Javier
Paz García
En
1869 John Stuart Mill publicó The Subjection of Women, donde argumentada a
favor de la total igualdad entre los sexos. En esos tiempos, tal propuesta era
revolucionaria y muy contraria a las normas y costumbres en todo el mundo. Hoy
la cultura occidental reconoce, aunque sea en teoría, que las mujeres tienen
los mismos derechos que el hombre. Hoy, en el siglo XXI, tal proposición debería
ser una verdad de Perogrullo. Sin embargo en muchos países, incluso de tradición
occidental, muchas mujeres siguen sometidas a los designios del hombre, ya sea
del padre o del esposo y tanto las normas sociales, como la legislación, hacen
que las mujeres no gocen de todos los derechos que les corresponden.
Más
triste aun es la situación del género femenino en culturas diferentes a la occidental,
donde la mujer es privada de libertades civiles y políticas elementales. El
islamismo por ejemplo, de la manera en que se practica en buena parte del mundo
implica una negación de tales libertades. Aunque para ser justos, el
catolicismo actual mantiene una discriminación odiosa entre el hombre y la
mujer, tal discriminación no pasa de lo eclesiástico, mientras que en el islam
traspasa a lo civil y político. Felizmente hay avances en el mundo y en Arabia
Saudita las mujeres pudieron votar y postularse a cargos públicos por primera
vez en la historia. Aunque todavía queda mucho por recorrer (en este país las
mujeres no pueden manejar vehículos y deben pedir el permiso de sus maridos
para todo), el voto universal es un gran avance.
En
nuestra Latinoamérica, también hay razones para alegrarnos del rol del género
femenino en la lucha por la libertad. En Venezuela, dos mujeres, Lilian Tintori
y María Corina Machado, han jugado un rol fundamental en la defensa de los
valores liberales y han contribuido a frenar seriamente las aspiraciones
totalitarias del liberticida régimen chavista.
Finalmente,
si una persona es inepta, impostora y fascista, uno no tiene por qué hacer
miramientos en defender las ideas liberales contra tal persona, aunque sea
mujer. Por tal motivo también me alegro por la señora Cristina Fernández de
Kirchner que terminó su paupérrima gestión como presidente de Argentina. Espero
que vaya a disfrutar los millones de dólares de patrimonio que acumuló durante
las presidencias de ella y su esposo y le haga el favor a los argentinos de no
volver a postularse.
Santa Cruz de la Sierra, 14/12/15
http://javierpaz01.blogspot.com/
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