Javier Paz García
Me embarga la emoción cuando pienso en lo que ha pasado. Hace dos meses daba por descontada la continuidad de Evo Morales, porque hace tiempo sabemos que el gobierno comete fraude. Ha caído el tirano y para que ello suceda han tenido que pasar mil cosas cuya probabilidad de que sucedan era computable en cero. Apareció un líder cívico, Luis Fernando Camacho, valiente y arriesgado, un hombre que no se vende, realmente dispuesto a poner su vida por la causa, un pueblo cruceño que soportó 20 días de paro, saliendo a las calles, cuidando sus rotondas, sin hacer un solo destrozo a la propiedad ajena. Otras regiones que se fueron sumando y que nos alentaban cuando uno empezaba a flaquear. Otras estrellas que brillaban como Marco Pumari que empezábamos a conocer y a admirar. Personas valerosas como el ingeniero Edgar Villegas quien con profesionalismo desnudó las inconsistencias de los resultados. El aguerrido pueblo montereño que soportó los primeros embates del régimen y que sufrió las primeras dos bajas. Un pueblo cochabambino que resistió lo más duro de la represión y el terror que quería implantar el MAS con sus hordas criminales. Una ciudadanía militante en todo el país que fue despertando del embrujo que este gobierno había creado, pero que también fue capaz de sobreponerse al miedo, al derrotismo y a la apatía para salir a las calles. ¡Millones de personas en las calles y un país paralizado casi por completo, protestando de forma pacífica día tras día tras día! El amotinamiento de la Policía en Cochabamba que comenzó un dominó que en apenas 3 horas puso a la Policía Boliviana del lado del pueblo y yo en el comando de Santa Cruz escuchando la palabra motíny gritando hasta quedar ronco, con los ojos aguados de emoción porque veía que había luz al final del túnel. A mi primo, compañero de rotonda, quien, hasta que me compré una bici, me llevaba en su moto desde el 4to. Anillo y radial 19 hasta el 4to. Anillo y la av. Beni para ir a cuidar la rotonda asignada a la comparsa, y que luego se iba a colaborar con el comité a levantar el espíritu de la gente, a ser maestro de ceremonia en los cabildos: querido Pablo Fernández, sos un orgullo para tu familia y para tu pueblo. A tantos que se la jugaron desde el primer momento. A Fernando del Rincón que desde un medio internacional dio cobertura y desnudó la hipocresía del régimen, a Ximena Galarza, quien conociendo los riesgos de hacer periodismo de verdad en Bolivia, hizo periodismo de verdad. Al tesón de los potosinos que se atrevieron a marchar a La Paz y fueron emboscados salvajemente por hordas de quienes dicen representar la paz y la reserva moral de la humanidad. Al rector de la UMSA, don Waldo Albarracín y un pueblo paceño que avivó la llama de don Pedro Domingo Murillo. A las Fuerzas Armadas que se negaron a reprimir al pueblo y acabaron de desmoronar el sostén de la tiranía.
Es casi un milagro que esta revolución ciudadana haya triunfado y fue posible porque millones de personas participaron activamente y no se cansaron, o mejor dicho, siguieron firmes a pesar del cansancio, porque aparecieron líderes que supieron dar esperanza y guiar al pueblo, porque hubo gente dispuesta a dar su vida por la causa y lamentablemente algunos hicieron ese sacrificio último. Pienso en cuánto heroísmo surgió en estos días y nuevamente me emociono. Pienso en héroes y mártires que debemos honrar, aquellos que antes libraron batallas similares como los estudiantes chuquisaqueños en la Calancha o el de un joven cuyo nombre no he podido olvidar, Christian Urresti, por su juventud, por la manera brutal en que fue asesinado, por el dolor de unos padres que luego de tener a su hijo muerto, tuvieron que vivir más de una década bajo el régimen que lo mató, porque nunca se investigó ni se llevó a los culpables materiales a la justicia, porque los culpables intelectuales eran quienes gobernaban el país. Para mí, Christian representa de alguna manera todo el abuso y la maldad de este régimen. Espero que sus padres y los padres de todos los caídos hoy día encuentren paz y sentido a la muerte de sus hijos. Que no piensen que fue en vano y que no piensen que están olvidados. Y que sepan que su sacrificio y el sacrificio de muchos otros sirvió para darle a Bolivia un nuevo despertar, una nueva esperanza.
Santa Cruz de la Sierra, 11/11/19
http://javierpaz01.blogspot.com/
2 comentarios:
Sin duda un Nuevo Despertar, aun con algunas incertidumbres, pero saliendo a la luz.
Gracias por tu Blog, siempre admire tu forma de escribir sigue adelante, estos dias me sirvió mucho para tener un punto de vista diferencial en las situaciones conflictivas en las que vivimos.
Un fuerte abrazo,
La lucha aun continua!!!!!
Un nuevo despertar, ahora con una visión de hacer un país ejemplo para latinoamericana. Necesitamos todos en el lugar que estemos hacer lo mejor de nuestra parte para lograr en un futuro que nuestras generaciones se sientan orgullosos de ser bolivianos de manera general por lo hermoso que es Bolivia y sin corrupción. Felicidades Javier por tan emocionante escritura, parecía imposible esta lucha sin embargo la tenacidad de Luis Fernando los pantalones bien puestos y el apoyo y la esperanza puesta de todos hacia nuestro líder hace que se empiece a ver luz luego de más de 20 días de lucha incesable. Viva Bolivia, libre, democrática y con mucha esperanza.
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