas y las acciones Jeanine y hace algo capital del hecho que la presidente sonríe y se maquilla. 
Santa Cruz de la Sierra, 22/12/19
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domingo, 8 de diciembre de 2019

La corrupción y el sistema político

Javier Paz García
A menudo escucho que la solución para acabar con la corrupción en el gobierno es sacar a los corruptos y poner a gente honesta en su lugar. Esta solución, que no pasa de ser una ingenuidad, tiene el inconveniente de que requiere para su funcionamiento el encontrar gente honesta dispuesta a meterse a la boca del lobo para ganar menos de lo que puede ganar en el sector privado. Mejor sería tener un sistema que limite lo que los corruptos puedan robar. 
Para reducir la corrupción (y tenemos que pensar en reducción, porque lamentablemente nunca se podrá eliminar) debemos entender qué la ocasiona y atacar sus causas. Yo planteo 2 causas principales: dinero y poder. Mientras más dinero y poder sea depositado en cierto cargo de gobierno, mayor serán los incentivos para conseguir dicho cargo. Por ejemplo, el próximo año votaré en cuatro elecciones. La primera es a presidente de Bolivia, es la más apetecida porque quien gane tendrá un poder inmenso y tendrá la posibilidad de hacer y deshacer, encumbrar nuevas fortunas, apabullar a adversarios políticos y decidir sobre la vida y la hacienda de muchos. La siguiente elección es la de la alcaldía que maneja un abultado presupuesto que permite comprar drones de millones de bolivianos y otras maleantadas que hacen a más de un funcionario rico; la alcaldía es muy apetecida y no faltarán candidatos propugnando su amor por la ciudad para ganar nuestro voto. La tercera elección es la de la gobernación, que, como me dijo alguien, por manejar un menor presupuesto que la alcaldía, es menos apetecida. Aun así, no habrá ausencia de pretendientes. La cuarta elección es la de mi fraternidad. Aquí no hay ni dinero ni poder; el presidente de la fraternidad maneja un presupuesto modesto, no tiene sueldo, su cargo no le da prestigio ni poder, pero sí algunas molestias y sinsabores. Entonces ¿adivine el lector cuántos postulantes hay al cargo? Si su respuesta fue cero, está en lo correcto. Cada año la discusión en mi fratergira en torno a quien tiene los motivos más débiles para excusarse y obligarlo a asumir su turno.
El apetito por un cargo va en función del dinero y poder que dicho cargo comanda y, aunque no quiero generalizar y decir que todos los funcionarios públicos son corruptos, lo cierto es que mientras más poder y dinero tiene un cargo, más atrae a los corruptos y repele a quienes no quieren mancharse. Entonces es iluso esperar que por arte de magia lleguen funcionarios honestos y aunque a veces llegan, lo que podemos estar seguro es que vamos a tener corruptos en los cargos públicos. Entonces ¿qué podemos hacer? Aquí va una serie de sugerencias:
1.    Limitar el dinero que maneja el Estado. Esta es una cuestión de proporción. Antes se hablaba que la coima de cualquier obra o licitación era 10%, dicen que con el MAS subió a 20% como mínimo. Asumamos el 10% de costo de corrupción. Entonces si un gobierno maneja un presupuesto de 1.000 pesos, el dinero que se pierde por corrupción serán 100 pesos. Si reducimos la cantidad de dinero que tiene el Estado a 700 pesos, entonces se perderán 70 pesos en corrupción. De pronto hemos reducido el costo de la corrupción de 100 a 70 pesos, ¡un 30% de reducción con los mismos funcionarios corruptos! Pero incluso podemos esperar que la corrupción se reduzca aun más, porque el simple hecho de haber menos dinero obliga a los políticos a priorizar los gastos y mejora el control presupuestario. 
2.    Descentralizar recursos y competencias. Mientras los recursos estén más cerca de sus legítimos dueños, habrá mayor fiscalización, control, un uso más racional de los recursos y menos corrupción. Un burócrata en La Paz no tiene la misma información y conocimiento sobre las necesidades del municipio de Guarayos como alguien que vive en Guarayos. Entonces, bajo este principio, hay que tratar de que los recursos se queden en la mayor cantidad posible con sus legítimos dueños. En una fraternidad, las cuotas tienen el propósito de cubrir los gastos necesarios, pero no se busca que haya excedentes, porque todos nos conocemos y entre amigos no hay el deseo de quedarse con la plata de nadie. La discusión en el Estado es diferente y siempre se habla de cómo puede hacer el gobierno para conseguir más recursos, dejando de lado que esos recursos se los están sacando a los mismos ciudadanos. Esto se entiende porque quien maneja el Estado, mientras más recursos consiga (subiendo impuestos), más poder y dinero tendrá, dinero que está sacando de gente que no conoce y que poco le importa. Entonces descentralizar recursos no solo consiste en repartir mejor la torta a municipios y gobernaciones, sino por reducirla al mínimo para que el dinero quede en su mayoría en el bolsillo de sus legítimos dueños, los ciudadanos que lo generaron con su trabajo. Esto significa que el Estado debe cobrar lo mínimo de impuestos posibles. Esto va en línea con el punto anterior de reducir el dinero que maneja el Estado. Luego de esto, quienes más dinero, recursos y competencias deberían tener son las alcaldías, porque son los gobiernos más cercanos al pueblo, luego las gobernaciones y por último el Estado central que básicamente debería ver temas de justicia, defensa, relaciones exteriores y no mucho más. 
3.    Reducir trámites, simplificar leyes y reducir discrecionalidad. Si para conseguir algo tengo que pasar por 10 oficinas y hacer 20 trámites, probablemente habrá más corrupción que si tengo que pasar por una ventanilla única. Hoy el Estado boliviano está plagado de trámites, muchos de ellos innecesarios, para abrir una empresa, para sacar una licencia de conducir, para cargar combustible, etc. Doy un ejemplo, la inspección técnica vehicular es exclusivamente una forma de impuesto para el Estado y un ingreso para los policías a través de la corrupción, no cumple ninguna otra función y debería ser eliminada y así tenemos una cantidad exorbitantes de trámites y de colas que además de corrupción, roban a la gente de millones de horas que podrían ocupar para ser más productivos, para dedicar tiempo a sus seres queridos o echarse a dormir. La cantidad de leyes y normativas que genera el Estado hacen de su cumplimiento un dolor de cabeza para el ciudadano, para el empresario y una fuente de discrecionalidad y extorsión para muchos funcionarios públicos. Hay que eliminar muchos trámites, hay que reducir requisitos de los trámites que sean indispensables y hay que reducir al máximo la discrecionalidad de los funcionarios públicos para que se reduzca la corrupción. 
4.    Despolitizar los cargos públicos. El Estado en todos sus niveles de gobierno es hoy un botín. Quien gana una elección ve los cargos públicos como un espacio para recompensar la fidelidad de tal o cual correligionario, premiarlo por su apoyo durante la campaña y recuperar la inversión realizada. Esta triste realidad hace que cada cambio de gobierno se produzca una masacre blanca donde se reemplace a la mayoría de los funcionarios, fieles al anterior gobierno, para reemplazarlos por nuevas personas fieles al nuevo gobierno. Es importante limitar esto. Un presidente debería elegir a sus ministros y viceministros, pero luego debería existir un cuerpo de funcionarios públicos que no deben su cargo a ningún partido político, que están ahí por mérito y que cumplen un trabajo técnico. Esto no solo reduciría la corrupción, sino que daría mayor estabilidad y continuidad a la gestión y se preservaría la memoria institucional.  
5.    Aumentar salarios de funcionarios públicos. Hemos dicho que el dinero y el poder es lo que mueve a muchos a buscar cargos públicos. Por supuesto no es el dinero que viene de su salario. Nadie cree que Evo y sus ministros se fueron del país solo con lo que ganaron de su salario y lo mismo podemos decir de los anteriores gobiernos. Nadie cree que un alcalde, un juez o un policía, no roba. Entonces vivimos en una mezcla de cinismo e hipocresía. Hablamos de austeridad y aprobamos salarios miserables para nuestros funcionarios públicos y al mismo tiempo damos por hecho que van a robar y aceptamos que roben, “pero que hagan”. Para mí nada ilustra mejor este hecho que el caso de nuestro sistema judicial. Un juez debería ser una de las personas más distinguidas de una sociedad. Tiene una de las mayores responsabilidades que un ser humano puede tener: impartir justicia. Como tal también debería tener una remuneración que le permita un confortable nivel de vida. Los jueces deberían ganar el doble o más de lo que ganan ahora. Esto de por sí, con los mismos jueces actuales, reduciría la corrupción, porque ellos mismos aumentarían el precio que cobran y por la ley de oferta y demanda, esto reduciría la corrupción. Pero también con el tiempo atraería a mejores personas para estos cargos. Y en esto se da también otro efecto. Cuando la mayoría es corrupta, el honesto es tonto y hasta por no quedar de tonto, cede a la corrupción. Si empezamos a atraer mejores personas, a través de mejores sueldos y a revertir esta tendencia, sucede el mismo efecto pero al revés, con una mayoría más honesta, el más corrupto se cuida más y mejora su comportamiento. Hoy la mayoría de las personas asumen que un juez (cualquier juez) es corrupto; esto es trágico. Si alguien nos presenta a un juez, deberíamos sentir admiración y respeto por él, debemos trabajar para que así sea. Lo mismo podemos decir de policías y demás funcionarios públicos.
6.    Repudiar y castigar la corrupción. En Alemania o Inglaterra un funcionario público renuncia cuando se descubre algo indecente en su comportamiento, incluso el plagio de una tesis doctoral, como sucedió con la ministra de educación alemana Annette Schavan el 2013 o el ministro de defensa alemán Karl Theodor zu Guttenberg el 2011. En Bolivia olvidémonos que alguien renuncie por plagiar su tesis o falsificar su título, si ni siquiera renuncian ni se investigan casos flagrantes de corrupción. Y no hablo aquí de los masistas que son doctorados de sinvergüenzas; no hay donde uno meta el dedo en el municipio de Santa Cruz y no salga pus, y no pasa nada y en general a la población pareciera no molestarle la corrupción, mientras venga de un correligionario, entonces creo que no tenemos derecho a quejarnos de tener políticos corruptos. Repudiar la corrupción y castigar a los políticos en las urnas es obligación de la gente. Lamentablemente nos aplazamos porque seguimos votando corruptos flagrantes. 
Esperar solucionar la corrupción con la llegada de un nuevo gobierno compuesto de políticos honestos es análogo a no trabajar y esperar hacerse rico comprando loterías, la chance de que suceda es una en un millón. No debemos crear un sistema de gobierno esperando que lo manejen ángeles, sino seres humanos falibles y corruptibles, como somos todos los seres humanos. Las ideas presentadas, aunque no son exhaustivas, ayudarían bastante a avanzar hacia un Estado con menos corrupción.
Santa Cruz de la Sierra, 08/12/19
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domingo, 1 de diciembre de 2019

