martes, 9 de junio de 2020

¿El capitalismo generó pobreza o la redujo?


Javier Paz García
La condición normal del ser humano durante la mayor parte de su existencia desde los inicios del homo sapiens hace más de 100.000 hasta hace apenas unos 200 años atrás ha sido la pobreza, una alimentación de subsistencia, altas tasas de mortalidad (alrededor del 50% antes de llegar a la adolescencia) y una esperanza de vida promedio de alrededor de 30 años. La revolución industrial iniciada en Inglaterra a mediados del siglo XVIII y la evolución del capitalismo iniciaron un periodo de prosperidad sin paralelo en la historia. En palabras de dos estudiosos del tema “la burguesía, a lo largo de su dominio de clase, que cuenta apenas con un siglo de existencia, ha creado fuerzas productivas más abundantes y más grandiosas que todas las generaciones pasadas juntas.” Los estudiosos referidos son Karl Marx y Freidrich Engels, dos personas que nadie juzgará de adeptos al capitalismo, quienes en su Manifiesto Comunista de 1848 hicieron la aseveración indicada. Los avances tecnológicos generados por el sistema capitalista, han generado revoluciones en medicina, en comunicaciones y transporte, en energía, en agricultura que han permitido que la extrema pobreza que era de alrededor de 90% de la población mundial desde tiempos inmemoriales hasta el siglo XIX, se reduzca a alrededor del 10% en nuestros días y siga reduciéndose; que un obrero pueda tener heladera, televisor, celular, internet, tiempo de ocio y libertades civiles y políticas; que la mortalidad de niños menores a un año pase de 1 por cada 4 niños nacidos, a alrededor de 1 por 25 niños, haciendo que algo tan normal hasta hace apenas 100 años como que una madre experimente el dolor de ver morir a su recién nacido, pase a ser una excepción en nuestros tiempos.
Pensemos en la vida antes de la revolución industrial, donde el medio de transporte eran el caballo o la carroza, algo limitado a muy pocos, por supuesto no había teléfono, televisión, el acceso a los libros era limitado a unos cuantos, no había alcantarillado ni agua potable, ni bicicletas, ni blue jeans, ni calefacción, ni electricidad, la dieta era muy limitada tanto por la pobreza general como por la dificultad logística de llevar productos a largas distancias, ni los reyes tenían heladeras y la carne fresca era un lujo. La única forma de escuchar música era ir a un concierto, mientras hoy cualquier persona tiene la música que desea en su bolsillo. Conste que esta era la condición para reyes y siervos, para ricos y pobres. La mayoría de la población se dedicaba a la agricultura, la división del trabajo era ínfima y prácticamente todos vivían en la pobreza con la excepción de una minúscula proporción de la población.
Producto Interno Bruto mundial los últimos dos milenios
(trillón anglosajón = 1012)

Población mundial viviendo en extrema pobreza, 1820 – 2015
(billón anglosajón = 109)

% de población mundial viviendo en extrema pobreza, 1820-2015

Como muestra el gráfico previo, en 1820 el 89% de la población vivía en condiciones que hoy son calificadas como extrema pobreza. Para 2015 esa relación se invirtió quedando sólo el 10% de la población mundial en situación de extrema pobreza. Pero la extrema pobreza, no solo ha bajado en términos relativos, sino también en términos absolutos desde 965 millones de personas en 1820 cuando la población mundial era apenas de mil millones hasta 794 millones el 2015 a pesar de que en el planeta se haya aumentado en 7 veces la población a más de siete mil millones de habitantes. Estos datos desmontan el eslogan de que los pobres se hacen más pobres.
La revolución industrial y el sistema capitalista aumentaron tremendamente la productividad de los seres humanos, y con ello aumentó nuestra capacidad de consumo. Podíamos alimentarnos y vestirnos mejor, e incluso gastar en diversión y entretenimiento. El Manifiesto Comunista fue publicado en 1848, y ya en esos tiempos el sistema capitalista había sacado a miles de personas de la pobreza extrema y había creado una clase media que el socialismo llamó burguesía. Seguramente Marx y Engels estarían sorprendidos de cuánta más abundancia ha sido creada por el capitalismo desde entonces. Ahora un obrero trabaja menos horas, con mejores condiciones de seguridad y comodidad, gana más, tiene luz eléctrica, se baña con agua caliente, tiene un Smartphone que le permite comunicarse con cualquier parte del mundo, tiene agua potable y alcantarillado, mayor acceso a salud que un agricultor o artesano de siglos anteriores. Además, existen aviones, automóviles, internet, televisores, calefacción, cine, etc. El riesgo de hambrunas es prácticamente inexistente y solo se da en Estados autoritarios o en situaciones de guerra y la dieta de la persona promedio es mejor, con más calorías y con más variedad. Hoy en cualquier lugar del mundo se puede comprar en un solo lugar almendras producidas en Bolivia, café producido en Brasil o uvas pasas producidas en Estados Unidos.
La agricultura también ha tenido una revolución que mediante la mecanización, fertilización, plaguicidas, manejo de suelos y mejoras genéticas ha permitido un aumento de productividad impensado hace 100 años.
Para ejemplo mostramos el rendimiento por hectárea del maíz en los Estados Unidos desde 1866 al 2014.
Promedio de rendimiento de maíz en los Estados Unidos, 1866 a 2014.

