domingo, 8 de diciembre de 2019

La corrupción y el sistema político

Javier Paz García
A menudo escucho que la solución para acabar con la corrupción en el gobierno es sacar a los corruptos y poner a gente honesta en su lugar. Esta solución, que no pasa de ser una ingenuidad, tiene el inconveniente de que requiere para su funcionamiento el encontrar gente honesta dispuesta a meterse a la boca del lobo para ganar menos de lo que puede ganar en el sector privado. Mejor sería tener un sistema que limite lo que los corruptos puedan robar. 
Para reducir la corrupción (y tenemos que pensar en reducción, porque lamentablemente nunca se podrá eliminar) debemos entender qué la ocasiona y atacar sus causas. Yo planteo 2 causas principales: dinero y poder. Mientras más dinero y poder sea depositado en cierto cargo de gobierno, mayor serán los incentivos para conseguir dicho cargo. Por ejemplo, el próximo año votaré en cuatro elecciones. La primera es a presidente de Bolivia, es la más apetecida porque quien gane tendrá un poder inmenso y tendrá la posibilidad de hacer y deshacer, encumbrar nuevas fortunas, apabullar a adversarios políticos y decidir sobre la vida y la hacienda de muchos. La siguiente elección es la de la alcaldía que maneja un abultado presupuesto que permite comprar drones de millones de bolivianos y otras maleantadas que hacen a más de un funcionario rico; la alcaldía es muy apetecida y no faltarán candidatos propugnando su amor por la ciudad para ganar nuestro voto. La tercera elección es la de la gobernación, que, como me dijo alguien, por manejar un menor presupuesto que la alcaldía, es menos apetecida. Aun así, no habrá ausencia de pretendientes. La cuarta elección es la de mi fraternidad. Aquí no hay ni dinero ni poder; el presidente de la fraternidad maneja un presupuesto modesto, no tiene sueldo, su cargo no le da prestigio ni poder, pero sí algunas molestias y sinsabores. Entonces ¿adivine el lector cuántos postulantes hay al cargo? Si su respuesta fue cero, está en lo correcto. Cada año la discusión en mi fratergira en torno a quien tiene los motivos más débiles para excusarse y obligarlo a asumir su turno.
El apetito por un cargo va en función del dinero y poder que dicho cargo comanda y, aunque no quiero generalizar y decir que todos los funcionarios públicos son corruptos, lo cierto es que mientras más poder y dinero tiene un cargo, más atrae a los corruptos y repele a quienes no quieren mancharse. Entonces es iluso esperar que por arte de magia lleguen funcionarios honestos y aunque a veces llegan, lo que podemos estar seguro es que vamos a tener corruptos en los cargos públicos. Entonces ¿qué podemos hacer? Aquí va una serie de sugerencias:
1.    Limitar el dinero que maneja el Estado. Esta es una cuestión de proporción. Antes se hablaba que la coima de cualquier obra o licitación era 10%, dicen que con el MAS subió a 20% como mínimo. Asumamos el 10% de costo de corrupción. Entonces si un gobierno maneja un presupuesto de 1.000 pesos, el dinero que se pierde por corrupción serán 100 pesos. Si reducimos la cantidad de dinero que tiene el Estado a 700 pesos, entonces se perderán 70 pesos en corrupción. De pronto hemos reducido el costo de la corrupción de 100 a 70 pesos, ¡un 30% de reducción con los mismos funcionarios corruptos! Pero incluso podemos esperar que la corrupción se reduzca aun más, porque el simple hecho de haber menos dinero obliga a los políticos a priorizar los gastos y mejora el control presupuestario. 