¿Qué significa democracia?

Javier Paz García
Etimológicamente la palabra democraciaes algo así como el gobierno del pueblo. Entonces una posible interpretación podría ser el gobierno de las mayorías. Note el lector que el pueblolas mayoríasno son la misma cosa; pero a menudo, los gobiernos populistas que circunstancialmente reciben el apoyo de la mayoría, afirman que tienen el apoyo del pueblo, y que por tanto son gobiernos democráticos. 
Por otro lado, la aceptación moderna del significado de democraciaes mucho más amplia. No se limita simplemente a la elección de representantes por voto universal para que los victoriosos puedan hacer lo que quieran. Se entiende por democracia un sistema político en el que todos los ciudadanos son iguales ante la ley y es en virtud de esa igualdad que cada uno tiene derecho a elegir y ser elegido y también a tener ciertos derechos civiles y políticos, entre ellos el de la libre expresión, el de la protección a la propiedad privada y a la vida e integridad. La democracia en su sentido moderno defiende la libertad de las personas por encima de todo y para ello establece un sistema de justicia del cual nadie se puede poner por encima, ni siquiera los gobernantes. Bajo esta aceptación, la democracia permite a las mayorías circunstanciales elegir gobernantes, pero no les permite conculcar derechos a las minorías ni a nadie. Entonces un Estado donde una mayoría fustiga y encarcela a una minoría, o le confisca su propiedad o dicta leyes a favor de unos y detrimento de otros, solo por el hecho de ser mayoría no puede ser tildado de democrático, aunque gane las elecciones con el 90%.
Entender estas sutilezas semánticas es importante. Hoy por ejemplo Evo Morales arguye que su gobierno era democrático y para justificar su aseveración hace referencia a los resultados eleccionarios (a los que le conviene, porque no se refiere al 21F). Sus secuaces y acólitos hacen lo mismo: equiparan mayoría con pueblo (lo cual adolece de falta de rigurosidad lógica) y luego equiparan el apoyo del pueblo con democracia. Callan con respeto a los abusos, a las violaciones de derechos humanos, a las persecuciones políticas, al acoso a periodistas y las restricciones a la libertad de expresión, al control de todos los poderes del Estado y una serie de medidas abusivas que hacen de sus gobiernos esencialmente antidemocráticos. 
La esencia de la democracia no es el apoyo de las mayorías, sino el establecimiento de ciertos derechos inalienables para todos los ciudadanos, límites al poder político, leyes justas para todos por igual y el sometimiento de todos a dichas leyes, incluidos los gobernantes. Bajo estos criterios gobiernos como el de Evo Morales nunca fueron democráticos, porque nunca quisieron serlo, así como tampoco fue democrático el gobierno de Hitler a pesar de haber llegado al poder bajo un sistema democrático.
Santa Cruz de la Sierra, 01/12/19
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Y si fue golpe de Estado, ¿qué?

