Javier Paz García
En octubre de 1917 los bolcheviques tomaron el poder en Rusia contra el gobierno de Kerenski; lo llamaron revolución. En 1959 Fidel Castro lideró un movimiento armado que derrocó al dictador Fulgencio Batista, tampoco lo llamaron golpe de Estado, sino revolución cubana.
En Bolivia hubo una protesta ciudadana, la más grande en la historia del país. Hubo una revolución ciudadana pacífica y de hecho las cuatro muertes que sucedieron hasta la renuncia de Morales, fueron causadas por hordas masistas. Ni la Policía ni las Fuerzas Armadas atacaron al gobierno de Morales, simplemente se rehusaron a reprimir a manifestantes desarmados. Evo Morales renunció y abandonó el país por voluntad propia. Ninguno de los líderes de las protestas tomó el gobierno, ni tampoco las Fuerzas Armadas, la presidencia fue asumida por una senadora de acuerdo a la constitución y a jurisprudencia y fue avalada por un Tribunal Constitucional designado por el MAS. La Asamblea Legislativa, donde el partido de Morales tiene más de dos tercios, sigue funcionando y aprobó la ley para conformar el Tribunal Electoral. Entonces, con estos elementos, es difícil plantear que lo que sucedió en Bolivia es un golpe de Estado.
Si escrutamos a quienes se rasgan las vestiduras y denuncian un golpe de Estado en Bolivia, vemos que la mayoría son admiradores y defensores de la revolución cubana, una dictadura que mató para llegar al poder y luego de 60 años sigue ahí, sin elecciones libres, sin prensa libre, con un sistema de represión espantoso. Esta gente no tiene ninguna autoridad moral para reclamar por una supuesta interrupción a un régimen democrático, cuando apoya a la más despiadada dictadura que ha tenido el continente americano. Son unos hipócritas que en realidad no apoyan la democracia, apoyan a la izquierda y denuncian a un movimiento del cual el mismo Evo Morales se burló por ser pacífico y basado en poner “pititas y llantitas”, mientras aplauden la destrucción que turbas violentas están ocasionando en Chile. Son falseadores que tergiversan ciertos hechos como la naturaleza pacífica de las protestas, mientras que ocultan otros, como el fraude de Evo, su desprecio por la voluntad popular y su llamamiento a la violencia que ha ocasionado muchas muertes en el país, desde antes incluso que él sea presidente. Entonces hay que diferenciar a quienes realmente defienden la democracia, de quienes utilizan la democracia para hacer propaganda a favor de la izquierda antidemocrática. Con estos propagandistas, estos Goebbels contemporáneos, no vale la pena discutir: no quieren buscar la verdad y entender la situación, quieren armar evidencia para apoyar a una conclusión que ya tienen preestablecida antes de conocer ningún hecho, quieren apoyar a un régimen izquierdista con el que se sienten identificados y que probablemente los financia. Simplemente hay que desenmascararlos por lo que son: hipócritas, mentirosos pagados, defensores de la dictadura y el fraude.
Ahora yo quiero ir más allá, porque a pesar de que considero que en Bolivia no hubo un golpe de Estado, quiero plantear la posibilidad de que sí lo fuera ¿entonces qué? Y vamos más allá aun, imaginemos que si en vez de tomar el camino constitucional, hubiéramos llegado a una situación donde las Fuerzas Armadas toman el poder y cierran el parlamento ¿hubiera la mayoría de ciudadanos estado en contra de eso? Yo no me hubiera opuesto a un gobierno militar, mientras sea un gobierno transitorio, con el objetivo de llamar a elecciones y respetuoso de las libertades civiles. No sé que hubiera pensado el resto del país, pero supongo que la mayoría hubiera aceptado la situación. Y la razón es que casi cualquier alternativa era mejor al gobierno de Evo Morales. Y la razón de esto es que vivíamos bajo un régimen de terror disfrazado de democracia. Entonces la revolución que hemos llevado a cabo ha sacado a un gobierno que hacía terrorismo de Estado desde sus inicios y que quería perpetuarse en el poder mediante el miedo y el fraude, siguiendo el modelo cubano y venezolano. Nosotros, quienes vivimos en Bolivia, sabíamos que aquí no había democracia, ni Estado de Derecho; sabíamos que había persecución política; sabíamos que había terrorismo de Estado; sabíamos que era peligroso criticar al régimen y que por tanto no había libertad de prensa, había una tremenda autocensura, provocada por el miedo y la extorsión; sabíamos que era un Estado que daba protección al narcotráfico en el Chapare; sabíamos que Evo Morales quería perpetuarse en el poder en contra de la voluntad popular. Entonces teníamos todo el derecho a realizar un golpe de Estado y no deberíamos ruborizarnos por ello. Lo esencial no es si en Bolivia hubo un golpe de Estado. Lo esencial es que la naturaleza del gobierno de Morales era antidemocrática, fraudulenta, totalitaria y criminal y ante esa situación, los ciudadanos teníamos el derecho de sacarlo del modo que sea. Hoy los ciudadanos nos sentimos libres, sin miedo a expresar nuestras ideas: esa es la esencia de la democracia, algo que no existía bajo el régimen de Evo Morales. Hemos logrado poner fin a ese régimen para reconducir al país por una senda de recuperación de la democracia y le estamos dando a nuestros hijos la esperanza de vivir en una Bolivia libre y democrática, entonces, si fue golpe de Estado, ¿qué?
Santa Cruz de la Sierra, 01/12/19
http://javierpaz01.blogspot.com/
2 comentarios:
Buen día Javier... Muy de acuerdo con su análisis descrito, en estos momentos necesitamos buenos análisis para seguir creciendo en nuestras convicciones, gracias Javier
Javier leí cuidadosamente el análisis que haces de la situación,y la verdad estamos viviendo a nivel mundial los anuncios de lo q será un gobierno mundial con características casi esclavistas,por eso era necesario generar una pandemia entre comillas que paralelamente va generar por la pobreza y hambre niveles de dependencia inimaginables.
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