martes, 17 de octubre de 2006

Leyes laborares I: sobre la libre contratación

Javier Paz García

Para decidir que leyes laborares adoptar, debemos considerar las consecuencias a corto y largo plazo que dichas leyes puedan tener. Tales consideraciones no deben enfocarse solo en los empleados, sino también en los empleadores, los desocupados, la productividad, y el crecimiento económico en general.
¿Cuáles son las consecuencias de leyes que permitan a empleadores contratar y despedir a sus empleados sin mayores complicaciones ni costos, vis-à-vis leyes que pongan restricciones y altos costos de despido?
Para motivos ilustrativos, asumamos dos extremos: uno donde empleadores pueden contratar y despedir a sus empleados sin ninguna dificultad, ni mayores costos, y otro donde despedirlos implica costos altos (hay que aclarar que los costos a los cuales nos referimos son exclusivamente derivados de las leyes que se adoptan, y no incluyen costos tales como la búsqueda de un nuevo empleado, su entrenamiento, etc.).
Ahora analicemos los diferentes agentes y resultados en los dos escenarios. Bajo un régimen sin costos de despido el empleador puede contratar y despedir a su personal cuando lo desee. Por lo tanto contratará a alguien si ese alguien le genera ganancias, y lo despedirá cuando le genere pérdidas. Luego, cada empleado se esforzará por producir por lo menos hasta el punto en que genere ganancias a su empresa, porque si no lo hace, sabe que tarde o temprano será despedido. El empleado sabrá también que otras empresas pueden contratar con facilidad, y tendrá la opción de renunciar si encuentra mejores oportunidades en otro lugar. Por contraparte, en un régimen donde el costo de despido es alto, el empleador no contratará tanto personal debido a que, si en el futuro le va mal a la empresa y necesita reducir personal, o alguien no cumple satisfactoriamente sus funciones, el empleador no podrá despedirlo, y quedará atado a él. Asimismo, el asalariado no tendrá el mismo incentivo a ser tan productivo, porque sabe que aunque su desempeño sea excelente o mediocre, su trabajo está asegurado.
Comparando las dos opciones, vemos que un régimen que permita el despido sin mayores costos conlleva a un nivel de desempleo menor, mayor productividad, mayor eficiencia en la distribución de empleados y empleadores, y mayor crecimiento económico en comparación a uno donde despedir a alguien tenga altos costos impuestos por el Estado. Este no es un resultado puramente teórico, Estados Unidos y Europa, por ejemplo, tienen economías similares, pero el nivel de desempleo en Europa es significativamente mayor al de Estados Unidos. Tal diferencia se explica en buena parte por la rigidez del mercado laboral europeo, producto de leyes que imponen altos costos de despido.
Fayetteville, 21/05/06.
El Deber, 30/05/06.

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