jueves, 31 de enero de 2013

Sobre la moral de los socialistas


Javier Paz García
El socialismo propugna la centralización del poder político y económico en manos de unos cuantos. Propugna que un pequeño grupo de burócratas controle todos los campos de la actividad humana. El socialismo rechaza la propiedad y la iniciativa privada sobre bases morales, como ser el rechazo al egoísmo, la falta de solidaridad, la explotación y otros males que los socialistas endilgan al sistema capitalista.
Un corolario de estos postulados es que los socialistas se creen poseedores de una moral y una inteligencia superiores al resto de la población. Porque solo suponiendo esa superioridad moral e intelectual se puede justificar que un pequeño grupo de burócratas decida qué educación impartir, qué puede la prensa publicar, qué se debe producir y a qué precios, qué se permite pensar y opinar, etc.
¿Se justifica la hipótesis de que los socialistas son moralmente superiores al resto de la población? Un repaso histórico nos mostrará que entre los gobiernos socialistas del mundo ha existido tanta o más corrupción que entre gobiernos con otras tendencias políticas, los jerarcas socialistas han sido tan proclives como cualquiera a enriquecerse y abusar del poder, así como a vicios de índole personal como el alcoholismo, a la infidelidad conyugal, el abuso a las mujeres, etc.
¿Se justifica la hipótesis de que los socialistas son intelectualmente superiores y más capaces que el resto de la población? Nuevamente un repaso histórico nos enseñará que a la larga donde hay socialismo la economía es mal manejada y a mayor socialismo mayor descalabro. El manejo de empresas estatales en todas partes del mundo casi sin excepciones termina en fracasos, estafas y quiebras.
¿Se justifica la hipótesis de que el socialismo defiende a las mayorías? Donde se implanta el socialismo rápidamente se restringe o se elimina la libertad de expresión y se persigue a los opositores políticos. A la larga, donde existe socialismo, la mayoría de la población se mantiene en la pobreza o incluso empeora su condición económica. Y cabe preguntarse, ¿si los socialistas tienen el respaldo de las mayorías entonces por qué restringen la libertad de expresión y anulan o amañan los procesos electorales?
Luego de descartar una superioridad moral e intelectual y la lucha en pro de las mayorías por parte de los socialistas podemos concluir que lo que queda es solo hambre de poder. Queda la búsqueda de riqueza, poder y fama. Queda el ego y el egoísmo que ellos dicen combatir.
Santa Cruz de la Sierra, 27/01/13
http://javierpaz01.blogspot.com/

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