Javier Paz García
Ayer fue un día diferente, fui en bici al comité a llevar una donación pregunté en qué podía ayudar. Me dijeron que necesitaban camionetas así que ofrecí la mía. Volví en bici a mi casa y comenzó un periplo para llegar hasta el comité. Incluso con el pase de circulación, la gente desconfía y también hay calles donde simplemente no se puede pasar, porque está trancado con vehículos y no hay nadie o es muy complicado mover los objetos. Para cuando llegué ya no necesitaban ayuda y ahí estuvimos un buen tiempo de ociosos con mi cuñado quien también se había ofrecido a ayudar con su camioneta. Vimos la llegada de Luis Fernando Camacho de La Paz, generando alegría y aplausos de todos los presentes.
Luego de un largo rato de no hacer nada me acordé que mi tía Kitty Landívar siempre está ayudando en el comité cívico femenino así que me fui al último rincón del comité, donde las damas cívicas tienen su sede. Ahí estaba ella y un montón de valientes mujeres haciendo un trabajo oculto, preparando sándwiches de mortadela, cortando queques en rodajas y sirviendo refrescos a los jóvenes presentes. Alguien dijo que necesitaban recoger una donación de 200 kilos de pollo de la zona sur para llevar a un hogar de niños y que no tenían en qué ir; entonces yo me ofrecí y fui con una escolta de 6 jóvenes voluntarios llenos de pasión por la causa democrática y yo feliz de poder ayudar. Fuimos con todas las dificultades que tiene atravesar la ciudad, recogimos lo que en realidad no eran 200 kilos, sino 200 octavos (como nos indicó la persona que nos entregó la donación) que equivalen a unos 45 kilos aproximadamente. Luego fui a recoger una donación de 50 platos de majadito de un restaurante de la zona de Sirari. Cuando llegué al lugar, la señora tenía la comida en 6 bolsas y empecé a cargarlas en mi camioneta. Cargamos 5 y al querer cargar la 6ta. me dijo que no era para el comité, sino para donar a las personas que bloqueaban en su barrio.
Esta lucha apenas se hace con dinero, no es gente pagada la que está en las calles cuidando su cuadra o su rotonda, no hay coerción para que la gente done su tiempo, para preparar un sándwich o llevar alimentos a un hogar. Es la solidaridad la que nos mueve y el sentido de tener una causa justa. Las mujeres del Comité Cívico Femenino hacen una labor oculta, sin prensa, sin reconocimiento, pero llena de sacrificio y amor por su tierra y por su gente y lo hacen todos los días ¡Realmente se merecen nuestra admiración! Hay jóvenes que donan su tiempo, chefs que donan su talento para preparar un delicioso majadito, otras que llevan pan, agua, sodas y tantas cosas que se necesitan, los vecinos que llevan café a quienes cuidan las calles y tantas otras muestras de solidaridad. Si algo positivo podemos encontrar a estos momentos oscuros de nuestra historia, es que también sale a relucir lo mejor de nosotros: la solidaridad, el sentido de justicia, el amor al prójimo.
Santa Cruz de la Sierra, 29/10/19
http://javierpaz01.blogspot.com/
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