Javier
Paz García
Hay
dos motivos para rechazar la penalización de las drogas. El primero es ético y
tiene que ver con definir el rol del Estado en la sociedad. Los seres humanos
vivimos en sociedad y creamos al Estado para ejecutar ciertas actividades de
interés común. Pero el Estado no debería involucrarse en temas que atañen
estrictamente al individuo: entre estos temas se encuentra las preferencias de
consumo de cada persona.
Por
supuesto, no es incongruente para un socialista apoyar la penalización de las
drogas, porque el socialismo es precisamente la enajenación de toda libertad
individual y la tutela de un Estado todopoderoso y paternalista. Pero quienes
creemos en los principios de la libertad y el rol limitado del Estado no
podemos apoyar esta visión. Si admito que el Estado tiene tutela para decirme
que no puedo consumir cocaína, bajo el argumento de que es dañina para mi
salud, entonces también tengo que admitir que el Estado tiene tutela para
decirme cuánta sal, azúcar refinada o carnes rojas debo consumir; tiene tutela
para prohibir el cigarrillo, la cerveza o el automovilismo; y si llevamos el
argumento a su consecuencia lógica, debo admitir que tiene tutela para decidir
sobre la educación de mi hijo y obligarlo a aprender quechua o aimara, cuando
yo como padre preferiría que aprenda inglés o chino mandarín.
Hay
otro motivo, que es práctico. La lucha contra las drogas no solo ha sido
desastrosa, sino también contraproducente. Hoy mueren en Méjico más personas
debido a la violencia que la lucha contra la droga genera, de las que morirían
por el consumo en sí mismo si la droga fuera legal. Si las drogas fueran
legales, el grupo terrorista colombiano FARC no tendría el monopolio que le da
sustento. Si la ilegalización de la droga tiene como objetivo que menos gente
muera, entonces el remedio ha resultado peor que la enfermedad. La lucha contra
las drogas ha permitido el nacimiento de mafias y carteles que infectan a la
sociedad y el Estado, permean todas las instituciones y exacerban la
corrupción; ha incentivado el tráfico de armas que tarde o temprano terminan en
las manos de bandidos locales y matan a gente inocente que nada tiene que ver
con el tráfico o el consumo de estupefacientes.
Si
toda la violencia, muerte y corrupción que la lucha contra las drogas genera
tuviera como recompensa su efectiva desaparición, entonces quienes defienden la
penalización tendrían un argumento a favor, pero la realidad es que es posible
encontrar drogas en cualquier país del mundo.
Santa Cruz de la Sierra, 17/11/13
http://javierpaz01.blogspot.com/
2 comentarios:
Acabo de leer tu publicación del año pasado debido a que el título me llamo mucho la atención, y temo que no estoy de acuerdo con tu posición.
Primero, las drogas no pueden ser consideradas como cualquier bien, como el azúcar refinada o las carnes rojas que mencionas, debido a que, a diferencia del azúcar y la carne, las drogas tienen un alto grado de adicción y en si no son bienes si no males porque deterioran de sobremanera el cuerpo humano. Continuando con lo primero, Esta adicción se traduce en un peligro para la sociedad, y es por esto que están prohibidas, no solo dañan al ser que las consume, si no a todo el entorno de esta persona, ya que por su adicción son capaces de robar y hasta matar para conseguir su droga, esto te lo puede explicar muy bien un buen especialista en el tema.
Por otro lado, me gustaría que me demostraras con datos que Hoy mueren en México más personas debido a la violencia que la lucha contra la droga genera, de las que morirían por el consumo en sí mismo si la droga fuera legal, porque si este es solo un comentario muy personal puede ser bastante desatinado.
Yo me imagino un escenario donde las drogas son legales, y me imagino graves consecuencias tanto económicas como sociales. Si vuelves legal la droga promueves su adicción, la consumirán no solo las que ahora las consumen, si no otros que de no ser legal la droga no la consumirían. Dependiendo de la droga que consuman, la mayoría de estas personas se volverían adictas, no podrían tener un trabajo estable ya que la adicción no se los permitiría, y no contribuirían al PIB con su trabajo. Las relaciones internacionales con el país que vuelva legal las drogas también se verían afectadas, ya que no muchos países estarían de acuerdo con esa posición, y dependiendo de su importancia a nivel mundial, este país puede ser vetado por muchos países que no aceptarían la legalidad de la droga. Por otro lado, es cierto que se atraería mucho turista pero ¿que clase de turista?. Bueno esa es mi posición.
