Javier
Paz García
La edición de hoy de El Deber nos ofrece el artículo Mesa y el justo medio (ED, 26/06/20)
donde los autores afirman que Mesa busca colocarse en el medio entre los
extremos ideológicos de la política boliviana y lo comparan con el “justo medio”
recomendado por Aristóteles. Esto podría considerarse un caso de la falacia de
apelar a la autoridad (argumentum ad
verecundiam). Este argumento consiste en afirmar que algo es cierto porque
tal experto así lo dice. Aristóteles también dijo que “el coraje de un hombre
está en mandar, el de la mujer en obedecer”[1];
creo que en el siglo XXI la mayoría del mundo occidental está en desacuerdo con
esto, aunque lo haya dicho el sabio Aristóteles. Más serio aún es que se saca
fuera de contexto las ideas del filósofo. Aristóteles definía la virtud como el
medio entre dos extremos, por ejemplo, la virtud de la valentía se encontraba
entre dos extremos: la cobardía y la temeridad. En este sentido es razonable
hablar de un “justo medio”, pero en otros casos no: entre los extremos de decir
siempre la verdad y siempre mentir se encuentra el medio de decir mentiras la
mitad del tiempo, pocos calificarían dicha actitud de justa o virtuosa.
Igualmente, entre ingerir un kilo de arsénico y no ingerir nada, no se
encuentra el “justo medio” de ingerir medio kilo, la única alternativa sensible
es la extrema de no consumir ni un gramo de arsénico.
Aristóteles se refería al justo medio para situaciones
que son relativamente permanentes, como ciertas virtudes que son universalmente
reconocidas incluso en diferentes tiempos y culturas. En cambio, hablar del “justo
medio” en cuanto a propuestas electorales es decir que si un candidato propone
construir 10 hospitales y otro propone 20 el del “justo medio” propondrá 15,
pero si el que inicialmente propuso 10, propone 30, el del “justo medio”
propondrá 25. El adjetivo justo
importa un juicio de valor, significa que el objeto que posee esa
característica es bueno, adecuado, virtuoso o algo por el estilo. No sé si yo
calificaría como justo medio a quien toma su posición, no en base a principios,
sino lo que piensan sus rivales, y que para mantenerse en el “justo medio” debe
ir cambiando sus ideas y propuestas al vaivén de sus rivales. Yo concuerdo con
los autores en que Mesa es el candidato del medio, pero no del “justo medio”,
en todo caso podría calificarlo del “oportunista medio”. Carlos Mesa juega bien
ese rol: puede vender su candidatura, trabajar con Goni y desmarcarse de él
cuando las cosas se ven feas, puede renunciar a la presidencia cuando las cosas
se ven feas, puede hablar de defender la democracia pero maquinar y usar las
masas violentas para evitar la sucesión constitucional, puede trabajar con el
MAS y desmarcarse cuando las cosas se ven feas, puede decir una cosa en un departamento
y lo contrario en otro para agradar al público y es el candidato del medio
entre el autoritarismo centralista del MAS y la democracia con autonomía que
defiende la dispersa oposición al MAS.
En noviembre pasado, contra todo pronóstico, nos hemos
librado de la solapada dictadura del MAS. Todavía no estamos libres de volver a
caer en ella y es lamentable que, por lo menos en mi opinión, no haya un solo
candidato que inspire confianza y por el cual uno pueda votar con entusiasmo.
Creo que todavía no podemos olvidar el bien mayor: mantener a la nación en la
senda democrática y acabar con la posibilidad del retorno de la dictadura
masista. En tal sentido la dispersión del voto no ayuda, y yo no descarto votar
por ningún candidato, inclusive por Carlos Mesa, aunque hacerlo sería algo
aciago.
Santa Cruz de la Sierra, 27/06/20
http://javierpaz01.blogspot.com/
1 comentario:
Muy cierto, estamos caminando en la cuerda floja de la Democracia por esta gente tibia que no la piensa dos veces con aliarse a quien no debe, Dios ayude a Bolivia 🇧🇴
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