Javier
Paz García
La
interacción humana se vale de los diferentes idiomas que el ser humano ha ido
desarrollando, desde las lenguas vernáculas hasta los complejos idiomas de
programación. Y mientras los lenguajes de programación requieren de exactitud y
rigurosidad, los naturales tienen tanta flexibilidad que nos permiten ser
chabacanos y aun así hacernos entender.
Sin
embargo, el abusar de la chabacanería puede llevarnos a cometer errores de
comunicación e interpretación. Verbigracia, no es lo mismo decir “No quiero
comer” a decir “No, quiero comer”; “Solicito empleada, inútil presentarse sin
referencias” vs. “Solicito empleada inútil, presentarse sin referencias”; “Él
viaja sólo en avión” vs. “Él viaja solo en avión” o “Vamos a comer, niños” vs.
la atroz “Vamos a comer niños”.
Por supuesto, las sutilezas del lenguaje no se
limitan al lugar donde colocamos la coma en una oración. Recientemente a una
concursante de belleza le preguntaron: “¿Qué le diría a la gente que no le
gustan los certámenes de belleza?”. La respuesta que quiso dar – o para ser más
riguroso, la respuesta que yo supongo que quiso dar – es bastante razonable e
incluso inteligente; la respuesta que dio la ha convertido en objeto de burlas.
Ella respondió que “Los certámenes de belleza están hechos para las personas
que les gustan los certámenes de belleza. Por ejemplo, a mi me gusta el fútbol
y no el básquet” cuando lo que quiso decir – nuevamente para ser riguroso, lo
que yo supongo que quiso decir – es que a quienes no les gustan los concursos
de belleza, tienen la opción de no mirarlos y dedicar su tiempo a otras cosas
que sí sean de su agrado, pero que existe un sector de la población que
disfruta de los concursos de belleza y en una sociedad libre cada persona tiene
derecho a usar su tiempo como le plazca y ver (o no ver) los programas de
televisión según sus preferencias.
Reitero
que lo que creo que quiso decir es inteligente y propio de una persona tolerante
que respeta las diferencias. Felizmente lo que dijo es una simpática tontería,
una tautología, una repetición inútil que no genera nueva información, algo
análogo a decir que “el color blanco es blanco porque es blanco” o “me gusta la
piña porque es deliciosa” pero que tuvo el mérito de hacernos reír e interesarnos
más por los concursos de belleza.
Santa Cruz de la Sierra, 02/08/15
http://javierpaz01.blogspot.com/
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