Estimado anónimo:
Concuerdo plenamente con usted cuando afirma:
1) Las drogas por su cualidad adictiva, son diferentes a otros bienes de consumo.
2) Las drogas son dañinas para la salud
3) Las drogas causan sufrimiento, no solo al consumidor, sino también a los seres queridos.
Para aclarar, la palabra “bien” en este caso, significa algo que la gente apetece y no tiene una implicación ética o moral. Más allá de los efectos buenos o malos que puedan tener sobre la salud o la sociedad, en la medida que la gente las demande, las drogas son bienes de consumo, al igual que el paracaidismo o las carnes rojas.
Ahora paso a exponer los puntos en los que discrepo con usted.
1) Es cierto que la droga puede llevar a la criminalidad, pero eso no es un motivo suficiente para prohibirla. También el alcoholismo puede llevar a la criminalidad y mucha gente muere por peleas entre borrachos o atropellados por borrachos y no prohibimos el alcohol. Considero que si un alcohólico o un drogadicto cometen un crimen o conducen en estado de ebriedad/drogado, pues que se los debe castigar de acuerdo a ley. También las sectas religiosas enajenan a la persona y causan gran sufrimiento entre los familiares y no por ello se justifica que el Estado prohíba o regule la religión. Creo que el hecho de que algo sea dañino o adictivo y cause sufrimiento no es motivo suficiente para que el Estado lo prohíba.
2) La noción de que si las drogas fueran legales gran parte de la sociedad se volvería drogadicta e improductiva me parece exagerada y alejada de la experiencia histórica. Le recuerdo que las drogas recién fueron prohibidas recién en los 70s y antes de eso, no sucedía lo que usted vaticina. Sigmund Freud era adicto a la cocaína y no le impidió trabajar, hoy en día muchos consumidores son miembros productivos de la sociedad. Sin lugar a dudas, si las drogas fueran legales, aumentaría el número de consumidores, pero no creo que sucedería lo que usted teme. Hoy en Holanda muchas drogas son legales y tampoco hay la sociedad destrozada que usted vaticina.
3) Según el Center for Disease Control, aproximadamente 5000 personas mueren al año en los Estados Unidos por sobredosis de cocaína. Por otro lado, durante el sexenio del presidente Felipe Calderón Hinojosa “se dieron más de 121 mil muertes violentas relacionadas con el narcotráfico, aproximadamente una muerte cada 30 minutos, según datos de la Procuraduría General de la República (PGR)… Asimismo, en el informe se señala que en la guerra contra el narcotráfico, de 2006 a 2012, en nuestro país se produjeron más muertes que en los conflictos de Irak (2008-2009), Sri Lanka (2010-2011) y Libia (2012).” Yo personalmente preferiría vivir en un país donde la droga es legal que vivir en Sinaloa, donde justos y pecadores pagan y viven atemorizados por los carteles que la ilegalización alimenta. Su usted, estimado anónimo, se basa en datos, puede concluir que la lucha contra la droga, mata tanta o más gente de lo que morirían si las drogas fueran legales.
4) Es posible que si un solo país legaliza las drogas, el efecto sea perjudicial para ese país. Yo propongo una legalización a nivel mundial, lo cual acabaría con los carteles violentos que hoy controlan las drogas y causan tantas muertes.
Para concluir, espero que no me malinterprete, yo considero que las drogas son malas y tenemos que educar a los niños para que las eviten. Nada me daría más pena que tener un hijo con problemas de drogadicción. Creo que la drogadicción es un problema de salud, y debe tratarse como tal. No estoy de acuerdo con que se lo convierta en un problema criminal como sucede actualmente. No estoy de acuerdo, primero por una cuestión de principio, porque creo que no es asunto del Estado decir que puede o no puede consumir una persona libre y adulta. Y no estoy de acuerdo por una cuestión práctica, porque en los hechos la lucha contra las drogas no solo ha sido un fracaso, sino que ha sido contraproducente provocando más muertes y más violencia de que supuestamente lograría evitar. El remedio ha sido peor que la enfermedad.
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