Este aumento en la productividad también ha sucedido en otros cultivos y ha permitido alimentar a la creciente población mundial, a la vez de abaratar el costo de los alimentos. Además, la mayor productividad amplió la libertad de las personas para otras ocupaciones. Hace dos siglos un agricultor alimentaba a 3 a 5 personas y el 90% de la población vivía en el campo[i]. En 2016 un agricultor estadounidense alimenta a 164 personas[ii] que se pueden dedicar a ser contadores, escritores, albañiles, futbolistas, periodistas, políticos, influencers, ingenieros, misses, actores, maestros, comerciantes, etc. La libertad que tenemos para elegir nuestra ocupación significa una riqueza y una ganancia de bienestar difícil de medir y comparar con épocas pasadas.
Una de las áreas más destacadas de innovación es la medicina. Hasta el desarrollo de antibióticos, hasta un rey podía morir de una infección que ahora tiene un tratamiento disponible para toda la población mundial. Vacunas contra la polio, el sarampión, la rabia y un sinfín de enfermedades, transplantes de órganos, mejoras en la higiene, remedios y tratamientos para todo tipo de enfermedades han más que duplicado las expectativas de vida. Desde el paleolítico superior hasta el final de la edad media la esperanza de vida promedio al nacer era de alrededor de 30 años, hoy el promedio mundial es de alrededor de 70[iii]. En 1800 la esperanza de vida en todo el planeta era de 29 años. Hasta 1950 la esperanza de vida en Bolivia era de 40 años; para el 2015 subió a 69 años y en las naciones más desarrolladas ronda los 80[iv].

A lo largo de la historia y de las civilizaciones aproximadamente 1 de cada 4 recién nacidos no sobrevivían el primer año y aproximadamente la mitad no llegaban a la pubertad[v].
Mortalidad infantil
% de sobrevivencia hasta los 5 años. 1800 – 2017.

Como muestra el gráfico anterior, esa proporción no era muy diferente hasta mediados del siglo XIX, cuando comenzó a bajar levemente y luego a partir del siglo XX a reducirse de forma significativa hasta llegar al 3,9% el 2017. Esta reducción se ha dado a lo largo de todos los continentes, aunque a diferentes ritmos, pero incluso los países más pobres y atrasados han tenido significativas mejoras en sus tasas de mortalidad infantil.
Mortalidad infantil según nivel de ingresos, 1990 a 2017

Pocas cosas son más trágicas como la pérdida de un hijo, pero desde el neolítico hasta hace apenas 200 años era normal y frecuente que una madre vea morir a alguno de sus hijos antes de los 5 años (1 de 4 niños morían antes del año de nacido y el 50% de los niños no llegaban a la pubertad); ahora a nivel mundial solo de 1 de 25 niños muere antes del año e incluso los países más pobres tienen estadísticas mucho mejores que el país más rico hace 200 años. Hoy es normal que una madre nunca llegue a experimentar la pérdida de un hijo, a ninguna edad, ¡eso es algo fabuloso! Todavía hay mucho por hacer, especialmente en los países más pobres, pero eso no significa que debamos negar los grandes avances alcanzados.
Si vemos cómo vivía la humanidad desde la antigüedad hasta los albores de la revolución industrial y lo comparamos con la actualidad vemos que hemos pasado de tener una expectativa de vida de alrededor de 30 años a entre 70 y 80; hemos pasado de tener una mortalidad infantil de alrededor del 50% a 5%, incluso en los países más retrasados la mortalidad ha bajado a 10%, un porcentaje mucho mejor que el más rico de los países hace 200 años, lo que representa un número enorme de vidas salvadas; la mayoría de la población tiene acceso a cosas que ni los reyes tenían como electricidad, agua potable, alcantarillado, televisión, MP3, celulares. Desde la revolución industrial a mediados del siglo XVIII y con la propagación del sistema capitalista el ser humano ha tenido un desarrollo inimaginable. El capitalismo ha mejorado las condiciones de vidas de la población mundial en general y ha logrado que por primera vez en la historia de la humanidad que la mayoría de la población no sea pobre. Incluso los países más pobres tienen indicadores, como el de mortalidad infantil, mejores que el de los países más ricos hace 200 años. Por supuesto aquí estamos midiendo la pobreza en términos absolutos a lo largo del tiempo. Pero la pobreza también es relativa y las referencias contemporáneas son más fuertes que compararse con 200 años atrás. Un albañil que utiliza transporte público para moverse, que tiene agua potable, luz eléctrica, celular, internet, vacunas, servicios de salud, etc. no se compara con un campesino, artesano o incluso un noble de la Edad Media que no tenía nada de eso, sino con personas de su propia época que tienen el vehículo o la casa que él no tiene, e incluso en este mundo globalizado, se compara con el estilo de vida de Cristiano Ronaldo, de las hermanas Kardashian, de Jeff Bezos o de algún otro millonario contra el cual es tremendamente pobre. Todos podemos utilizar un marco de referencia que nos haga sentir pobres, pero en realidad, el 90% de la población es afortunada de vivir en esta época de prosperidad, por lo menos en relación a nuestros antepasados. De todas maneras, es vital preguntarnos ¿por qué hay tanta diferencia entre unos países y otros?
PIB per cápita, 1870 – 2016 para diferentes regiones
Ajustado por inflación y diferencias entre países con precios del 2011

