Javier
Paz García
Un
derecho humano no es algo que el Estado otorga, sino al contrario es una
libertad inherente al ser humano que el Estado no debería conculcar. Por
ejemplo, la libertad de expresión es un derecho humano. Cada persona desarrolla
sus propias ideas y pensamientos el Estado no debería castigar o prohibir el
derecho de las personas para expresar tales ideas.
El
agua no es un derecho humano, es un bien económico, que efectivamente es
indispensable para vivir, pero que para obtenerse requiere de trabajo, al igual
que requiere de trabajo hornear pan o cosechar trigo.
Para
entender la diferencia entre en verdadero derecho humano y un bien económico, podemos
imaginar este sencillo test: si una persona se traslada al medio de un desierto
o a lo más inhóspito de una selva, sigue manteniendo su derecho a la libertad
de expresión, es decir, el Estado no debe prohibirle expresarse donde sea que
esté. El lugar donde viva no afecta en nada la libertad de expresión de esta persona
y el Estado no necesita hacer nada adicional para garantizar tal derecho. En
cambio si el agua fuera un derecho humano, como proclaman muchos, el Estado
estaría en la obligación de llevarle agua a ese ermitaño (y a cada habitante
dentro de su territorio) donde sea que se encuentre, a construirle pozos, hacer
canales y asegurarse que no le falte el líquido vital. Imagine que la inversión
necesaria para llevarle agua a este único ermitaño fuera de 1 millones de
dólares anuales: por supuesto que sería absurdo hacerlo. Aunque entre los
derechos que tenemos los seres humanos está el de elegir donde vivir, y por
tanto si alguien quiere vivir en el desierto, el Estado no debería prohibirlo,
esto no significa que el Estado deba procurarle el sustento o proveerle agua
potable.
Es
indudable que el agua es prioritaria para la vida, pero eso no la convierte en
un derecho humano; es un bien económico que requiere de inversiones y de
trabajo, al igual que el pan, la carne o las verduras. No garantizamos el pan,
la carne o las verduras declarándolas “derechos humanos”, sino generando
condiciones para que hayan panaderos, carniceros y agricultores. Dar
condiciones para que las empresas puedan proveer de agua a la población es la
mejor forma de garantizar su suministro. Hacerla un “derecho humano” y ponerla
en manos del Estado es la mejor forma de lograr su escasez.
Santa Cruz de la Sierra, 08/01/17
http://javierpaz01.blogspot.com/
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