Javier Paz García
En octubre de 1917 los bolcheviques tomaron el poder en Rusia contra el gobierno de Kerenski; lo llamaron revolución. En 1959 Fidel Castro lideró un movimiento armado que derrocó al dictador Fulgencio Batista, tampoco lo llamaron golpe de Estado, sino revolución cubana. 
En Bolivia hubo una protesta ciudadana, la más grande en la historia del país. Hubo una revolución ciudadana pacífica y de hecho las cuatro muertes que sucedieron hasta la renuncia de Morales, fueron causadas por hordas masistas. Ni la Policía ni las Fuerzas Armadas atacaron al gobierno de Morales, simplemente se rehusaron a reprimir a manifestantes desarmados. Evo Morales renunció y abandonó el país por voluntad propia. Ninguno de los líderes de las protestas tomó el gobierno, ni tampoco las Fuerzas Armadas, la presidencia fue asumida por una senadora de acuerdo a la constitución y a jurisprudencia y fue avalada por un Tribunal Constitucional designado por el MAS. La Asamblea Legislativa, donde el partido de Morales tiene más de dos tercios, sigue funcionando y aprobó la ley para conformar el Tribunal Electoral. Entonces, con estos elementos, es difícil plantear que lo que sucedió en Bolivia es un golpe de Estado. 
Si escrutamos a quienes se rasgan las vestiduras y denuncian un golpe de Estado en Bolivia, vemos que la mayoría son admiradores y defensores de la revolución cubana, una dictadura que mató para llegar al poder y luego de 60 años sigue ahí, sin elecciones libres, sin prensa libre, con un sistema de represión espantoso. Esta gente no tiene ninguna autoridad moral para reclamar por una supuesta interrupción a un régimen democrático, cuando apoya a la más despiadada dictadura que ha tenido el continente americano. Son unos hipócritas que en realidad no apoyan la democracia, apoyan a la izquierda y denuncian a un movimiento del cual el mismo Evo Morales se burló por ser pacífico y basado en poner “pititas y llantitas”, mientras aplauden la destrucción que turbas violentas están ocasionando en Chile. Son falseadores que tergiversan ciertos hechos como la naturaleza pacífica de las protestas, mientras que ocultan otros, como el fraude de Evo, su desprecio por la voluntad popular y su llamamiento a la violencia que ha ocasionado muchas muertes en el país, desde antes incluso que él sea presidente. Entonces hay que diferenciar a quienes realmente defienden la democracia, de quienes utilizan la democracia para hacer propaganda a favor de la izquierda antidemocrática. Con estos propagandistas, estos Goebbels contemporáneos, no vale la pena discutir: no quieren buscar la verdad y entender la situación, quieren armar evidencia para apoyar a una conclusión que ya tienen preestablecida antes de conocer ningún hecho, quieren apoyar a un régimen izquierdista con el que se sienten identificados y que probablemente los financia. Simplemente hay que desenmascararlos por lo que son: hipócritas, mentirosos pagados, defensores de la dictadura y el fraude.
Ahora yo quiero ir más allá, porque a pesar de que considero que en Bolivia no hubo un golpe de Estado, quiero plantear la posibilidad de que sí lo fuera ¿entonces qué? Y vamos más allá aun, imaginemos que si en vez de tomar el camino constitucional, hubiéramos llegado a una situación donde las Fuerzas Armadas toman el poder y cierran el parlamento ¿hubiera la mayoría de ciudadanos estado en contra de eso? Yo no me hubiera opuesto a un gobierno militar, mientras sea un gobierno transitorio, con el objetivo de llamar a elecciones y respetuoso de las libertades civiles. No sé que hubiera pensado el resto del país, pero supongo que la mayoría hubiera aceptado la situación. Y la razón es que casi cualquier alternativa era mejor al gobierno de Evo Morales. Y la razón de esto es que vivíamos bajo un régimen de terror disfrazado de democracia. Entonces la revolución que hemos llevado a cabo ha sacado a un gobierno que hacía terrorismo de Estado desde sus inicios y que quería perpetuarse en el poder mediante el miedo y el fraude, siguiendo el modelo cubano y venezolano. Nosotros, quienes vivimos en Bolivia, sabíamos que aquí no había democracia, ni Estado de Derecho; sabíamos que había persecución política; sabíamos que había terrorismo de Estado; sabíamos que era peligroso criticar al régimen y que por tanto no había libertad de prensa, había una tremenda autocensura, provocada por el miedo y la extorsión; sabíamos que era un Estado que daba protección al narcotráfico en el Chapare; sabíamos que Evo Morales quería perpetuarse en el poder en contra de la voluntad popular. Entonces teníamos todo el derecho a realizar un golpe de Estado y no deberíamos ruborizarnos por ello. Lo esencial no es si en Bolivia hubo un golpe de Estado. Lo esencial es que la naturaleza del gobierno de Morales era antidemocrática, fraudulenta, totalitaria y criminal y ante esa situación, los ciudadanos teníamos el derecho de sacarlo del modo que sea. Hoy los ciudadanos nos sentimos libres, sin miedo a expresar nuestras ideas: esa es la esencia de la democracia, algo que no existía bajo el régimen de Evo Morales. Hemos logrado poner fin a ese régimen para reconducir al país por una senda de recuperación de la democracia y le estamos dando a nuestros hijos la esperanza de vivir en una Bolivia libre y democrática, entonces, si fue golpe de Estado, ¿qué?
Santa Cruz de la Sierra, 01/12/19
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martes, 19 de noviembre de 2019

Sobre el empate catastrófico y el lenguaje apocalíptico

Javier Paz García
En fútbol un empate no es catastrófico, puede haber bronca, porque alguien siente que tal o cual equipo debió ganar, pero cada uno se va a su casa y la vida sigue. En política el empate tampoco tiene por qué ser catastrófico. La democracia estadounidense tiene dos partidos que básicamente empatan todo el tiempo. Cada elección es muy reñida y a veces son unos cuantos votos los que definen un ganador. Con frecuencia un partido controla el Poder Ejecutivo y el otro tiene la mayoría en el Legislativo; sin embargo, no están matándose y de hecho son la democracia vigente más antigua del mundo. 
La palabra catástrofe significa suceso desdichado en el que se produce gran destrucción. La democracia y el Estado de Derecho precisamente intentan evitar luchas catastróficas en una sociedad, donde unos se imponen a otros mediante la fuerza y la violencia. Ello requiere cierta madurez, respeto a derechos fundamentales y vocación democrática de parte de la población y en especial de los líderes políticos. Claramente, el autor de la tesis del empate catastrófico, Álvaro García Linera, no tiene vocación democrática ni respeto a derechos fundamentales. Por eso, al igual que Evo, cuando no tiene que mentir ante un público ingenuo sobre pertenecer a la cultura de la paz, cuando se siente a gusto, cuando está relajado y se sincera, su lenguaje es de guerra, de destrucción, de aplastar al enemigo, del orgullo de matar, de defender a muerte la revolución y el proceso de cambio – por supuesto, ni Evo, ni Álvaro plantean estar entre los muertos, que otros se maten por ellos. El lenguaje a veces llega hasta lo apocalíptico, como lo del empate catastrófico o que el sol y la luna se van a ocultar si no está Evo. 
Hoy vivimos en Bolivia una especie de empate catastróficoal estilo de García Linera. Tanto es así que un 10 a 20 por ciento de la población que apoya a Evo Morales, tiene secuestrada y en zozobra al 80 a 90 por ciento de los bolivianos que queremos libertad, paz y trabajo. Lo que pasa es que en la mente retorcida de este falso licenciado, de este revolucionario de las matemáticas, 9 a 1 puede significar un empate. 
Lo lamentable es que la retórica de la violencia, de la muerte, de la destrucción, de la catástrofe no queda en palabras. Hoy vivimos una oleada de violencia, vandalismo, terrorismo, destrucción por el gusto de la destrucción, la banalización de la vida humana y la muerte frutos de lo que el gobierno del MAS a la cabeza de estos personajes nefastos, Evo y Álvaro, sembró durante 14 años. Vamos a salir de esto, no hay duda, pero van a quedar grandes cicatrices. Ojalá quede también la conciencia ciudadana para que nunca más dejemos que los violentos, los promotores del odio y el racismo, los caudillos que se creen mesiánicos e irremplazables, los agoreros de la muerte vuelvan al poder. 
Santa Cruz de la Sierra, 19/11/19
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sábado, 16 de noviembre de 2019

