miércoles, 30 de diciembre de 2015

Yo podría ser Miss Bolivia

Javier Paz García
Toda elección es un acto de discriminación. Si decido almorzar pescado a la plancha, discrimino contra todas las opciones posibles como el pollo, el cordero, el pescado frito, etc.
Una empresa, cuando contrata a un trabajador, inevitablemente realiza muchos actos de discriminación. Discrimina en base a las pretensiones salariales: si para un puesto determinado tiene establecido un salario de 5 mil bolivianos y un postulante pide 10 mil, es eliminado. De acuerdo a la profesión: si la empresa necesita un ingeniero químico, rechazará a un postulante con título en contabilidad. Y así, discrimina a los postulantes de acuerdo a la experiencia, a las referencias laborales, a los antecedentes policiales y a un sinfín de características.
Las personas discriminamos de acuerdo a muchos parámetros. Por ejemplo, yo tengo un grupo de amigos con quienes me reúno un día a la semana a reír, comer y beber. Entre las características del grupo es que todos somos hombres graduados en la promoción 98 del colegio Marista. En la conformación de este grupo hemos discriminado a las mujeres, a los graduados en la promoción 70 del colegio La Salle, a los australianos, de hecho hemos discriminado a más del 99,999% de la población mundial. Otros cuyo interés es la música crearán una amistad en torno al tema y discriminarán del grupo a quienes no les interese la música. La elección de la pareja es otro acto de discriminación. Y para nuevamente ponerme de ejemplo, yo desde un principio descarté a todos los hombres entre los posibles candidatos a casarse conmigo ¡Eso es un evidente acto de discriminación!
Sin embargo, a pesar de que toda toma de decisiones importa un acto de discriminación y que es inevitable que las personas discriminemos, quienes gobiernan Bolivia han sacado una ley titulada “contra el racismo y toda forma de discriminación”. Si aceptamos la premisa que tomar la decisión de seguir el rumbo A implica discriminar contra las opciones B, C, D… entonces, la única forma de no discriminar es decidir todo aleatoriamente. Si mis opciones hoy son comer piedras, fideos o rábanos, pues lanzaré un dado y rogaré que no me toquen las piedras. En los concursos de belleza se discrimina de acuerdo al sexo, pero también de acuerdo a criterios más subjetivos como la belleza o el carisma. En un mundo exento de “toda forma de discriminación” yo podría ser Miss Bolivia o presidente de Filipinas.
Santa Cruz de la Sierra, 21/12/15

http://javierpaz01.blogspot.com/

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