Javier
Paz García
Con
motivo de la necesidad de un pacto fiscal, el presidente del comité cívico,
Fernando Cuéllar dijo que “gritamos porque queremos a una Santa Cruz libre del
sometimiento de los políticos malos”. A la frase le sobra la palabra “malos”.
¿O es que queremos estar sometidos a políticos buenos, a tiranos ilustrados? El
ideal sería que todos los bolivianos (y no solo los cruceños) estuvieran lo
menos sometidos al poder político.
El
poder político se construye a costa de las libertades civiles. Mientras más
poder tiene un Estado, menos poder tienen los ciudadanos. Por ejemplo, mientras
mayor discrecionalidad tienen los políticos para dictar leyes, mayores son los
abusos a los que está sometido el pueblo. Otro ejemplo, los ingresos de un
Estado dependen de los impuestos que recauda. Mientras más impuestos recauda,
mayor es su poder. Pero los impuestos vienen del trabajo de las personas, es
decir que mientras más recauda el Estado, menos retienen los ciudadanos el fruto
de su trabajo.
El
pacto fiscal, tal como se lo ha planteado, busca distribuir recursos que
actualmente maneja el gobierno nacional para que sean manejados por los
gobiernos departamentales y municipales. Esto es bueno, ya que mientras más
cercano está el poder político al ciudadano, en general, mejor es su desempeño
y su fiscalización. Por ello todos los Estados democráticos aplauden (por lo
menos de palabra) el principio de subsidiaridad bajo el cual, hay que procurar
que la mayor cantidad de competencias estén en manos de los gobiernos más
cercanos al ciudadano, es decir los gobiernos municipales y así vayan escalando
a gobiernos departamentales y luego el nacional. Pero siguiendo este mismo
principio, deberíamos dejar que el ciudadano tenga la mayor cantidad de
atribuciones sobre lo que le compete a su ser, y que el Estado en todos sus
niveles trate de intervenir lo menos posible en su vida. El ideal sería
entonces que el Estado recaude la menor cantidad de impuestos posible y deje en
el bolsillo de los ciudadanos la mayor cantidad del fruto de su trabajo.
El
pacto fiscal procura aumentar el poder de los políticos locales a costa de los
nacionales, eso es un avance, pero no es suficiente para tener un país “libre
del sometimiento de los políticos” (malos y buenos). Los cambios deben ir mucho
más allá, reduciendo impuestos, respetando los derechos humanos, garantizando
la seguridad jurídica y la propiedad privada. Esas son las reformas para
liberarnos del sometimiento a los políticos.
Santa Cruz de la Sierra, 10/09/17
http://javierpaz01.blogspot.com/
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