Understanding Evo Morales´ downfall

Javier Paz García
The path to 14 years in power
When Evo Morales won his first election in 2005, the Bolivian constitution then in place did not allow consecutive terms in office. Under that constitution, he should have stepped down in 2011. However, his government convened a Constitutional Assembly and changed the constitution. The new constitution allowed two consecutive terms and indicated explicitly that the previous term, the one that Morales started in 2006 would count towards that limit. Therefore, under the new constitution, he could only have stayed in office until 2015. In order to get support for the approval of the new constitution, Morales himself made a public promise that the period 2009-2015 would be his last term and that he would not seek reelection after that. During his time in power, Evo Morales placed party loyals in all the State institutions. In 2013, one of these institutions, the Constitutional Tribunal, responsible for interpreting and upholding the constitution, ruled that Morales first term in office did not count towards the two terms limit, even though the constitution explicitly said so. This rule allowed Morales to run for his third term in office, and again he promised that it would be his last. In 2016, now in his third term, Morales called a referendum to ask the people to change the constitution again to allow him to run for president again. The referendum took place on February 21st (21F) and he lost it. But the Constitutional Tribunal came to the rescue again and in 2017 ruled that not allowing Morales to run for office would be a violation of human rights, therefore eliminating any term limits, a rule clearly against the constitution.
The 2019 election
Through legal shenanigans, Morales was a candidate again in the 2019 election, expecting to get a fourth term in office. The Electoral Tribunal, was controlled by people chosen by the MAS party. The night of the election the Tribunal stopped the count, only to restart it almost 24 hours later and with a clear change of tendency, showing Morales as winner, without the need for a run off between the two most voted candidates. This led to protests all over the country, that initially only demanded a run off.
Peaceful protests and violent retaliation
 The protests started in the province of Santa Cruz where the people took to the streets and paralyzed activities. The protests where pacific, without destroying public or private property or injuring anyone. As more people joined the protests all over the country, the MAS party organized groups to confront protesters. For example, in La Paz miners took to the street to show support for the president, it was later shown that in reality they were public servants dressed as miners. In Montero a confrontation occurred between MAS supporters and protesters where two people died by gun shots, both protesters against the election results. The police investigations point towards Daysi Choque, and elected representative to Congress by the MAS party, as the organizer of the attack. In total until Morales´ resignation four people died, all of them protesters against Morales, and all in the hands of Morales supporters. 
The role of the Police and Armed Forces
The police forces mainly took a neutral stance, letting the people protests as long as they were pacific. In Cochabamba there were actions of repression against protests led the police and mobs organized by the MAS party. Finally, in Cochabamba the police forces refused to follow orders from the government to help Morales´ supporters and repress peaceful protesters. This mutiny lead to police forces all over the country to do the same. These mutinies where led by low level police officers, not by commanders. The Armed Forces refuse to repress civilians but did not take the streets to oust the President, either.
The path to resignation
As more evidence of the election fraud was being uncovered, the demand escalated from a run off to repeating the election with a new Electoral Tribunal. Then with the dead of protesters in the hands of Morales supporters, calls for resignation of President Morales started to be heard.  On Monday, November 11th, the audit team from OAS issued a report indicating that there were serious irregularities and that the elections´ results were not trustworthy. 
With the OAS report, Morales administration lost all credibility. He and his party had put in place all the members of the Electoral Tribunal. For a new and fair election it was necessary to change those members. But if Evo stayed in power and with control of Congress, he would be in a position to again designate the members of the Electoral Tribunal as he wished. Furthermore, with Morales´ record of reneging on his promises and doing everything within his reach to stay in power, even against the constitution and the will of the people, expressed in the 21F referendum, there was no assurance a fair election would be possible. The vast majority of the people demanded his resignation.
Was it a coup d`etat?
Evo Morales has called his exit a coup d`etat. Let´s see some facts. Not a single shot was used to force Morales´ resignation; the four people that died by gunshot during the protests were protesters against Morales. Not a single supporter of Morales was shot or died during the protests, before his resignation. The Armed and Police Forces did not support the protests, they simply refused to repress peaceful protesters. There were millions of people protesting in the street all over the country, making it the largest protest in the history of Bolivia. There were regional leaders with different backgrounds, with little coordination among them before the protests started and with no intention to seize control of government. Luis Fernando Camacho, the most prominent leader, is the head of Comité pro Santa Cruz, a non profit organization that promotes the development of the province of Santa Cruz; Marco Pumari, has a similar position in Potosí; in La Paz the protests where lead by Waldo Albarracín, the Chancellor of the local public university and former Human Rights advocate. None of them took the presidency or intended to do so. After Morales´ resignation the presidency was taken by a member of the Senate, Jeanine Áñez, following the constitutional mandate. Furthermore, the new president will be in power for a few months, until the Electoral Tribunal is recomposed and fair elections take place. With all these facts, it is hard to categorize this as a coup d`etat.This was a civil movement that involved the active participation of the vast majority of society and that demanded that the will of the people be respected. 
Santa Cruz de la Sierra, 16/11/19
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Secuestrados por el terrorismo