2.    Descentralizar recursos y competencias. Mientras los recursos estén más cerca de sus legítimos dueños, habrá mayor fiscalización, control, un uso más racional de los recursos y menos corrupción. Un burócrata en La Paz no tiene la misma información y conocimiento sobre las necesidades del municipio de Guarayos como alguien que vive en Guarayos. Entonces, bajo este principio, hay que tratar de que los recursos se queden en la mayor cantidad posible con sus legítimos dueños. En una fraternidad, las cuotas tienen el propósito de cubrir los gastos necesarios, pero no se busca que haya excedentes, porque todos nos conocemos y entre amigos no hay el deseo de quedarse con la plata de nadie. La discusión en el Estado es diferente y siempre se habla de cómo puede hacer el gobierno para conseguir más recursos, dejando de lado que esos recursos se los están sacando a los mismos ciudadanos. Esto se entiende porque quien maneja el Estado, mientras más recursos consiga (subiendo impuestos), más poder y dinero tendrá, dinero que está sacando de gente que no conoce y que poco le importa. Entonces descentralizar recursos no solo consiste en repartir mejor la torta a municipios y gobernaciones, sino por reducirla al mínimo para que el dinero quede en su mayoría en el bolsillo de sus legítimos dueños, los ciudadanos que lo generaron con su trabajo. Esto significa que el Estado debe cobrar lo mínimo de impuestos posibles. Esto va en línea con el punto anterior de reducir el dinero que maneja el Estado. Luego de esto, quienes más dinero, recursos y competencias deberían tener son las alcaldías, porque son los gobiernos más cercanos al pueblo, luego las gobernaciones y por último el Estado central que básicamente debería ver temas de justicia, defensa, relaciones exteriores y no mucho más. 
3.    Reducir trámites, simplificar leyes y reducir discrecionalidad. Si para conseguir algo tengo que pasar por 10 oficinas y hacer 20 trámites, probablemente habrá más corrupción que si tengo que pasar por una ventanilla única. Hoy el Estado boliviano está plagado de trámites, muchos de ellos innecesarios, para abrir una empresa, para sacar una licencia de conducir, para cargar combustible, etc. Doy un ejemplo, la inspección técnica vehicular es exclusivamente una forma de impuesto para el Estado y un ingreso para los policías a través de la corrupción, no cumple ninguna otra función y debería ser eliminada y así tenemos una cantidad exorbitantes de trámites y de colas que además de corrupción, roban a la gente de millones de horas que podrían ocupar para ser más productivos, para dedicar tiempo a sus seres queridos o echarse a dormir. La cantidad de leyes y normativas que genera el Estado hacen de su cumplimiento un dolor de cabeza para el ciudadano, para el empresario y una fuente de discrecionalidad y extorsión para muchos funcionarios públicos. Hay que eliminar muchos trámites, hay que reducir requisitos de los trámites que sean indispensables y hay que reducir al máximo la discrecionalidad de los funcionarios públicos para que se reduzca la corrupción. 
4.    Despolitizar los cargos públicos. El Estado en todos sus niveles de gobierno es hoy un botín. Quien gana una elección ve los cargos públicos como un espacio para recompensar la fidelidad de tal o cual correligionario, premiarlo por su apoyo durante la campaña y recuperar la inversión realizada. Esta triste realidad hace que cada cambio de gobierno se produzca una masacre blanca donde se reemplace a la mayoría de los funcionarios, fieles al anterior gobierno, para reemplazarlos por nuevas personas fieles al nuevo gobierno. Es importante limitar esto. Un presidente debería elegir a sus ministros y viceministros, pero luego debería existir un cuerpo de funcionarios públicos que no deben su cargo a ningún partido político, que están ahí por mérito y que cumplen un trabajo técnico. Esto no solo reduciría la corrupción, sino que daría mayor estabilidad y continuidad a la gestión y se preservaría la memoria institucional.  
