Javier
Paz García
Una
de las mayores diferencias entre el ser humano y el resto de los animales es su
capacidad de comunicación. La forma de comunicación más avanzada en el reino
animal palidece en comparación al dialecto humano más rústico que podamos
encontrar. Y así como existe esta diferencia entre animales y personas, el buen
uso del lenguaje permite distinguir a una persona culta e inteligente de otra
menos instruida.
El
lenguaje es el instrumento mediante el cual adquirimos, transmitimos y
almacenamos conocimiento. Por ello el buen uso de este instrumento es elemental
para preservar la calidad y la exactitud de lo que queremos transmitir. Los
matemáticos saben esto muy bien porque han sido entrenados en un lenguaje donde
todo debe ser riguroso y preciso. En los lenguajes artificiales como los
utilizados en software, un código erróneo, un punto menos o un punto más, puede
inutilizar todo el programa. Los lenguajes naturales (castellano, inglés, chino,
etc.) afortunadamente tienen una gran flexibilidad y podemos referirnos a la
misma cosa de diferentes maneras utilizando artilugios como sinónimos,
analogías, pleonasmos, sinécdoques, metáforas. Esta flexibilidad permite hacer
del lenguaje no solo una forma de comunicación, sino también de belleza. ¿Qué
es la literatura y más aun la poesía, sino la búsqueda de la belleza en las
palabras? La flexibilidad del lenguaje natural también nos permite ser
imprecisos y aun así comunicarnos razonablemente: verbigracia un comerciante
podría escribir “aqui ay cervesa frio” y los receptores van a entender el
mensaje a pesar de que todas las palabras están mal escritas y la sintaxis es
incorrecta. Nos permite ser redundantes y verbosos, y decir en diez palabras lo
que perfectamente se hubiera podido decir con tres. Nos permite manejar un
vocabulario limitado, pobre y aun así darnos a entender.
Si
el lenguaje es la forma de transmitir conocimiento, entonces un manejo diestro
del mismo debería ser una preocupación de toda persona, pero más aun de quienes
tienen como trabajo la transmisión de conocimiento e información. Esto abarca
prácticamente a todos los profesionales, periodistas y más aun profesores (¡ay!
podría contar anécdotas de profesores universitarios que discrepan con mi punto
de vista en la teoría y en la práctica). Lamentablemente abusamos de las
virtudes de la lengua, para hablar mal y escribir peor, degradamos el lenguaje
y la calidad de la información que transmitimos.
Santa Cruz de la Sierra, 01/10/17
http://javierpaz01.blogspot.com/
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