Javier Paz García
Winston Churchill dijo una vez, refiriéndose a la política de apaciguamiento del primer ministro británico Neville Chamberlain que “a nuestra patria se le ofreció entre la humillación y la guerra. Ya aceptamos la humillación y ahora tendremos la guerra".
A estas alturas queda claro que la estrategia del MAS es convulsionar el país para lograr ciertas concesiones, entre las que se encuentran el retorno de Evo y mantener la personería jurídica de un partido que más que eso es una asociación criminal. Que nadie crea que la convulsión es fortuita y espontánea; ésta sigue directrices directrices al más alto nivel y debemos tener claro que si Evo Morales quisiera la pacificación, ya la tendríamos, porque quienes bloquean el Chapare y quienes vandalizan en El Alto y La Paz siguen sus órdenes de manera militante. Ya hemos visto que ni siquiera se manifiestan por convicción, sino que son pagados, con dinero que robaron del Estado o proviene del narcotráfico.
Este modus operandi de generar violencia para luego, venir y proponer negociar y conseguir consesiones es típico del MAS. Lo hicieron en Sucre para evitar la posesión de Hormando Vaca Díez como presidente, lo hicieron para conseguir la aprobación de la nueva constitución y lo están haciendo ahora. Sus hordas causan desmanes, según instrucciones de la cúpula y luego aparecen personeros del MAS “preocupados” por la situación ofreciendo soluciones que puedan apaciguar las aguas, ofreciendo diálogos de sordos. Hasta ahora los bolivianos de bien hemos cedido a la presión de los violentos. El problema de esto, como bien lo advirtió Churchill, es que no logra el apaciguamiento y la pacificación, sino que la alimenta. Los violentos, al ver que su estrategia funciona, la vuelven a utilizar una y otra vez. Hoy pareciera que estamos al borde de una guerra civil, con miembros de las FARC, cubanos y venezolanos en Bolivia apoyando al MAS, con la zona del Chapare como una especie de republiqueta independiente, bien armada y bien financiada por el narcotráfico y 14 años de impunidad y libertad total para operar y grupos vandálicos armados en todo el país que hieren y matan a personas desarmadas, que como torbellino destrozan lo que encuentran a su paso y causan el terror de hombres, mujeres y niños inocentes. Evo Morales subió al poder gracias en parte a su política de terrorismo, a tal punto que muchos, en un acto de ingenuidad incomprensible, le dieron su voto el 2005 pensando que si él era el causante de la violencia y los bloqueos, siendo presidente, ya no le convendría seguir usando la violencia y los bloqueos y por tanto el país se pacificaría. Con ello lograron encumbrar a un terrorista al poder que instauró una tiranía que intentó ser eterna. Hoy quiere hacer lo mismo. Seríamos muy tontos si volvemos a caer. 
Yo creo en el diálogo, cuando es de buena fe. También creo que los valores y principios no se deben negociar y que no podemos ceder ante el chantaje y la violencia. Soy una persona de paz, pero también soy consciente que ceder ante el chantaje de la violencia, como lo indica Churchill, solo nos prepara para la guerra. Doy otro ejemplo, no fue Andrés Pastrana quien, cediendo zonas desmilitarizadas y dando otras consesiones a las FARC, logró la pacificación en Colombia, fue Álvaro Uribe, quien combatió a la guerrilla hasta su casi extinción. 
Si Evo quiere paz, está en sus manos instruir a sus grupos de choque y federaciones cocaleras, sabemos que siguen sus órdenes. Si opta por la violencia, hay que responder con todo el peso de la ley y encarcelar a los cabecillas y a los autores intelectuales que se encuentren en Bolivia. No podemos permitir que el terrorismo secuestre a todo un país.
 Santa Cruz de la Sierra, 16/11/19
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jueves, 14 de noviembre de 2019

La prensa bajo el yugo masista

Javier Paz García
Hay dos cosas que una tiranía busca controlar por sobre todo: las armas y la prensa. Por eso las naciones deberían evitar que los gobernantes tengan tanto el monopolio de las armas, como de las letras. El Estado boliviano, ya tiene y tenía antes de Evo el monopolio de las armas, entonces solo le quedaba controlar la prensa… y lo logró.
La estrategia del MAS consistió en multiplicar radios comunitarias, crear un periódico y hacer de todos los medios estatales instrumentos de propaganda para ensalzar al gobierno y criticar a la oposición. Luego, en presionar a los medios independientes con fiscalizaciones de impuestos, multas y otras formas de chantaje para que no sean críticos del gobierno. Incluso ha utilizado el acoso y la persecución de periodistas, como es el caso de Carlos Valverde, quien por denunciar el caso Zapata, tuvo que huir a Argentina un tiempo para resguardar su vida y su libertad. Por un lado, el gobierno mediante leyes abusivas que violan la propiedad privada ha obligado a los medios a usar su tiempo radial – que es su fuente de ingresos – de forma gratuita para publicitar la ley contra el racismo y otras leyes del Estado. Los incrementos salariales obligatorios – otro atentado contra la propiedad privada y contra la libertad de asociación – junto con leyes que obligan a ciertos beneficios a sus periodistas han puesto en peligro la sustentabilidad financiera de los medios de comunicación. Este tipo de medidas, lamentablemente son apoyadas por los mismos periodistas, quienes de forma miope no se dan cuenta que en el largo plazo están poniendo en peligro sus fuentes de empleo. El otorgamiento de propaganda estatal a quienes se encuadran es otra forma de chantaje para controlar los medios. Leyes como la ley contra el racismo y toda forma de discriminación son otra herramienta, una especie de espada de Damocles para enjuiciar, prácticamente a quien quieran, con el argumento de que son racistas. Esta es otra lección que los periodistas y todos los bolivianos deberían aprender: se debe proteger la libertad de expresión, sin condiciones. Quien escribe repudia el racismo, pero considera que una persona racista debería tener el derecho a expresarse al respecto. Es mejor proteger el derecho a la libre expresión bajo el riesgo de que haya personas que inciten al odio, que prohibir expresiones racistas bajo el riesgo de que se utilice para acallar a la prensa y a los ciudadanos, como efectivamente ha sucedido durante la tiranía del MAS.
Todas estas medidas de corte fascista, impulsadas a lo largo de casi 14 años han ocasionado una degradación del periodismo. Han ocasionado que los medios sean cautos y prefieran enfocarse en crónica roja antes que hacer análisis político. Han ocasionado que los periodistas más brillantes y más valientes sean apartados de los medios de prensa para dar lugar, en muchos casos, a esbirros mediocres. Han ocasionado que los periodistas tengan miedo: por su fuente de trabajo, por su libertad, por su integridad física e incluso la de sus familias y por tanto, callen, y dejen de investigar lo que le molesta al régimen y sean blandos en sus entrevistas a los miembros del partido. Luego de la salida del régimen, no solo existe la imperiosa tarea de recomponer los órganos del Estado para que dejen de servir a un régimen de terror y se encaucen en el respeto a la ley, sino también de recomponer el periodismo, un periodismo libre, valiente, contestatario, inquisitivo, que sea capaz de cuestionar al poder. No puede existir democracia sin una prensa libre, es momento de que la prensa recupere su libertad.
Santa Cruz de la Sierra, 14/11/19
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martes, 12 de noviembre de 2019

