Javier
Paz García
Imagine
un padre que trabaja toda la semana y que llegado el fin de semana el hijo se
gasta todo el dinero acumulado. Imagine que el éxito de cada agente económico
se mida por el gasto que genera. Bajo este esquema el padre trabajador sería
considerado improductivo, y el hijo gastador sería considerado productivo.
Algo
similar sucede con los gobiernos populistas. El éxito de tales gobiernos
consiste en gastar el dinero que otros han generado. Y por supuesto mientras
más puedan expoliar a unos para dar a otros, mayor será el “éxito” de su
gestión. El problema es que tarde o temprano, ante la falta de seguridad
jurídica y las altas tasas impositivas que requiere el Estado de bienestar, las
inversiones disminuyen y se acaba la plata para distribuir, los subsidios se
deben recortar y los niveles de pobreza (que inicialmente bajan) vuelven a
subir a niveles superiores al periodo inicial del populismo.
En
su artículo La relección descartada (El Deber, 25/10/13) Reymi Ferreira
califica de exitoso el modelo económico de los Kirchner y afirma que “distribuyó
más equitativamente el excedente, disminuyó la pobreza, mejoró el empleo y
fortaleció la industria”. Semejante afirmación hace 5 años, hubiera pecado de
superficialidad porque en ese entonces la economía argentina estaba en mejor
situación que digamos el 2002, pero decir eso ahora es simplemente ceguera,
propaganda o desconocimiento de la realidad. La industria argentina sufre
graves problemas para abastecerse de insumos por las trabas de importación, la
inseguridad jurídica y las restricciones cambiarias, el empleo está en declive
por la falta de inversión, la inflación carcome el ahorro de todos, pero
especialmente de los más pobres, el Estado se ha gastado las pensiones de los
argentinos que por ende corren el riesgo de no tener jubilación y los fondos
para seguir subvencionando servicios y redistribuyendo “excedentes” se están
agotando. La Argentina se hunde en una crisis precisamente por el modelo
“exitoso” de los Kirchner, al igual que Venezuela por el despilfarro de Chávez,
a quien por cierto Ferreira también considera un gran líder.
El
aparente éxito del modelo se debe a un periodo extraordinariamente favorable
debido a los altos precios de las materias primas. El hecho de que los precios
de las materias primas sigan altos y que a pesar de ello Argentina tenga todos
los problemas que tiene es evidencia contundente del fracaso e insostenibilidad
del modelo.
Santa Cruz de la Sierra, 27/10/13
http://javierpaz01.blogspot.com/
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