5.    Aumentar salarios de funcionarios públicos. Hemos dicho que el dinero y el poder es lo que mueve a muchos a buscar cargos públicos. Por supuesto no es el dinero que viene de su salario. Nadie cree que Evo y sus ministros se fueron del país solo con lo que ganaron de su salario y lo mismo podemos decir de los anteriores gobiernos. Nadie cree que un alcalde, un juez o un policía, no roba. Entonces vivimos en una mezcla de cinismo e hipocresía. Hablamos de austeridad y aprobamos salarios miserables para nuestros funcionarios públicos y al mismo tiempo damos por hecho que van a robar y aceptamos que roben, “pero que hagan”. Para mí nada ilustra mejor este hecho que el caso de nuestro sistema judicial. Un juez debería ser una de las personas más distinguidas de una sociedad. Tiene una de las mayores responsabilidades que un ser humano puede tener: impartir justicia. Como tal también debería tener una remuneración que le permita un confortable nivel de vida. Los jueces deberían ganar el doble o más de lo que ganan ahora. Esto de por sí, con los mismos jueces actuales, reduciría la corrupción, porque ellos mismos aumentarían el precio que cobran y por la ley de oferta y demanda, esto reduciría la corrupción. Pero también con el tiempo atraería a mejores personas para estos cargos. Y en esto se da también otro efecto. Cuando la mayoría es corrupta, el honesto es tonto y hasta por no quedar de tonto, cede a la corrupción. Si empezamos a atraer mejores personas, a través de mejores sueldos y a revertir esta tendencia, sucede el mismo efecto pero al revés, con una mayoría más honesta, el más corrupto se cuida más y mejora su comportamiento. Hoy la mayoría de las personas asumen que un juez (cualquier juez) es corrupto; esto es trágico. Si alguien nos presenta a un juez, deberíamos sentir admiración y respeto por él, debemos trabajar para que así sea. Lo mismo podemos decir de policías y demás funcionarios públicos.
6.    Repudiar y castigar la corrupción. En Alemania o Inglaterra un funcionario público renuncia cuando se descubre algo indecente en su comportamiento, incluso el plagio de una tesis doctoral, como sucedió con la ministra de educación alemana Annette Schavan el 2013 o el ministro de defensa alemán Karl Theodor zu Guttenberg el 2011. En Bolivia olvidémonos que alguien renuncie por plagiar su tesis o falsificar su título, si ni siquiera renuncian ni se investigan casos flagrantes de corrupción. Y no hablo aquí de los masistas que son doctorados de sinvergüenzas; no hay donde uno meta el dedo en el municipio de Santa Cruz y no salga pus, y no pasa nada y en general a la población pareciera no molestarle la corrupción, mientras venga de un correligionario, entonces creo que no tenemos derecho a quejarnos de tener políticos corruptos. Repudiar la corrupción y castigar a los políticos en las urnas es obligación de la gente. Lamentablemente nos aplazamos porque seguimos votando corruptos flagrantes. 
Esperar solucionar la corrupción con la llegada de un nuevo gobierno compuesto de políticos honestos es análogo a no trabajar y esperar hacerse rico comprando loterías, la chance de que suceda es una en un millón. No debemos crear un sistema de gobierno esperando que lo manejen ángeles, sino seres humanos falibles y corruptibles, como somos todos los seres humanos. Las ideas presentadas, aunque no son exhaustivas, ayudarían bastante a avanzar hacia un Estado con menos corrupción.
Santa Cruz de la Sierra, 08/12/19
http://javierpaz01.blogspot.com/


1 comentario:

Chaly Vera dijo...

COMO ELIMINAR EL ROBO AL ESTADO
1.- Todos los ciudadanos emiten su declaración de impuestos
1.-a.- Cuanto gano
1.-b.- En qué gasto
1.-c.- Ahorro
2.- Cruzar información con bancos, empresas públicas y privadas
3.- Aprobación del ejercicio

Juan Domingo declara que en el año pasado gano 12.000 y gasto 10.000 y tiene un ahorro de 2.000.
Pero el perito evaluador descubre que se compró una vagoneta Toyota en 14.000 y le solicita que explique de donde saco el dinero.
CONCLUSION.- Cárcel por defraudación de impuestos y multa pecuniaria (50% de esta multa beneficia al perito evaluador)

Las notarías estarán obligadas a informar al ente regulador de las transacciones de inmuebles, vehículos, ganadería y otros. Si se les descubre un delito cárcel y multa pecuniaria.

4.- Coordinar con entes de países del mundo que realizan similares labores

Saludos