El legado de Evo Morales

Javier Paz García
Evo Morales suma casi 14 años en el poder sembrando odio y racismo. Su gobierno utilizó todo el aparato del Estado, con logística, comunicación, radios, canales de televisión, con recursos ilimitados para promover la idea de que existe una oligarquía cruceña que odia a los indígenas. Pensemos en un joven de digamos 20 años, digamos en Warisata con un nivel educativo bajo, con poco acceso a la educación que tres cuartas partes de su vida ha escuchado el mismo discurso de odio. Lo normal sería que internalice ese odio, que crea ese discurso. Lo raro, lo extraordinario sería que escape a ese lavado de cerebro y piense por sí mismo. Este fenómeno no es exclusivo de gente pobre ni de gente con baja educación: la mayoría de la gente tiene la creencia religiosa de sus padres y aunque ahora pueden creer fervientemente en su religión, eso se debió a años de adoctrinamiento. No pretendo con este ejemplo atacar el adoctrinamiento religioso, ya que eso es una potestad de los padres y todos los padres, de una forma u otra, queramos o no, adoctrinamos a nuestros hijos en ciertas creencias y valores. Lo que el ejemplo intenta mostrar es que el adoctrinamiento es efectivo y funciona tanto para hacer creer que Jesús es hijo de Dios, que Mahoma es el profeta de Alá que Evo Morales es el protector de los indígenas o que los cambas odian a los indios. Es decir, el adoctrinamiento sirve tanto para cosas buenas como inculcar valores como cosas malas como incitar al odio.
Evo Morales, más que ningún otro presidente azuzó las diferencias entre oriente y occidente, entre pobres y ricos, entre indios y blancos para beneficio propio. Ese tal vez es su mayor legado, un legado de odio que tomará mucho tiempo revertir. Por supuesto que Evo tenía elementos para azuzar estos odios: ya existía un choque cultural y una pugna política entre oriente y occidente antes de Evo, existían y siguen existiendo personas que creen que por tener dinero pueden tratar mal y humillar a quien no lo tiene, existían y existen personas que creen que el color de su piel o la tradición de su apellido de alguna manera los hace superiores a otros. Este tipo de personas, clasistas y racistas existían y siguen existiendo y eso es lamentable. Sin embargo me inclino a pensar que no son la mayoría porque la mayoría de las personas le deseamos el bien a nuestro prójimo; que cuando vemos un niño, nos alegra su inocencia, sin importar su raza; que nos conmueve ver a una persona sufrir aunque sea negra, blanca o amarilla. 
Pero Evo Morales no buscó lo bueno de la mayoría para construir unidad, sino lo malo de una minoría para dividir y generar odio. Buscó al blanco que peyorativamente llama indio al indio, buscó al camba que insulta a un colla, buscó al rico que explota al pobre y con estos estereotipos generó películas, videos, discursos, documentales, libros, folletos, propagandas de televisión y cuñas radiales que fueron difundidos a través de toda una maquinaria de ministros, funcionarios estatales, dirigentes del partido, medios estatales y que día a día, todos los días durante 14 años bombardearon a la población. No nos debe sorprender entonces que, luego de 14 años de una maquinaria propagandística implacablemente efectiva ahora haya mucha gente que crea ese discurso. No nos debe sorprender que haya gente asustada porque se fue Evo y cree que vendrán los k´aras o los oligarcas a patearlos, humillarlos, quitarles sus casas o locuras más grandes como que no va a salir el sol. No nos debe sorprender que haya gente vomitando odio ahora mismo, haciendo vandalismo, prometiendo hacerle daño a tal o cual persona porque está dolido porque Evo se fue. 
Ese es el triste legado de Evo, pero es nuestro deber no contribuir a dicho legado. El odio genera odio. Pero si al odio le respondemos con empatía, con un deseo de escuchar y entender a la otra parte, de entender de donde viene y por qué piensa así, si respondemos al insulto con palabras de paz, podemos poco a poco ir desmoronando esas barreras y creando puentes de entendimiento y tolerancia. No pretendo con esto alentar la impunidad. No debe haber ninguna tolerancia al vandalismo y la violencia escudadas en reivindicaciones étnicas o de clase. Quien golpea y daña a alguien debe ser castigado de acuerdo a ley. Quien destruye propiedad ajena debe hacer reparaciones y ser castigado de acuerdo a ley. 
El camino de una Bolivia unida en la diversidad, una nación de gentes tolerantes y respetuosas, de oportunidad para todos es la ruta a seguir. A pesar de los discursos, en estos 14 años hemos retrocedido en esta ruta, porque el gobierno hizo de la lucha contra la discriminación y el racismo un instrumento para perseguir opositores mientras el mismo gobierno humillaba y apaleaba indígenas; hizo de esto un eslogan con bonitos discursos que convencieron a muchos dentro y fuera del país pero que no condecían con las acciones. Ahora nos toca retomar esta ruta para hacer de la tolerancia y el respeto la base de un mejor país. 
Santa Cruz de la Sierra, 12/11/19
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lunes, 11 de noviembre de 2019

Un nuevo despertar

Javier Paz García
Me embarga la emoción cuando pienso en lo que ha pasado. Hace dos meses daba por descontada la continuidad de Evo Morales, porque hace tiempo sabemos que el gobierno comete fraude. Ha caído el tirano y para que ello suceda han tenido que pasar mil cosas cuya probabilidad de que sucedan era computable en cero. Apareció un líder cívico, Luis Fernando Camacho, valiente y arriesgado, un hombre que no se vende, realmente dispuesto a poner su vida por la causa, un pueblo cruceño que soportó 20 días de paro, saliendo a las calles, cuidando sus rotondas, sin hacer un solo destrozo a la propiedad ajena. Otras regiones que se fueron sumando y que nos alentaban cuando uno empezaba a flaquear. Otras estrellas que brillaban como Marco Pumari que empezábamos a conocer y a admirar. Personas valerosas como el ingeniero Edgar Villegas quien con profesionalismo desnudó las inconsistencias de los resultados. El aguerrido pueblo montereño que soportó los primeros embates del régimen y que sufrió las primeras dos bajas. Un pueblo cochabambino que resistió lo más duro de la represión y el terror que quería implantar el MAS con sus hordas criminales. Una ciudadanía militante en todo el país que fue despertando del embrujo que este gobierno había creado, pero que también fue capaz de sobreponerse al miedo, al derrotismo y a la apatía para salir a las calles. ¡Millones de personas en las calles y un país paralizado casi por completo, protestando de forma pacífica día tras día tras día! El amotinamiento de la Policía en Cochabamba que comenzó un dominó que en apenas 3 horas puso a la Policía Boliviana del lado del pueblo y yo en el comando de Santa Cruz escuchando la palabra motíny gritando hasta quedar ronco, con los ojos aguados de emoción porque veía que había luz al final del túnel. A mi primo, compañero de rotonda, quien, hasta que me compré una bici, me llevaba en su moto desde el 4to. Anillo y radial 19 hasta el 4to. Anillo y la av. Beni para ir a cuidar la rotonda asignada a la comparsa, y que luego se iba a colaborar con el comité a levantar el espíritu de la gente, a ser maestro de ceremonia en los cabildos: querido Pablo Fernández, sos un orgullo para tu familia y para tu pueblo. A tantos que se la jugaron desde el primer momento. A Fernando del Rincón que desde un medio internacional dio cobertura y desnudó la hipocresía del régimen, a Ximena Galarza, quien conociendo los riesgos de hacer periodismo de verdad en Bolivia, hizo periodismo de verdad. Al tesón de los potosinos que se atrevieron a marchar a La Paz y fueron emboscados salvajemente por hordas de quienes dicen representar la paz y la reserva moral de la humanidad. Al rector de la UMSA, don Waldo Albarracín y un pueblo paceño que avivó la llama de don Pedro Domingo Murillo. A las Fuerzas Armadas que se negaron a reprimir al pueblo y acabaron de desmoronar el sostén de la tiranía. 
Es casi un milagro que esta revolución ciudadana haya triunfado y fue posible porque millones de personas participaron activamente y no se cansaron, o mejor dicho, siguieron firmes a pesar del cansancio, porque aparecieron líderes que supieron dar esperanza y guiar al pueblo, porque hubo gente dispuesta a dar su vida por la causa y lamentablemente algunos hicieron ese sacrificio último. Pienso en cuánto heroísmo surgió en estos días y nuevamente me emociono. Pienso en héroes y mártires que debemos honrar, aquellos que antes libraron batallas similares como los estudiantes chuquisaqueños en la Calancha o el de un joven cuyo nombre no he podido olvidar, Christian Urresti, por su juventud, por la manera brutal en que fue asesinado, por el dolor de unos padres que luego de tener a su hijo muerto, tuvieron que vivir más de una década bajo el régimen que lo mató, porque nunca se investigó ni se llevó a los culpables materiales a la justicia, porque los culpables intelectuales eran quienes gobernaban el país. Para mí, Christian representa de alguna manera todo el abuso y la maldad de este régimen. Espero que sus padres y los padres de todos los caídos hoy día encuentren paz y sentido a la muerte de sus hijos. Que no piensen que fue en vano y que no piensen que están olvidados. Y que sepan que su sacrificio y el sacrificio de muchos otros sirvió para darle a Bolivia un nuevo despertar, una nueva esperanza.
Santa Cruz de la Sierra, 11/11/19
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domingo, 10 de noviembre de 2019