¿Por qué el PIB per cápita de la mayoría de los países africanos es tan baja con relación a los europeos? Algunas hipótesis propuestas a lo largo de la historia son la superioridad racial de los europeos, pero entonces no podríamos explicar el desarrollo de Japón y el sudeste asiático o el subdesarrollo de Argentina, un país colonizado por europeos. Otra hipótesis propuesta por Max Weber[vi] es que los países protestantes tienen una ética que premia el esfuerzo y la prosperidad, mientras que los católicos veneran la pobreza y repudian la riqueza; sin embargo, Irlanda, un país católico tiene uno de los PIB per cápita más altos del mundo. Otra teoría es que las zonas templadas son propicias para el desarrollo, mientras las zonas tropicales no. Esta teoría no explica por qué Nueva Zelanda y Australia tienen un PIB alto y Corea del Norte o Mongolia tienen un PIB relativamente bajo. Otra teoría es que los países capitalistas explotan a los países periféricos. Bajo esta hipótesis, ¿cómo explicamos el desarrollo de Japón luego de la Segunda Guerra Mundial, o de Corea del Sur, de Chile, Uruguay, Singapur o Mauritania? Los economistas Daron Acemoglu y James A. Robinson en su libro Por qué fracasan las naciones: los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza, rebaten estas teorías y muestran convincentemente que un factor determinante para el desarrollo de las naciones son las instituciones como la democracia, gobiernos limitados que respeten las libertades civiles y políticas y los derechos de propiedad, apertura de mercados, es decir un sistema capitalista. ¿Y por qué no se desarrolla este marco institucional que trae tanto beneficio y prosperidad a largo plazo? Porque hay élites muy poderosas en razón de controlar el gobierno, cuando el gobierno controla la economía. Si el gobierno dejara de controlar la economía, y no pudiera asignar monopolios y privilegios, la competencia acabaría con esas élites. África abunda en dictadores, el apartheid en Sudáfrica fue un esquema del Estado para subyugar a la mayoría negra en beneficio de una minoría blanca, América Latina tiene una burocracia parasitaria que se alimenta del discurso anticapitalista para generar proteccionismo, clientelismo, capitalismo de Estado y corrupción en un círculo vicioso que se autoalimenta y del que no es fácil salir. La Fundación Heritage anualmente publica el Índice de Libertad Económica[vii], un informe que muestra con estadísticas la relación entre libertad económica y prosperidad y que se constituye en una excelente guía para los gobiernos que realmente quieren el bienestar de sus pueblos. La evidencia es contundente en cuanto en cuanto a la riqueza generada por el sistema capitalista, un sistema basado en la libertad de cada persona para elegir y buscar su prosperidad, sin grupos privilegiados por el Estado ni discriminación.
Santa Cruz de la Sierra, 09/06/20
http://javierpaz01.blogspot.com/


[i] Beth Waterhouse – “A Sustainable Future”. Published online at https://www.pbs.org/ktca/farmhouses/sustainable_future.html
[ii] Fuente: Statista. Published online at
https://www.statista.com/statistics/207339/number-of-persons-fed-per-farmer-in-the-us-since-1940/
[iii] Wikipedia. Esperanza de vida.
[iv] Max Roser, Esteban Ortiz-Ospina and Hannah Ritchie (2013) - "Life Expectancy". Published online at OurWorldInData.org. Retrieved from: 'https://ourworldindata.org/life-expectancy' [Online Resource]

[v] Max Roser, Hannah Ritchie and Bernadeta Dadonaite (2013) - "Child and Infant Mortality". Published online at OurWorldInData.org. Retrieved from: 'https://ourworldindata.org/child-mortality' [Online Resource]

[vi] Max Weber publicó en 1905 “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”.
[vii] Disponible en https://www.heritage.org/index/

2 comentarios:

Unknown dijo...

Excelente, libertad economica, propiedad privada, estado pequeño claves para el desarrollo y crecimiento, CAPITALISMO.

Unknown dijo...

Muy buen análisis de los beneficios del capitalismo, la libertad de emprender, la democracia republicana, y las demostraciones gráficas comparativas del progreso de la humanidad, felicitaciones, esta es una materia para bachillerato.