Javier
Paz García
Tal vez solo en Bolivia pueden darse los casos más
escandalosos de corrupción, espionaje, tráfico de influencias, robo,
deshonestidad de autoridades públicas sin pase nada. El FBI ha encontrado
infraganti a un coronel de policía en pleno acto de extorsión. La Policía
Boliviana simplemente lo ha dado de baja y el gobierno se ha hecho el
desentendido y caso cerrado. De cierta manera la reacción se entiende porque en
un país tan corrupto como Bolivia, un caso más no es ninguna novedad y no debe
sorprender a nadie. Aquí la corrupción y la trampa es lo normal. Por eso, el
gobierno puede hacer seguimiento a opositores, intervenir celulares, armar
tramoyas como muertos incluidos para culpar a la oposición, y al ser
descubiertos no pasa nada, simplemente impera la ley del más fuerte. Por eso es
posible que un concejal falsifique su título universitario y siga en el cargo,
cuando en otros países presidentes y primeros ministros deben renunciar por lo
mismo.
Yo sostengo que los culpables de esta situación no son los
políticos, sino los electores. Cuando un político comete un acto ética o
legalmente censurable y vuelve a ser reelegido por el voto popular, el mensaje
que la ciudadanía manda al resto de la clase política es que no hay castigo por
cometer actos ilegales o inmorales. La clase política es un reflejo de la
ciudadanía y si tenemos políticos corruptos y ladrones, la ciudadanía en
general no está muy lejos de ellos.
Si queremos un Estado más eficiente y transparente, pues
tenemos que empezar por elegir a políticos preparados y honestos. Esto no
siempre es posible, ya que en el abanico de opciones que tenemos es infrecuente
encontrar candidatos honestos y capaces. A menudo tenemos que elegir “al menos
malo” de todos. También nos equivocamos a la hora de elegir, porque no
conocemos al 100% las intenciones y los valores éticos de los aspirantes a
servidores públicos. Pero lo menos que podemos hacer, si de verdad nos molesta
la corrupción, el robo y la mentira, es no reelegir a políticos que han sido
encontrados en actos de corrupción, robando o mintiendo. El hecho de personas
corruptas, ladronas y mentirosas sean reelegidas, significa que en realidad, la
búsqueda de un Estado más transparente y menos corrupto no es una de nuestras
prioridades.
Santa
Cruz de la Sierra, 08/09/13
http://javierpaz01.blogspot.com/
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