Los laberintos de la trascendencia

Javier Paz García
Cuando Cristóbal Colón llegó a América, no se imaginó que estaba descubriendo un nuevo continente, no imaginó Potosí, no imaginó descubrir la papa o el maíz y lo que significarían para el viejo mundo. Él creía que simplemente había descubierto una nueva ruta hacia las Indias. Murió sin entender la trascendencia de su hazaña.
Hoy pensé muchas veces en mi abuelo Hernando García Vespa, quien por cierto fue quien me inculcó el amor a las letras y que siendo un niño me sentaba en frente de su máquina de escribir y me pedía que le describa una flor de su jardín. Pensé en lo que fue: Ministro, Embajador, político, padre estricto, abuelo amoroso, temático, autor de varios libros, poeta en un país que no lee, premio departamental de cultura del Beni, en fin, tuvo cargos importantes e hizo cosas destacables. Sin embargo, mirando su carrera política en retrospectiva, me atrevo a decir que lo más destacable fue la fundación del Comité pro Santa Cruz. ¿Imaginaría él que, siendo apenas un joven estudiante de derecho, estaba iniciando una obra trascendental en la historia de los cruceños? Puede que sí. ¿Se hubiera imaginado que el comité que el ideó y fundó algún día sería el catalizador para liberar a la nación entera de una larga tiranía? No lo creo. Como dijo mi prima Jimena, él hubiera estado orgullo de ver este momento histórico, la liberación de una nación bajo el liderazgo de su querido comité. Él ya no está con nosotros, pero sus descendientes sentimos ese orgullo por él. Yo personalmente siento que le debo algo más que la genética, el cariño recibido o sus acertados consejos. Hoy siento que también le debo la esperanza que tengo ahora de que mis hijos vivan en libertad en su tierra. Y me pregunto, sin desmerecer en nada el extraordinario liderazgo y valentía de los líderes actuales como Luis Fernando Camacho y de todo el pueblo boliviano que ha participado en esta lucha ¿a cuántas personas más de siglos pasados y del presente, vivos o que ya nos han abandonado les debemos esta victoria de la libertad? 
Santa Cruz de la Sierra, 10/11/19
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No hay que darle tiempo al tirano

Javier Paz García
Cuando Evo asumió la presidencia el 2006, la constitución entonces vigente no permitía la reelección. El 2009 Evo logró cambiar la constitución mediante mecanismos inconstitucionales y el uso de la violencia, también causando luto y muerte para los bolivianos, todo con el propósito de lograr reelegirse. Para lograr un acuerdo político con la inocente oposición liderada por Tuto Quiroga (los parlamentarios opositores del oriente boliviano votaron que no, pero los opositores de occidente apoyaron mayoritariamente las intenciones del tirano) Evo prometió que sólo iría a una reelección, mintió. Pero más allá de su promesa, la nueva constitución que él impulsó, le impedía postularse a una tercera elección. El artículo 168 de la NCP (nueva constitución política) indica “El periodo de mandato de la Presidenta o del Presidente y de la Vicepresidenta o del Vicepresidente del Estado es de cinco años, y pueden ser reelectas o reelectos de manera continua por una sola vez.” La disposición transitoria primera en su segundo inciso indica: “Los mandatos anteriores a la vigencia de esta Constitución serán tomados en cuenta a los efectos del cómputo de los nuevos periodos de funciones.”. Es decir, según la constitución vigente, Evo no podía ser presidente en el periodo 2015-2020. Su mentira le sirvió para ganar tiempo para posteriormente con la ayuda de los miembros del entonces Tribunal Constitucional (que deben ir presos por esto), lograr postularse y ganar las elecciones del 2015 (no sabemos si con fraude). Entonces, para que lo tengamos claro, según la constitución vigente, Evo Morales ya es un presidente inconstitucional y lo es desde el 2015. El 2016 el MAS convocó a un referéndum para cambiar la constitución y permitirle postularse una vez más; perdió. Dijo que iba a respetar los resultados y que si perdía se iría a su casa, mintió. Luego el Tribunal Constitucional dictaminó que la reelección indefinida era un derecho humano, yendo en contra de la constitución que tenían la obligación de hacer respetar decía, y yendo en contra del mandato popular del pueblo expresado en el referéndum del 21F. Es decir, Evo mintió una vez más de manera descarada. Pero no termina ahí, las elecciones de octubre de 2019 estuvieron marcadas por uno de los fraudes más escandalosos de la historia de Bolivia. Nuevamente Evo intentó defraudar y engañar la voluntad popular. Esto originó la mayor movilización ciudadana en la historia de Bolivia. Poco a poco, el tirano ha ido cediendo, no por que quiera, sino porque ha ido perdiendo poder, porque la Policía se amotinó y las FF.AA. se negaron a salir a reprimir al pueblo. Si no fuera por eso, tengan por seguro que hoy habría represión y más muertos, sin que el sátrapa se sienta compungido.
Hoy Evo pide diálogo. En todas las crisis en las que Evo ha pedido diálogo, ha sido para ganar tiempo y luego aplastar a la oposición. Para que exista diálogo, debe existir buena fe de las partes. Es de tontos ir a un diálogo con alguien que ha demostrado no tener una pizca de honor y que ha demostrado también que está dispuesto a matar, mentir, cometer fraude y burlar la voluntad popular para quedarse en el poder. Por cierto, Nicolás Maduro hizo lo mismo y más de una vez, llamar a diálogos auspiciados por organismos funcionales como la ONU y la OEA, para ganar tiempo, desinflar a la oposición y luego reprimirla. No cometamos la imbecilidad de darle tiempo y oxígeno al tirano. No basta con pedir nuevas elecciones. Con nuevas elecciones, con Evo siguiendo en la presidencia tendrá meses para descabezar cabezas en las FF.AA. y la Policía, rearmar sus bases, crear milicias y luego volver a hacer lo que siempre ha hecho: reprimir, mentir y defraudar para quedarse en el poder. Dejarlo ahora sería un acto de imbecilidad mayúscula. Hay que ser tajantes con la necesidad de renuncia del tirano y todos sus acólitos en la línea de sucesión y hay que crear un gobierno civil-militar. Y esto debe ser pronto, no podemos darle ni un par de días para rearmarse. Hay que exigir que los líderes cívicos y políticos pidan la renuncia inmediata de Evo y que exista un frente unido en torno a ello.  
Santa Cruz de la Sierra, 10/11/19
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Una salida a la crisis

