Javier Paz
García
Evo
Morales subió al poder con la promesa de un cambio. Cambio con respecto a la
corrupción, al pillaje, al tráfico de influencias y al enriquecimiento ilícito
que caracterizaron a los gobiernos anteriores. Postuló un cambio moral, con
gente honesta y trabajadora que iba a velar por los intereses del pueblo. ¿Hubo
ese cambio moral? ¿Son nuestros actuales gobernantes moralmente superiores a
sus antecesores? Veamos:
El
líder del MAS y presidente de Bolivia, Evo Morales, proclamado por sus
allegados como “reserva moral de la humanidad” fue denunciado por la madre de
uno de sus hijos por no pagar pensión. Asumió de presidente con la promesa de
que en su gobierno no habría muertos y hay decenas. El mismo Evo cometió la
impostura de decir que cuando algo no es legal él le mete nomás, su doble moral
con respecto a su discurso en defensa de los indígenas y el medio ambiente y el
caso de la carretera por el TIPNIS es evidente: ¡Hasta ahora existen
responsables de la golpiza a los marchistas indígenas! El vicepresidente Álvaro
García declaró orgulloso que él aprendió a matar. La estatal petrolera YPFB ya
tiene acumulado varios escándalos por corrupción. El caso Sanabria muestra
hasta donde ha llegado el narcotráfico. Y cuando el caso Ostreicher parecía ser
la cúspide de la corrupción moral que impregna al partido de gobierno, aparece
un video de un asambleísta regional del MAS violando a una mujer ebria. El
senador Fidel Surco abandonó a su esposa que se encuentra inválida por una
bomba que venía en un paquete que según ella, él le indicó que abra; tuvo un accidente
manejando borracho. Algunos lo consideran un héroe por pedir a las cerveceras
que no incrementen el precio de esta bebida. El senador del MAS Eugenio Rojas
es famoso por el cruel, grotesco, macabro y repugnante degollamiento de perros
bajo la amenaza de que lo mismo le iba a suceder a los cruceños. Margarita
Teran, quien fuera alta dirigente del MAS y asambleísta constituyente, fue
detenida junto a su hermana con 147 kilos de cocaína. Y la lista podría
continuar, con casos de impunidad, corrupción, tráfico de influencias y otras
tropelías que involucran a funcionarios (altos y bajos) de la actual
administración.
¿Pueden
los actuales gobernantes atribuirse una superioridad moral con respecto a sus
antecesores? De ninguna manera.
Santa Cruz de la
Sierra, 03/02/13
http://javierpaz01.blogspot.com/
1 comentario:
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