Javier
Paz García
Un
juego de suma cero es aquel donde la ganancia de unos es proporcional a la
pérdida de otros. El fútbol, el ajedrez y el banco inmobiliario son juegos de
suma cero donde para que uno gane, necesariamente otro tiene que perder. La
guerra es otro juego de suma cero donde solo puede existir un victorioso si hay
un derrotado, aunque más propiamente debemos considerar la guerra como un juego
de suma negativa ya que ambos pierden.
No
sucede lo mismo con el mercado donde por definición ocurren solo transacciones
voluntarias. Un intercambio voluntario solo puede llevarse a cabo si ambas
partes salen beneficiadas del mismo. Si alguna de las partes considerara que su
bienestar empeoraría si hiciera un intercambio voluntario, simplemente no lo
haría. Las personas vamos al mercado a aumentar nuestro bienestar mediante el
intercambio. Si Juan le compra un kilo de tomates a Pedro por 1 dólar,
significa que para Juan esos tomates tienen un beneficio superior a 1 dólar y
para Pedro tienen un beneficio menor a 1 dólar. Ambos se benefician del
intercambio. Si para Juan, ese dólar fuera más valioso que el kilo de tomates,
pues no lo compraría; si para Pedro el kilo de tomates fuera más valioso que el
dólar, pues no lo vendería. La transacción solo puede ocurrir si ambos están de
acuerdo y ese acuerdo mutuo y voluntario solo puede ocurrir si ambos se
benefician. Lo mismo sucede con otro tipo de mercados como son los laborales
donde una persona solo estará dispuesta a trabajar si considera que el sueldo
que recibe es mejor que la alternativa de no trabajar o buscar otro trabajo y
un empleador estará dispuesto a contratar a alguien solo si considera que el
sueldo que paga es inferior al beneficio que recibe del trabajo que contrata.
La relación laboral no es un juego de suma cero, es de suma positiva donde
ambas partes se benefician.
Existen
argumentos debatibles para justificar la intervención del Estado como es el
caso de las externalidades. Por ejemplo una empresa que contamina un río genera
una externalidad negativa. También es debatible la intervención del Estado para
bienes públicos o semipúblicos como la defensa nacional o las carreteras. Digo
“debatible” porque economistas como los premio Nobel Ronald Coase y James Buchanan
dirían que el mercado puede solucionar estos problemas si existen derechos de propiedad
bien establecidos y que al evaluar la intervención del Estado, también hay que
considerar los costos y las externalidades que el mismo Estado genera.
Santa Cruz de la Sierra, 28/12/15
http://javierpaz01.blogspot.com/
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