Javier Paz García
Cuando al borde de la derrota los nazis tuvieron que abandonar París, Hitler ordenó que destruyan los monumentos más destacados de la ciudad: Notre Dame, la torre Eiffel, etc. indicando que “Paris no debe caer en manos del enemigo, salvo siendo un montón de escombros”. El 25 de agosto de 1944, dos días después de haber dado la orden, Hitler llamó a Dietrich von Choltitz, el gobernador militar para preguntarle “¿Arde Paris?”. Dicen que el tirano se enfureció hasta el límite al saber que su orden había sido desobedecida. 
Hoy otro tirano, que todavía no está vencido, pero que está gravemente disminuido, y muestra que está dispuesto a todo para aferrarse al poder. Cuando la voluntad del pueblo, claramente demostrada en manifestaciones multitudinarias y paros en todo el territorio nacional que piden su renuncia, y luego de que las fuerzas que él quería usar para la represión (la Policía y las Fuerzas Armadas) se hayan rehusado a seguir sus órdenes, el tirano se refugia en sus cocaleros y en parte de la población alteña altamente violenta para jugar todas sus cartas. Parece que, como Hitler, está dispuesto a que Bolivia entera arda antes de abandonar el poder. 
Ante la clara intención de un gobierno de desconocer la voluntad popular expresada en el referéndum del 21F, luego ante el fraude cometido en las elecciones generales de octubre (nuevamente mostrando su intención de desconocer la voluntad y la soberanía del pueblo) y ahora ante el llamado a sus movimientos sociales para que ataquen al pueblo y lo defiendan, lo que ya ha ocasionado muertos, heridos y vejados, la continuidad de Evo Morales como presidente es inaceptable, ni siquiera hasta el 22 de enero, cuando acaba su mandato. Evo ha perdido toda legitimidad, pero además su permanencia es una amenaza contra la paz y la estabilidad del país, es incluso una amenaza contra la soberanía del país, ya que, al no tener a las FF.AA. de su lado, se apoyará en cubanos y venezolanos. 
Una sucesión constitucional es inviable, ya que tanto el vicepresidente, como los presidentes de las cámaras de senadores y diputados, pertenecen al partido de gobierno que en su conjunto ha desconocido la voluntad popular. El partido que desconoció la voluntad popular expresada en el 21F y luego cometió fraude para volver a burlar la voluntad popular, no puede ser el que administre las siguientes elecciones. No puede seguir en el poder el partido que hoy está convocando a la defensa violenta de su gobierno, en contra de una clarísima voluntad popular.
En derecho hay un concepto llamado estado de necesidad, bajo el cual algo que va contra la norma es aceptable si tiene la justificación de un bien mayor. Los requisitos para aplicar un estado de necesidad es que exista un bien en peligro y que haya un acto salvador, que salvaguarde dicho bien. Hoy están en peligro la democracia y la soberanía del pueblo. La constitución misma indica que la soberanía reside en el pueblo y es esa soberanía la que el gobierno del MAS intenta quitar. Pero además están en peligro, la paz y la estabilidad del país. Bajo esta situación y al no haber la posibilidad de una sucesión constitucional, una posible solución es la formación de un gobierno civil-militar, bajo el mando de las FF.AA. con el objetivo de pacificar el país, hacer respetar la soberanía popular y convocar a nuevas elecciones con un órgano electoral confiable. El comandante en jefe de las FF.AA., el general Williams Kaliman, tiene ese cargo por ser persona de confianza del MAS, él no fue primero de su clase para llegar ahí. Sin embargo, comandantes de las tres fuerzas – Ejército, Naval y Aérea – están ahí por mérito, fueron primeros de clase y han dado muestras de tener una posición institucional. Ellos podrían ser quienes encabecen este gobierno de transición.
Es importante encontrar una salida a esta crisis de manera urgente. Cada hora cuenta porque el MAS podría ganar fuerza, negociar con la Policía y las FF.AA. y sostener un gobierno claramente contrario a la voluntad popular: una tiranía. Cada hora que se pierde, también puede significar la pérdida de vidas por enfrentamientos azuzados por el MAS. Es momento de tomar decisiones.
Santa Cruz de la Sierra, 10/11/19
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viernes, 8 de noviembre de 2019

La candidez de Comunidad Ciudadana

Javier Paz García
En 1938 el entonces primer ministro de Inglaterra, Neville Chamberlain, firmó en Munich un tratado con Hitler donde básicamente le permitían invadir parte de Checoslovaquia a cambio de que Alemania no siga con su política expansionista. Al retornar a Inglaterra, Chamberlain declaró orgullosamente que había garantizado “la paz para nuestro tiempo”. La réplica de Churchill a esta postura fue: “A nuestra patria se le ofreció entre la humillación y la guerra. Ya aceptamos la humillación y ahora tendremos la guerra”. La política de apaciguamiento de Chamberlain al contrario de apaciguar a Hitler, le dio coraje para meterle nomás. 
Hoy algunas mujeres de Comunidad Ciudadana, la agrupación de Carlos Mesa, han firmado un documento con mujeres del MAS. Ese documento de apaciguamiento tiene tanto valor como el papel que trajo Chamberlain de Munich. 
Entre los puntos indican que lamentan “profundamente la existencia de víctimas mortales”. Me permito dudar de tal afirmación. El MAS ha matado gente desde sus inicios: Christian Urresti en Cochabamba,Gonzalo Durán, José Luis Cardozo y Juan Carlos Serrudo, en La Calancha, 13 personas en Pando y así quien prometió un gobierno sin muertos ya ronda el centenar. Sospecho que si esas masistas realmente lamentaran la pérdida de vidas humanas, hubieran renunciado a estar en un partido que de manera sistemática y por decisiones de la cúpula organizó los grupos de choque que ocasionaron tales muertes. La hipocresía da pa´ todo. Luego exigen “la inmediata desactivación de aquellos grupos de choque que buscan la confrontación física”. Las representantes del MAS no necesitan firmar un acuerdo con otro partido para lograr eso, simplemente tienen que pedírselo a su jefazo. Posteriormente exhortan “a que no se generen discursos que inciten al odio, racismo y todo tipo de discriminación” y sin embargo el MAS no hace más que emitir discursos de odio y amenazas de muerte desde las más altas esferas del partido.
En fin, el documento es un papel hueco, sin sustancia, sin nada concreto pero que al MAS le sirve para mostrar que le preocupa la vida, y la paz, como lo vienen diciendo hace 14 años al mismo tiempo que reprimen y matan. A CC supongo que le sirve para buscar un protagonismo que cada vez va perdiendo, precisamente por cosas como éstas. 
Pero además es un documento firmado por masistas, cuyo líder el 2009 prometió que sólo iría a una reelección, luego el 2014 prometió que esa sí sería su última vez, luego el 2016 prometió que respetaría los resultados del referéndum del 21F. La ética del líder contagia a sus seguidores. Siendo Evo un mentiroso contumaz, no podemos esperar otra cosa de sus secuaces. ¿Alguien cree que las firmantes masistas van a hacer algo para procurar el cumplimiento del acuerdo?
Lo de CC es un acto de candidez, de búsqueda de protagonismo, sin ninguna consecuencia. Hoy los masistas se siguen preparando para apalear gente y defender a su caudillo, Adriana Salvatierra está feliz sintiéndose una estadista que busca “acuerdos y puntos de encuentro” y las ingenuas firmantes de CC estarán felices de que su nombre aparece en algún papel de este conflicto, aunque ese papel no sirva para nada. 
Santa Cruz de la Sierra, 08/11/19
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