Javier Paz García
“Dile no al racismo, es tiempo de hacer amigos”. Esta frase inauguró cada encuentro de la Copa Mundial de Alemania 2006. El mensaje es claro, hermoso y trascendental. ¿Por qué preferir odiar en vez de amar? ¿Por qué preferir tener enemigos en vez de amigos? Es tiempo de hacer amigos. Es tiempo de juzgar a las personas por su probidad, su capacidad, su comportamiento para con el prójimo, su integridad. Es tiempo de rechazar el odio y la intolerancia. Es tiempo de decir que la raza, el color de la piel, la religión, el género, la orientación sexual, la clase social o la discapacidad física o mental nunca deben ser motivos para maltratar o humillar a un ser humano.
No hay paz sin tolerancia y el racismo es la máxima expresión de la intolerancia; aquella que odia todo lo diferente; aquella que no sabe por que odia, no cuestiona por que odia e incluso no conoce lo que odia, pero lo odia; aquella que se jacta del sufrimiento de otros, aunque estos nunca hayan hecho mal a nadie.
Acabar con este flagelo debe ser uno de los principales objetivos de la humanidad en su conjunto. El racismo no tiene fundamentos científicos y menos aún fundamentos morales; éste genera conflicto y sufrimiento, deshumaniza al hombre y lo aleja de Dios; crea pobreza y atraso, perpetúa las desigualdades socio-económicas y conlleva a la lucha de razas o de clases.
Rechacemos el racismo y la intolerancia, y si por alguna razón nosotros no podemos deshacernos de nuestros prejuicios, al menos no seamos causantes de que nuestros niños los adquieran. ¡No cometamos el pecado de enseñar a nuestros niños a odiar! Inculquemos en la niñez el amor y el respeto por todos. Enseñemos que ser diferente no significa ser mejor ni peor. Seamos concientes de los comentarios que hacemos sobre grupos diferentes al nuestro, en especial si hay niños presentes, que ellos retienen todo lo que oyen y terminan creyendo lo que oyen a menudo.
Felicito a la FIFA por usar el más universal y más bello de los deportes para propagar un mensaje de paz y hermandad. Hagamos de este un mundo mejor, para nosotros y para nuestros hijos, después de todo, ¡es tiempo de hacer amigos!
Fayetteville, 11/07/06.
El Deber, 19/07/06.
miércoles, 18 de octubre de 2006
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